La ampliación de la cobertura del Canal Once es una buena noticia que tengo el gusto de compartir. Como resultado de un Convenio de Colaboración firmado el pasado 12 de julio con el Organismo Promotor de Medios Audiovisuales, la señal del canal de televisión de Instituto Politécnico Nacional puede ser sintonizada en el 42 por ciento del territorio nacional. En los próximos meses, gracias a una nueva infraestructura de transmisión, ese porcentaje subirá a 49 por ciento, por lo que estaremos en capacidad de llegar a más de 50 millones de mexicanos de manera totalmente gratuita.
El Canal Once expande su universo potencial de espectadores en 50 por ciento. La ampliación de la cobertura es un reconocimiento al esfuerzo desplegado por quienes han formado parte del equipo de trabajo del canal en sus 51 años de servicio a la nación. Hablo de ingenieros, administradores, productores, guionistas, conductores, artistas, técnicos. Protagonistas todos de una hazaña colosal en el mundo de la comunicación social, en particular de la televisión pública, sin parangón en el continente. Hazaña forjada con perseverancia ante la adversidad, talento para superar retos y bondad para identificarse con las mejores causas del país. Perseverancia, talento y bondad, que son rasgos distintivos de la comunidad del Instituto Politécnico Nacional.
Las nuevas condiciones técnicas permitirán que más mexicanos tengan a su alcance la opción del Canal Once y su oferta de televisión inteligente, con un profundo respeto por los televidentes de todas las edades. Su programación está diseñada para que niños, jóvenes y adultos tengan una experiencia televisiva diferente, innovadora, de vanguardia; eso sí, jamás aburrida. La difusión del conocimiento y la información es un derecho compartido, irrenunciable. El prestigio alcanzado en más de cinco décadas de transmisiones ininterrumpidas garantiza la calidad de sus programas. No estamos engolosinados. Sabemos que siempre hay oportunidad de mejorar en todos los aspectos.
Es importante dejar en claro que al potenciar su cobertura, el Canal Once no diluye, sino que reafirma su vocación de televisión pública, cultural y educativa, que busca coadyuvar a la formación de ciudadanos críticos y reflexivos. No asume, ni podría hacerlo, compromiso político alguno, mucho menos filiaciones de carácter electoral. No se incorpora a la Secretaría de Gobernación, sino que se mantiene en la estructura de Educación Pública. El diseño de las barras de programación y los contenidos de cada emisión seguirán estando bajo la responsabilidad de sus directivos que forman parte de la comunidad del Instituto Politécnico Nacional.
El IPN es una de las instituciones educativas fundamentales del Estado mexicano. Su lema: “La técnica al servicio de la patria” sintetiza los anhelos de progreso con justicia social que le planteó en el momento de su creación, hace 74 años, el general Lázaro Cárdenas. Su vigencia asombra. Puede afirmarse, sin exagerar, que el desarrollo de la tecnología es la nueva cara de la civilización en la primera década del siglo XXI. Pero los adelantos tecnológicos, sobre todo en un país de profundos contrastes como el nuestro, deben estar dirigidos a elevar la calidad de vida de la población. Mejoramiento individual y progreso social son el motor de nuestros esfuerzos cotidianos.
Esa es la misión de los egresados del Politécnico y lo es también del Canal Once. La televisora tiene una nueva proyección: Se coloca a la vanguardia tecnológica al contar con una señal más potente y nítida, pero sin descuidar sus contenidos culturales para contribuir a formar una sociedad más justa, igualitaria, generosa y educada. Una nueva proyección, con el mismo compromiso.
El Canal Once expande su universo potencial de espectadores en 50 por ciento. La ampliación de la cobertura es un reconocimiento al esfuerzo desplegado por quienes han formado parte del equipo de trabajo del canal en sus 51 años de servicio a la nación. Hablo de ingenieros, administradores, productores, guionistas, conductores, artistas, técnicos. Protagonistas todos de una hazaña colosal en el mundo de la comunicación social, en particular de la televisión pública, sin parangón en el continente. Hazaña forjada con perseverancia ante la adversidad, talento para superar retos y bondad para identificarse con las mejores causas del país. Perseverancia, talento y bondad, que son rasgos distintivos de la comunidad del Instituto Politécnico Nacional.
Las nuevas condiciones técnicas permitirán que más mexicanos tengan a su alcance la opción del Canal Once y su oferta de televisión inteligente, con un profundo respeto por los televidentes de todas las edades. Su programación está diseñada para que niños, jóvenes y adultos tengan una experiencia televisiva diferente, innovadora, de vanguardia; eso sí, jamás aburrida. La difusión del conocimiento y la información es un derecho compartido, irrenunciable. El prestigio alcanzado en más de cinco décadas de transmisiones ininterrumpidas garantiza la calidad de sus programas. No estamos engolosinados. Sabemos que siempre hay oportunidad de mejorar en todos los aspectos.
Es importante dejar en claro que al potenciar su cobertura, el Canal Once no diluye, sino que reafirma su vocación de televisión pública, cultural y educativa, que busca coadyuvar a la formación de ciudadanos críticos y reflexivos. No asume, ni podría hacerlo, compromiso político alguno, mucho menos filiaciones de carácter electoral. No se incorpora a la Secretaría de Gobernación, sino que se mantiene en la estructura de Educación Pública. El diseño de las barras de programación y los contenidos de cada emisión seguirán estando bajo la responsabilidad de sus directivos que forman parte de la comunidad del Instituto Politécnico Nacional.
El IPN es una de las instituciones educativas fundamentales del Estado mexicano. Su lema: “La técnica al servicio de la patria” sintetiza los anhelos de progreso con justicia social que le planteó en el momento de su creación, hace 74 años, el general Lázaro Cárdenas. Su vigencia asombra. Puede afirmarse, sin exagerar, que el desarrollo de la tecnología es la nueva cara de la civilización en la primera década del siglo XXI. Pero los adelantos tecnológicos, sobre todo en un país de profundos contrastes como el nuestro, deben estar dirigidos a elevar la calidad de vida de la población. Mejoramiento individual y progreso social son el motor de nuestros esfuerzos cotidianos.
Esa es la misión de los egresados del Politécnico y lo es también del Canal Once. La televisora tiene una nueva proyección: Se coloca a la vanguardia tecnológica al contar con una señal más potente y nítida, pero sin descuidar sus contenidos culturales para contribuir a formar una sociedad más justa, igualitaria, generosa y educada. Una nueva proyección, con el mismo compromiso.
Yoloxóchitl Bustamante Díez, La Crónica, 5 de agosto.
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