“Ya no nos digan gobierno espurio”

El segundo debate de la reforma petrolera devino polémica sobre nacionalismo y privatizadores, en un nuevo choque de proyectos, que luego se enfiló a reabrir la discusión sobre la legalidad con que Felipe Calderón llegó al cargo.

“¡Le reconvengo! ¡Le pido a la señora (Claudia) Sheinbaum respeto, porque ha venido a este Poder, que es parte del gobierno, a decirnos en nuestra cara y en nuestra casa que somos un gobierno espurio”, reclamó airado el diputado tabasqueño del PAN Jorge Nordhaussen.

La coordinadora de la adelitas, brazo derecho de Andrés Manuel López Obrador en el movimiento de resistencia, había machacado desde el inicio del encuentro que la iniciativa de Calderón era “espuria y privatizadora”. Y no se arredró para revirar al tabasqueño:

“Estoy convencida de que hubo fraude electoral en 2006. Siempre he sido consistente, y si afuera en las calles hablo del presidente espurio, me parece que la consistencia intelectual y política me obligan a decir frente a los panistas que es un presidente espurio. Y si me ponen enfrente a Calderón, también se lo diría: no es una falta de respeto, desde mi perspectiva es una realidad.”

Ayer hubo un auténtico debate en el Senado. Ocho panelistas confrontaron ideas y posturas, replicaron y contrarreplicaron con los legisladores por más de seis horas. Se iban a discutir los principios rectores de la reforma a Pemex, pero cada uno defendió su postura en torno a la Constitución.

Aguilar Camín llamó a una segunda expropiación de Pemex, pero ahora del yugo de Hacienda, y propuso discutir el tema libremente, más allá de la mitología nacionalista, “no cubrirnos con vestidos nacionalistas que no nos dejan ver con precisión las condiciones reales de Pemex.

“Tenemos un problema casi psiquiátrico en relación con el petróleo y Pemex; no quiero cambiar los síntomas de nadie, pero les pido desafiar los principios que nos imponen nuestros tabúes petroleros”, retó.

Sheinbaum entró al quite. “No me molesta tener una investidura nacionalista, al contrario, me siento muy orgullosa”. Porfirio Muñoz Ledo terció. Mirando al historiador, criticó el régimen fiscal de Pemex, plagado de privilegios. Mostrándole la palma de su mano, Aguilar Camín reviró al perredista: “Porfirio, yo nunca he estado en el gobierno. No tengo responsabilidad en ninguna decisión. Así que esto que estás viendo aquí es un espejo”.

En desagravio a Sheinbaum, los fapistas Alejandro González y David Mendoza recordaron que como invitada no se le podía reconvenir. El panista Rubén Camarillo manifestó su respeto a la ambientalista.

Muñoz Ledo estuvo a punto de quedarse sin micrófono. El priista Francisco Labastida le pidió en dos ocasiones concluir su intervención. “Le vamos a tener que quitar el sonido”, advirtió. “¡No me obligue a decirle otra cosa”, replicó.
Crónica de Angélica Mercado y Daniel Venegas, Milenio, 16 de mayo.

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