Acaba con su sueño americano

La Camaleona es un estafador de potenciales migrantes a Estados Unidos. Valiéndose de varias personalidades con documentos falsos, es un sujeto regordete, que lo mismo se viste de hombre que de mujer. Así ha llegado a domiciliarse en varios estados de la República, donde renta departamentos de interés social en zonas altamente populares.

Ya instalado, La Camaleona cuelga enormes mantas rotuladas donde ofrece contratos para trabajar en empresas estadunidenses. Para cumplir con el sueño americano, cientos de mexicanos desembolsas fuertes cantidades de dinero en efectivo para participar en el proceso de selección y, cuando menos se lo esperan, La Camaleona abandona su madriguera con todo y su botín. Las autoridades de varias entidades federativas ya le siguen la pista.

Este sujeto, que cuenta con pasaporte y credencial de elector falsificados, se hace llamar José Carlos Garza Slim, Cavali Saba Ángel Gabriel o Jonathan Delgado Benavides y los reportes de las procuradurías de Justicia, sobre todo de entidades federativas expulsoras de migrantes como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato y Querétaro, han girado reportes de búsqueda y localización de este sujeto por fraude y falsificación de documentos. Su media filiación es un metro ochenta centímetros de altura, peso aproximado 140 kilográmos, ojos “reales” café oscuro, usa pupilentes colores azul miel o verdes, utiliza joyas y anillos llamativos… es homosexual”.

El fraude más reciente tiene reporte en el gobierno de Querétaro. Ahí fueron cientos de ciudadanos los que cayeron en su garlito. Fue en la unidad habitacional del Infonavit , de la colonia Santa Cruz Nieto, municipio de San Juan del Río, donde montó su farsa.

A todas sus víctimas repartió el “contrato para trabajar en Estados Unidos, en la empresa Tyson Inc.” Inés Gutiérrez de Lucio, una las mujeres defraudadas, vendió varios objetos de su propiedad con muebles, vajillas y relojes, entre otros, para poder cubrir el monto que le pedía La Camaleona.

Tanto la señora Inés, de 55 años, como 300 queretanos más desembolsaron, cada uno, 500 pesos para certificado médico, 10 mil pesos para cubrir el pasaje al vecino país del norte y 5 mil pesos para alimentos e imprevistos. Y una vez que dieron en efectivo toda esa cantidad, La Camaleona les hizo llenar varios documentos en los que pedía a sus víctimas dar a conocer su estado civil, color de tez, color de ojos y preferencia sexual, así como a contactar a un conocido en caso de emergencia y especificar si se trataba de algún pariente o amigo, si este contaba con algún tatuaje o cicatriz.

“Al firmar este documento, el empleado admite encontrarse en buen estado de salud para laborar en esta empresa (Tyson Inc), de no ser así, la empresa se desliga en su totalidad en otorgarle una visa de trabajo… favor de firmar en el lugar correspondiente”, se lee en uno de los documentos falsos.

Y cuando la gente defraudada como Inés Gutiérrez se hacían prácticamente laborando en la citada empresa, La Camaleona continuaba birlando a sus víctimas con un documento más: “Yo, el lic. Gabriel Cavali Sada, a través de este documento hago contar que la señora Inés Gutiérrez de Lucio tiene garantizado una posición de trabajo en el campo con la compañía Del Monte Inc and Tyson Inc, con sucursales en diferentes estados de la Unión Americana”.

La Camaleona por su parte deja constancia de los compromisos que “yo debo cumplir: brindar en todo momento una estancia digna y segura para todos los jornaleros; respetar en su totalidad sus derechos humanos; ofrecer servicio médico gratuito las 24 horas; escuchar en todo momento las opiniones o quejas de los empleados”.

Por lo que hace a los compromisos de los empleados, el contrato fraudulento estipula que estos deberán “respetar los horarios de trabajo; seguir instrucciones de sus superiores; cumplir con todas las reglas de seguridad y prevención que establezca la empresa, y no faltar a la zona de trabajo, a menos que sea bajo autorización médica”.

Cuando el estafador está a punto de esfumarse de la escena, hace ver a los interesados que durante su viaje no podrán llevar consigo más de 300 pesos ni prendas de valor ni celulares, “ya que por la diferencia de tecnología estos aparatos no funcionan en Estados Unidos”.

Y los artículos que sí pueden llevar, son fotografías personales, libros, radios de música portátil, cepillo de dientes, crema dental, crema para cuerpo, desodorante, shampoo, rastrillo….

Ataviados con esos utensilios, tanto Inés como los 300 estafados, con todas sus esperanzas puestas en su nuevo trabajo, acudieron a la cita, pero la sorpresa fue mayúscula al descubrir que La Camaleona se ha esfumado con su dinero. El departamento en donde operaba su fraude, ha quedado vacío.
Rodolfo Montes, La Jornada, 2 de agosto.

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