Nadie cede… ni cederá: Monólogos. No debate

En apenas dos debates de los veintidós que acordó el Senado para discutir el proyecto de reforma petrolera, la iniciativa presidencial de Felipe Calderón, enviada el pasado 8 de abril, ha sido cuestionada hasta por quienes la apoyan, y destrozada por “los nacionalistas”. Nadie cede en sus posturas.

En el propio partido Acción Nacional ya se habla de aceptar ajustes. Dice el senador Rubén Camarillo, secretario de la Comisión de Energía e impulsor del proyecto: “La vamos a modificar, no podemos ir a un debate con oídos sordos”. Y el ex secretario de Energía, Fernando Elizondo, adelanta: “Yo observo que sí requiere ajustes y observo los primeros en el régimen de excedentes”.

La primera semana de debates devino en un choque de ideas, de proyectos, de visiones entre “privatizadores y nacionalistas”. Lejos ha estado la discusión técnica que se anunció como parte del acuerdo entre el Frente Amplio Progresista (FAP) con el PRI y el PAN para liberar las tribunas del Congreso tomadas en abril. Entre el martes y jueves, en las mesas de “Principios rectores de la reforma a Pemex”, hubo una lluvia de ideas y propuestas con más carga política que técnica.

El propio dirigente de Acción Nacional, Germán Martínez, que iría a defender la iniciativa del Ejecutivo, se subió al ring de las descalificaciones al líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. En media hora de discurso dedicó más tiempo a los ataques al tabasqueño, que al alegato a favor de una iniciativa que propone abrir Pemex a la inversión privada en refinería, ductos, transporte, explotación y exploración.

“Así estaba formulada esta primera parte. A partir de los próximos foros ya veremos el debate técnico”, justifica el presidente de la Comisión de Energía, Francisco Labastida.

El pasado 7 de mayo, la Comisión de Energía acordaba un listado con los ponentes que se convocaría a los primeros cinco foros. Aunque se determinó “despartidizar” las invitaciones, cada partido presentó sus propuestas, a petición de los propios participantes que pidieron que no se les etiquete con una ideología o partido.

Así, se determinó que en la primera mesa participasen los dirigentes nacionales del PRI, Beatriz Paredes, del PAN, Germán Martínez, y del PVEM, Jorge Emilio González. El FAP invitó al ex candidato presidencial y fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas; al historiador Lorenzo Meyer y al “secretario de Relaciones Políticas del gobierno legítimo”, José Agustín Ortiz Pinchetti. El PAN agregó al listado de la primera mesa al ex embajador de México en la OCDE e investigador del CIDE, Carlos Elizondo.

En el segundo foro, también para hablar de principios rectores de la reforma a Pemex, declinó participar el ex canciller Fernando Solana. Debatieron el historiador Héctor Aguilar Camín, propuesto por el PRI; el rector y ex rector del ITAM, respectivamente, Arturo Fernández Pérez y Javier Beristáin, así como el politólogo presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo, Luis Rubio, invitados a petición del PAN. La coordinadora de las Adelitas, Claudia Scheinbaum; el coordinador del FAP, Porfirio Muñoz Ledo, y el ingeniero Javier Jiménez Espriú, a propuesta del PRD, PT y Convergencia.

Con esa pluralidad, el primer día de discusión fue intensamente político. El formato poco ayudó, porque tan sólo con las exposiciones de los ocho panelistas se consumieron cuatro horas.

La mayoría aguantó, excepto el panista Martínez Cázares que atacó “a los resentidos por los resultados de la elección de 2006” y luego prefirió irse a dar entrevistas radiofónicas, y el Niño Verde Jorge Emilio González, que se disculpó para atender actividades personales.

Por tratarse de los dirigentes de partido, el Senado “se brincó” el reglamento aprobado de insacular el orden de las participaciones y dio turno preferente a los dirigentes y representantes de los tres partidos mayoritarios, es decir, a Germán Martínez y a Beatriz Paredes, así como al enviado de López Obrador, Ortiz Pinchetti.

Martínez Cázares defendió la iniciativa presidencial de reformas a Pemex y acusó de mentirosos a los que afirman que el gobierno quiere vender la empresa al extranjero. Sin mencionar por su nombre a Andrés Manuel López Obrador, advirtió que no permitirán que el “nacionalismo falsario”, ni los resentidos por la derrota electoral de 2006 vayan a “privatizar la reforma” y agregó que no permitirán que Pemex sea rehén ni botín de nadie. Luego, se pronunció a favor de la inversión privada en los rubros más polémicos de la iniciativa, como son explotación, refinación, ductos y el régimen de permisos y contratos. Dijo que Pemex requiere para su modernización de 85 mil millones de dólares, pero cuando el ingeniero Cárdenas le cuestionó cómo se calculó esa cifra, eludió una respuesta y optó por hacer un reconocimiento al hijo del ex presidente
Lázaro Cárdenas.

La noche anterior, en Metepec, los priistas anunciaban que no había consensos en torno a una contrapropuesta al proyecto calderonista. Convocados por el mandatario mexiquense, Enrique Peña Nieto, los gobernadores asistentes externaron su inconformidad con el régimen fiscal y otras medidas propuestas por los senadores Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida, aunque sí apoyaron otras y con ese proyecto llegó Paredes Rangel al debate del martes 13.

La propuesta tricolor demolió el proyecto calderonista. Los panistas encabezados por los coordinadores Santiago Creel y Héctor Larios guardaban silencio. “¡Debo ser enfática! No aceptamos la privatización abierta o encubierta de las refinerías. No apoyaremos cambio alguno que signifique compartir la renta petrolera con empresas privadas, nacionales o extranjeras, ya sea por la vía directa o los contratos de riesgo”, sintetizó.

Y luego enunció los ajustes por los que va el priismo: control y poder de los gobernadores en la rendición de cuentas y excedentes petroleros, así como participación “cuando sea posible” en las llamadas empresas espejo o filiales de corte estatal que vendrían a sustituir a las actuales subsidiarias de Pemex, incluyendo refinación.

Al proyecto calderonista de transparencia para Pemex, con un comisario y consejeros todos nombrados por el Ejecutivo, la líder priista también le puso “peros”. Pidió un ente autónomo, con consejeros de reconocida experiencia, sin conflictos de interés, nombrados por el Ejecutivo y ratificados por el Senado, con periodos escalonados de cinco años.

Y se fue con los excedentes, que en el sexenio foxista alcanzaron los más altos ingresos para México de los últimos años. “Que se revise el destino de los excedentes petroleros, para destinar más recursos a la inversión de Pemex” y se aumenten, de ahí, las participaciones a los estados.

Sin ser experto en el tema, Ortiz Pinchetti se apersonó para leer el posicionamiento de López Obrador en el arranque de esta discusión y delinear la propuesta de reformas a Pemex, que horas después desglosaría Claudia Scheinbaum en el foro siguiente. El ex consejero electoral del IFE no dejó dudas de su participación. “Vengo a leer un documento elaborado por el licenciado López Obrador”.

Acusó que la iniciativa de Calderón es una contrarreforma privatizadora, que alienta la corrupción, socava la soberanía y viola la Constitución. “Sólo pretende entregar esta industria a los grandes tiburones del mundo de los negocios”.

Hay coincidencias

Pero ese día, el debate se lo llevó el ingeniero Cárdenas. En una exposición de treinta minutos, repasó históricamente el desarrollo de la industria petrolera nacional. Descalificó la legalidad de la iniciativa presidencial en materia petrolera, al argumentar que si bien no reforma la Constitución, sí privatiza áreas estratégicas reservadas al Estado, al permitir los contratos de riesgo, la entrega de concesiones para refinación, explotación y exploración.

Y luego, jurídicamente, desmenuzó cada una de esas violaciones, que parten de un diagnóstico oficial “falaz y alarmista”. “Sólo la nación, a través de Pemex, puede otorgar concesiones de exploración y explotación, por lo que la Comisión del Petróleo que propone Calderón viola la Constitución. En refinación, transporte, almacenamiento y ductos, la Constitución prohíbe dar contratos a terceros. En aguas profundas, no hay tecnología patentada y Hacienda debe soltar el control de los excedentes, que este año rebasarán los 20 o 22 mil millones de dólares, suficientes para invertir”.

Exigió cancelar los contratos de servicios múltiples que ya aplican al gas en la Cuenca de Burgos, que son idénticos a la propuesta calderonista de contratos “de buen desempeño”. Planteó que la plataforma de exportación petrolera la fije anualmente el Congreso, para preservar que guarde relación con respecto a las reservas probadas y garantizar la seguridad energética del país.

Una y otra vez exigió que el gobierno diga cuánto dinero requiere para modernizar la empresa, pero no obtuvo respuesta ni de los invitados por Acción Nacional ni de los legisladores de ese partido.

—¿Qué le pareció el debate? ¿No se perdieron en el discurso político más que técnico?, se le preguntó concluida la primera mesa de discusión.

—Muy bien. Técnico, político, de todo vimos.

En entrevistas radiofónicas posteriores, el líder moral del perredismo dijo que en el debate expresó haber acudido con la representación sólo de sí mismo, resumiría: “Yo creo que coincidí con otros de los participantes en este primer foro sobre política petrolera. Esto me parece positivo”.

“Con Lorenzo Meyer, con David Ibarra, Beatriz Paredes Rangel me parece que hubo coincidencias, con el señor Ortiz Pinchetti, lo que quiere decir que aun cuando nos movemos en distintos sectores con distintos grupos, estamos conscientes de lo que debe ser una política petrolera distinta”.

En el segundo debate, el historiador Héctor Aguilar Camín fue enfático en su juicio de los problemas que ahogan a Pemex: “Está atado a la mitología nacionalista” y con una gran debilidad fiscal del Estado.

Su postura a favor de discutir libremente, sin tabúes, el tema petrolero, causó una gran polémica al plantear que si es necesario revisar la Constitución, que se discuta.

Sheinbaum presentó el proyecto “pejista” de rescate a Pemex, sustentado en el fortalecimiento del monopolio estatal como motor del desarrollo nacional, con un comité anticorrupción y con control de los excedentes.

Los académicos del ITAM Javier Beristáin y Arturo Fernández, así como el politólogo Luis Rubio, rechazaron que la iniciativa presidencial sea privatizadora. “En todo caso, los contratos serían subrogaciones de servicios”, argumentó Fernández.

Ese panel, al final, coincidió en que la iniciativa de Calderón adolece de severas deficiencias en materia de transparencia y combate a la corrupción.

“Pensar esta reforma libremente”: Aguilar Camín

El historiador, escritor y analista de la política y economía de México, Héctor Aguilar Camín, fue directo en su participación dentro del foro sobre la Reforma Energética convocado por el Senado. Dijo: “en su iniciativa de reforma el gobierno ha respetado, de dientes para afuera, como todo, el texto constitucional tratando de saltarse sus restricciones mediante cambios a las leyes secundarias. Es una astucia y una simulación. Pero esta soberanía incurriría en una astucia y una simulación equivalentes diciendo que no tocará un texto que se incumple todos los días porque es el que ’encarna’ la voluntad de la Nación; la voluntad de la Nación, hasta donde puede verse, es no cumplir ese texto. No digo que haya que cambiar la Constitución. Eso lo decidirá esta soberanía. Lo que digo es que hay que pensar esta reforma libremente, sin supuestas ataduras constitucionales que en realidad no atan a nadie”.

También dijo que hace rato que el petróleo en México “está privatizado, parcialmente al menos, pues la inversión privada es clave para el funcionamiento de Pemex hoy”, y que por lo mismo la pregunta adecuada no es si debe haber o no contratos privados en Pemex, sino dónde y cómo. “La respuesta obvia es: donde convenga para que Pemex sea la empresa eficiente que no es”.

Fue enfático sobre la necesidad de rendición de cuentas en materia petrolera a favor de los “110 millones de dueños nominales que nada o muy poco podemos saber de lo que nominalmente es nuestro”, y remató con esta exhortación:

“Llevamos meses con el Gobierno y las fuerzas políticas escondiéndose las cartas de su proyecto petrolero bajo la manga. Creo que llegó la hora de decir con claridad, sin embozos ni circunloquios, lo que quieren para Pemex; de definir, como han empezado a hacerlo en estos foros, sus suposiciones, asumirlas y defenderlas de cara a la Nación… Tres cosas fundamentales esperamos y necesitamos de ustedes: la primera es claridad, la segunda es claridad y la tercera es claridad”.
Nota de Angélica Mercado, Milenio 18 de mayo.

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