LA HABANA.- Por primera vez en 50 años de conflicto, Cuba y Estados Unidos emiten señales concretas a favor de un entendimiento bilateral.
La gestión intermediaria de la Iglesia católica isleña, avalada por El Vaticano, y el "acompañamiento" de España le han dado a este proceso un singular respaldo que no había existido en los intentos de aproximación ocurridos entre ambas naciones en el último medio siglo.
La Ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el Congreso estadounidense, impide al inquilino de la Casa Blanca dialogar con Cuba mientras los hermanos Castro gobiernen el país caribeño.
Sin embargo, el hecho de que el Presidente Raúl Castro haya aceptado que el Cardenal Jaime Ortega sirva de interlocutor ante Washington le ha dado una garantía de puerta abierta a dicha negociación.
La Iglesia también es mediadora en el actual proceso de excarcelación de los 52 presos políticos del Grupo de los 75 que fueron condenados con juicios sumarios en 2003.
La liberación de reos entre ambos países es un primer paso necesario para retirar el mayor obstáculo que impide dialogar sobre otros temas que están en la agenda del conflicto entre La Habana y Washington, por lo que el Gobierno cubano se ha comprometido con el proceso.
El martes, el Arzobispado de La Habana informó que otros seis disidentes serán liberados próximamente y viajarán a España, con lo que sólo quedarán 20 de los 52 por liberar.
Pero no todos los opositores desean estar en la nación europea. Algunos quieren quedarse en su país, y otros que ya volaron a Madrid han manifestado su interés en trasladarse a Estados Unidos.
El vocero de la Arquidiócesis habanera, Orlando Márquez, reveló el lunes que el Cardenal Ortega, en una reciente estancia en Washington, había solicitado a las autoridades que, por cuestiónes humanitarias, concedieran permiso de entrada a los ex presos de conciencia.
"El Cardenal estima que su mediación no concluye cuando las personas salen. Y, prestando atención al interés de algunas de estas personas de emigrar a Estados Unidos, aprovechó ese viaje para mediar por ellos allí ante las autoridades norteamericanas", declaró Márquez.
El sábado pasado, la Secretaria de Estado Hillary Clinton externó al Canciller español, Miguel Ángel Moratinos, la disposición del Gobierno de Barack Obama de acoger a los excarcelados.
Observadores en la Isla consultados por REFORMA pronostican que la mediación del Cardenal Ortega irá más allá de los disidentes presos.
Su meta principal, aseguran, es lograr acuerdos parciales entre La Habana y Washington que faciliten mayores vínculos comerciales, culturales y turísticos como paso necesario para establecer un escenario de distensión entre ambas naciones.
Estas fuentes señalan también que la Iglesia católica es la institución más indicada para poder establecer un puente entre la comunidad cubana radicada en el país norteamericano y la Isla.
Incluso diversas voces afirman que el Gobierno de Raúl Castro tiene previsto ofrecer, en algún momento, a los cubano-estadounidenses la posibilidad de invertir en el Estado caribeño.
La gestión intermediaria de la Iglesia católica isleña, avalada por El Vaticano, y el "acompañamiento" de España le han dado a este proceso un singular respaldo que no había existido en los intentos de aproximación ocurridos entre ambas naciones en el último medio siglo.
La Ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el Congreso estadounidense, impide al inquilino de la Casa Blanca dialogar con Cuba mientras los hermanos Castro gobiernen el país caribeño.
Sin embargo, el hecho de que el Presidente Raúl Castro haya aceptado que el Cardenal Jaime Ortega sirva de interlocutor ante Washington le ha dado una garantía de puerta abierta a dicha negociación.
La Iglesia también es mediadora en el actual proceso de excarcelación de los 52 presos políticos del Grupo de los 75 que fueron condenados con juicios sumarios en 2003.
La liberación de reos entre ambos países es un primer paso necesario para retirar el mayor obstáculo que impide dialogar sobre otros temas que están en la agenda del conflicto entre La Habana y Washington, por lo que el Gobierno cubano se ha comprometido con el proceso.
El martes, el Arzobispado de La Habana informó que otros seis disidentes serán liberados próximamente y viajarán a España, con lo que sólo quedarán 20 de los 52 por liberar.
Pero no todos los opositores desean estar en la nación europea. Algunos quieren quedarse en su país, y otros que ya volaron a Madrid han manifestado su interés en trasladarse a Estados Unidos.
El vocero de la Arquidiócesis habanera, Orlando Márquez, reveló el lunes que el Cardenal Ortega, en una reciente estancia en Washington, había solicitado a las autoridades que, por cuestiónes humanitarias, concedieran permiso de entrada a los ex presos de conciencia.
"El Cardenal estima que su mediación no concluye cuando las personas salen. Y, prestando atención al interés de algunas de estas personas de emigrar a Estados Unidos, aprovechó ese viaje para mediar por ellos allí ante las autoridades norteamericanas", declaró Márquez.
El sábado pasado, la Secretaria de Estado Hillary Clinton externó al Canciller español, Miguel Ángel Moratinos, la disposición del Gobierno de Barack Obama de acoger a los excarcelados.
Observadores en la Isla consultados por REFORMA pronostican que la mediación del Cardenal Ortega irá más allá de los disidentes presos.
Su meta principal, aseguran, es lograr acuerdos parciales entre La Habana y Washington que faciliten mayores vínculos comerciales, culturales y turísticos como paso necesario para establecer un escenario de distensión entre ambas naciones.
Estas fuentes señalan también que la Iglesia católica es la institución más indicada para poder establecer un puente entre la comunidad cubana radicada en el país norteamericano y la Isla.
Incluso diversas voces afirman que el Gobierno de Raúl Castro tiene previsto ofrecer, en algún momento, a los cubano-estadounidenses la posibilidad de invertir en el Estado caribeño.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 26 de agosto.
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