Los más de 50 presidentes y jefes de Estado reunidos en la capital peruana para la quinta Cumbre América Latina y el Caribe – Unión Europea firmaron la Declaración de Lima, en la que los países se comprometen a crear “un clima seguro para las inversiones” y a tener “políticas macroecónomicas ordenadas”, así como a impulsar un “crecimiento económico con impacto redistributivo”. Sin embargo, el tema de las FARC confrontó de nuevo a los gobernantes de Ecuador y Colombia, con participación de los de Venezuela y España.
En la declaración también se habla de la necesidad de implementar “políticas sociales efectivas” y se establecen compromisos para erradicar la desnutrición infantil y el analfabetismo, mejorar la cobertura y calidad de la educación, universalizar el acceso a los servicios de agua potable y saneamiento y a la atención a las madres gestantes, incrementar las tasas de empleo y mejorar la calidad de vida de los grupos más vulnerables.
En el cierre de la cumbre, Felipe Calderón fue uno de los cuatro presidentes que expuso las conclusiones a las que llegó una de las cuatro mesas de trabajo que debatieron el tema de la lucha contra la pobreza.
El otro tema central fue el del cambio climático. Calderón señaló que en la reunión de presidentes se había concluido que es necesario focalizar mejor las políticas públicas para lograr las metas de reducción de la pobreza acordadas y que están en la línea de las Metas del Milenio de las Naciones Unidas.
Pero la tensión entre Colombia, Venezuela y Ecuador por el tema de las FARC sobrevoló ayer la reunión. Se había especulado con un encuentro entre Correa y Uribe, pero no sólo no se dio la cita, sino que ambos, a los que se sumó Chávez, cruzaron puyas y dejaron ver, durante su paso por Lima, que las relaciones entre ellos se siguen tensando.
Muy temprano Correa declaró que las relaciones de su país con Colombia se han deteriorado aún más con las recientes acusaciones de Uribe y que, por eso, no veía, por el momento, posibilidades de un acercamiento. Correa respondió así a las acusaciones contra los gobiernos de Quito y Caracas de tener supuestos nexos con las FARC repetidas por Uribe antes de partir a Lima. Con sus acusaciones, Uribe instaló un ambiente de tensión previo a la cumbre que en Lima se hizo más pesado.
A su llegada a Lima, el presidente colombiano repitió sus ataques contra Correa y Chávez, y las respuestas de éstos no tardaron en llegar. “Uribe sigue calumniando”, contraatacó Correa, quien acusó al presidente colombiano de desarrollar “una guerra mediática” contra su gobierno.
Chávez fue más allá al hablar de los cuestionamientos contra Uribe y lo acusó directamente de tener vínculos con “el paramilitarismo y el narcotráfico”.
También lo acusó de estar “comprometido con la mentira y la manipulación” y lo calificó como “un problema” para la región. “Amo a Colombia, pero me duele la bajeza de su gobierno. Aquí (en la región) todo está bien, el que está mal es el gobierno de Colombia. Uribe se está quedando solo. Es un factor de desunión”, remató Chávez, en un breve contacto con la prensa. Con un “yo no hablo sobre shows”, el presidente venezolano cerró el tema del informe de Interpol.
Horas antes de viajar a Lima, Chávez había calificado las acusaciones lanzadas por Uribe en base al informe de Interpol como “una agresión burda, soez, grosera” y anunciado una “revisión profunda” de las relaciones de Caracas con Bogotá, incluyendo una posible suspensión de las inversiones venezolanas en Colombia y de las importaciones que Venezuela hace desde su vecino.
De otra parte, Chávez y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunieron ayer en Lima, por primera vez desde la crisis desatada cuando el rey Juan Carlos I mandara callar al mandatario venezolano, en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de chile en noviembre.
“Ha sido una reunión cordial, que supone dar un primer paso para el restablecimiento de la normalización plena de las relaciones bilaterales entre España y Venezuela”, anunció la secretaria de Estado española para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. Zapatero quiso dejar muy clara una cosa ante la prensa sobre el conflicto entre Colombia, Venezuela y Ecuador: es “evidente”, señaló el mandatario español, “que el culpable único son las FARC, y Colombia y Ecuador no deben olvidarlo”, condenando el secuestro que practica el grupo guerrillero y exigiendo la liberación de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, en poder del grupo guerrillero.
Paralelamente se desarrolló en Lima la Cumbre de los Pueblos, que reunió a dos mil representantes de movimientos sociales, grupos indígenas, sindicatos y partidos de izquierda de América Latina, el Caribe y Europa. Al final emitió una declaración en la que apoyó la nacionalización de los recursos naturales.
“Unos centavos”
El presidente de Perú, Alan García, oficializó ayer su idea de imponerle un impuesto al petróleo y el gas para crear un fondo que permita reforestar bosques y enfrentar fenómenos como el cambio climático, al inaugurar ayer la V Cumbre de AL-UE.
“Con unos centavos podríamos crear un fondo de 20 millones de dólares anuales y reforestar 50 millones de hectáreas que capturen dos mil millones de toneladas de carbono”, planteó García, quien aseguró que con ese programa se podrían capturar en pocos años 50 mil millones de toneladas de carbono.
Nicaragua calla ante protesta colombiana
El gobierno de Nicaragua mantenía ayer silencio ante una protesta enviada por Colombia debido al sobrevuelo de un avión militar nicaragüense, en el que dos presuntas guerrilleras de las FARC fueron llevadas desde Quito a Managua el pasado domingo. La portavoz de la Cancillería nicaragüense, Vilma Aburto, dijo no tener “ningún comentario oficial” a la nota que el ministro del Exterior colombiano, Fernando Araújo, dirigió a su colega Samuel Santos, quien se encuentra de gira por Europa. La nota divulgada ayer en Bogotá precisó que Colombia autorizó el sobrevuelo de un avión de la Fuerza Aérea de Nicaragua sobre su espacio aéreo “bajo el supuesto de que su misión era el traslado de personal en gira oficial a la República de Ecuador, motivo por el cual se autorizó dicho permiso”. El gobierno de Daniel Ortega otorgó asilo a las dos colombianas, sobrevivientes de un ataque realizado por el Ejército de ese país a un campamento de las FARC en Ecuador.
En la declaración también se habla de la necesidad de implementar “políticas sociales efectivas” y se establecen compromisos para erradicar la desnutrición infantil y el analfabetismo, mejorar la cobertura y calidad de la educación, universalizar el acceso a los servicios de agua potable y saneamiento y a la atención a las madres gestantes, incrementar las tasas de empleo y mejorar la calidad de vida de los grupos más vulnerables.
En el cierre de la cumbre, Felipe Calderón fue uno de los cuatro presidentes que expuso las conclusiones a las que llegó una de las cuatro mesas de trabajo que debatieron el tema de la lucha contra la pobreza.
El otro tema central fue el del cambio climático. Calderón señaló que en la reunión de presidentes se había concluido que es necesario focalizar mejor las políticas públicas para lograr las metas de reducción de la pobreza acordadas y que están en la línea de las Metas del Milenio de las Naciones Unidas.
Pero la tensión entre Colombia, Venezuela y Ecuador por el tema de las FARC sobrevoló ayer la reunión. Se había especulado con un encuentro entre Correa y Uribe, pero no sólo no se dio la cita, sino que ambos, a los que se sumó Chávez, cruzaron puyas y dejaron ver, durante su paso por Lima, que las relaciones entre ellos se siguen tensando.
Muy temprano Correa declaró que las relaciones de su país con Colombia se han deteriorado aún más con las recientes acusaciones de Uribe y que, por eso, no veía, por el momento, posibilidades de un acercamiento. Correa respondió así a las acusaciones contra los gobiernos de Quito y Caracas de tener supuestos nexos con las FARC repetidas por Uribe antes de partir a Lima. Con sus acusaciones, Uribe instaló un ambiente de tensión previo a la cumbre que en Lima se hizo más pesado.
A su llegada a Lima, el presidente colombiano repitió sus ataques contra Correa y Chávez, y las respuestas de éstos no tardaron en llegar. “Uribe sigue calumniando”, contraatacó Correa, quien acusó al presidente colombiano de desarrollar “una guerra mediática” contra su gobierno.
Chávez fue más allá al hablar de los cuestionamientos contra Uribe y lo acusó directamente de tener vínculos con “el paramilitarismo y el narcotráfico”.
También lo acusó de estar “comprometido con la mentira y la manipulación” y lo calificó como “un problema” para la región. “Amo a Colombia, pero me duele la bajeza de su gobierno. Aquí (en la región) todo está bien, el que está mal es el gobierno de Colombia. Uribe se está quedando solo. Es un factor de desunión”, remató Chávez, en un breve contacto con la prensa. Con un “yo no hablo sobre shows”, el presidente venezolano cerró el tema del informe de Interpol.
Horas antes de viajar a Lima, Chávez había calificado las acusaciones lanzadas por Uribe en base al informe de Interpol como “una agresión burda, soez, grosera” y anunciado una “revisión profunda” de las relaciones de Caracas con Bogotá, incluyendo una posible suspensión de las inversiones venezolanas en Colombia y de las importaciones que Venezuela hace desde su vecino.
De otra parte, Chávez y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunieron ayer en Lima, por primera vez desde la crisis desatada cuando el rey Juan Carlos I mandara callar al mandatario venezolano, en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de chile en noviembre.
“Ha sido una reunión cordial, que supone dar un primer paso para el restablecimiento de la normalización plena de las relaciones bilaterales entre España y Venezuela”, anunció la secretaria de Estado española para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. Zapatero quiso dejar muy clara una cosa ante la prensa sobre el conflicto entre Colombia, Venezuela y Ecuador: es “evidente”, señaló el mandatario español, “que el culpable único son las FARC, y Colombia y Ecuador no deben olvidarlo”, condenando el secuestro que practica el grupo guerrillero y exigiendo la liberación de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, en poder del grupo guerrillero.
Paralelamente se desarrolló en Lima la Cumbre de los Pueblos, que reunió a dos mil representantes de movimientos sociales, grupos indígenas, sindicatos y partidos de izquierda de América Latina, el Caribe y Europa. Al final emitió una declaración en la que apoyó la nacionalización de los recursos naturales.
“Unos centavos”
El presidente de Perú, Alan García, oficializó ayer su idea de imponerle un impuesto al petróleo y el gas para crear un fondo que permita reforestar bosques y enfrentar fenómenos como el cambio climático, al inaugurar ayer la V Cumbre de AL-UE.
“Con unos centavos podríamos crear un fondo de 20 millones de dólares anuales y reforestar 50 millones de hectáreas que capturen dos mil millones de toneladas de carbono”, planteó García, quien aseguró que con ese programa se podrían capturar en pocos años 50 mil millones de toneladas de carbono.
Nicaragua calla ante protesta colombiana
El gobierno de Nicaragua mantenía ayer silencio ante una protesta enviada por Colombia debido al sobrevuelo de un avión militar nicaragüense, en el que dos presuntas guerrilleras de las FARC fueron llevadas desde Quito a Managua el pasado domingo. La portavoz de la Cancillería nicaragüense, Vilma Aburto, dijo no tener “ningún comentario oficial” a la nota que el ministro del Exterior colombiano, Fernando Araújo, dirigió a su colega Samuel Santos, quien se encuentra de gira por Europa. La nota divulgada ayer en Bogotá precisó que Colombia autorizó el sobrevuelo de un avión de la Fuerza Aérea de Nicaragua sobre su espacio aéreo “bajo el supuesto de que su misión era el traslado de personal en gira oficial a la República de Ecuador, motivo por el cual se autorizó dicho permiso”. El gobierno de Daniel Ortega otorgó asilo a las dos colombianas, sobrevivientes de un ataque realizado por el Ejército de ese país a un campamento de las FARC en Ecuador.
Nota de Carlos Noriega y agencias, Milenio, 17 de mayo.
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