Un rebelde de buena familia

BUENOS AIRES.— Guillermo Sáenz, más conocido con el alias de Alfonso Cano, es el reemplazo de Manuel Marulanda o Tirofijo al frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según lo anunció ayer la propia guerrilla.
Antropólogo y apasionado por la historia política, Cano, tiene 50 años, de los que ha pasado 27 enrolado en las FARC que comanda desde el 26 de marzo.

Estudiante brillante de la Universidad Nacional, a la que ingresó en 1968, e hijo de una familia de derecha ligada al ex presidente de facto Gustavo Rojas Pinilla (1958-1959), Sánz comenzó a militar en la Juventud Comunista durante sus primeros años en la Universidad.

Eran tiempos de agitación estudiantil y de febriles marchas por un mundo nuevo. Por aquel entonces, aquel joven, que con los años se transformaría en Alfonso Cano, fue detenido en varias oportunidades por su participación en protestas universitarias.

Fue después de 1975 cuando comenzó a frecuentar, en reuniones bogotanas, los grupos clandestinos del M-19 (la guerilla rojapinillista) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Pero cuando en 1980, el joven Sánz, ya casado y padre de un hijo —que desde entonces vive en Europa junto a su madre— escogió la clandestinidad, lo hizo en las comunistas FARC de acuerdo con su conducta partidaria.

Una vez en el monte, su inteligencia y su conducta revolucionaria lo acercaron a Jacobo Arenas, líder histórico de las FARC muerto en 1990, quien lo convirtió en su mano derecha. Fue así que, tras el deceso del líder, Alfonso Cano ascendió al secretariado. Desde su cargo, participó en los tres frustrados procesos de paz: el de Caracas en 1991, el de Tlaxcala (México) en 1992 —ambos durante el gobierno de César Gaviria—, y el de 1998-2002 en San Vicente del Caguán.

Quienes compartieron con Cano la mesa de negociaciones lo definen como negociador, profundamente inteligente y de una gran capacidad de análisis de la realidad. Son esas cualidades las que, según analistas, necesitará si es que, como entonces, aún sigue convencido de que el conflicto se resolverá mediante la negociación. Algo que se verá con el correr del tiempo.

José Vales, El Universal, 26 de mayo.


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