Taqueros de LA, en pie de guerra

José Ochoa estaciona su furgoneta en el mismo sector de una carretera desde hace dos décadas y, como muchos otros vendedores de tacos de Los Ángeles, se negó a cambiar de sitio al entrar en vigor una disposición que los obliga a moverse cada hora para no recibir multas de mil dólares.

Ochoa dijo que decidió correr el riesgo porque no puede abandonar a sus clientes y porque la nueva disposición representa una ventaja injusta para los restaurantes tradicionales, al tiempo que discrimina contra los vehículos como el suyo, que funcionan en la zona de East Los Ángeles desde hace décadas.

Al aprobar la medida en abril, las autoridades no pensaron que podrían estar dando inicio a una gran batalla.

Antes de que entrase en vigor la disposición, casi nueve mil personas firmaron una petición exigiendo su anulación. Varios vendedores dijeron que ignorarían la disposición y un portavoz del Departamento de Alguaciles del Condado de Los Ángeles dio a entender que no hay demasiado interés en garantizar el cumplimiento de la norma.

Además de las multas otorgadas a los comerciantes, aquel que falte a la ley puede ser condenado a seis meses de cárcel.

La vieja norma contemplaba multas de 60 dólares si no movían su furgoneta cada media hora y todo el mundo la ignoraba.

East Los Angeles tiene una gran concentración de hispanos que comen carnitas, quesadillas, cemitas y otros platos típicos adquiridos en negocios que funcionan en furgonetas. Se trata de una tradición muy arraigada y las nuevas normas son tema obligado de conversación en esta comunidad.

“¿Qué? ¬ ¡Esto es terrible, terrible!”, exclamó Roy Mendoza al enterarse de que la furgoneta de Tacos El Galuzo, que él y su familia frecuentan desde hace años, puede ser obligada a dejar su puesto de siempre.

“¿Me quieren decir que voy a tener que seguir a este señor por toda la ciudad?”, preguntó Mendoza mientras él y su familia esperaban ser atendidos frente a la furgoneta blanca del comerciante Juan Torres.

“La diferencia es la comida. Vamos donde la comida es buena”, sostuvo Mendoza.

Los restauranteros se quejan de que las furgonetas son competencia desleal, porque no tienen casi gastos y venden muy barato.
Nota de John Rogers y AP, Milenio, 17 de mayo.

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