Un vocero del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien se ofreció a mediar en julio entre Bogotá y Caracas, informó desde Brasilia que Santos se comunicó vía telefónica con Lula para adelantarle, sin más detalles, que “en las próximas horas” se rehabilitarán los vínculos políticos.
Santos, quien asumió el poder el sábado anterior, también emprendió esfuerzos por recomponer la relación con Ecuador, que en 2008 rompió el trato diplomático a causa de una incursión militar en el norte de su territorio.
El presidente Rafael Correa, en entrevista con el diario El Tiempo de Bogotá, confió en que pronto realice una visita oficial a Quito su homólogo colombiano, quien tiene un proceso judicial pendiente en Ecuador por el bombardeo de hace dos años en el norte ecuatoriano.
Santos, quien era ministro colombiano de Defensa en marzo de 2008, tiene ahora como jefe de Estado “inmunidad soberana, y si nos va a visitar, ojalá que lo haga rápido; se le respetará”, dijo Correa.
La oficina de Santos, por lo pronto, confirmó que ambos mandatarios tienen previsto conversar toda la tarde en la Quinta de San Pedro Alejandrino, catalogada por el Estado colombiano como monumento nacional.
Pero mientras los gobernantes han logrado un acuerdo en busca de la recomposición de los nexos bilaterales, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe se enzarzó en una nueva polémica con el venezolano.
En su cuenta de Twitter, Uribe escribió el domingo por la noche un mensaje en el que dice: “notifico al presidente Hugo Chávez para que deje de ser cobarde lanzando insultos a distancia”.
El texto de Uribe parece una respuesta a Chávez por comentarios hechos el sábado, cuando afirmó que el colombiano es un “lacayo del imperio yanqui”, que condujo a Colombia por “caminos de sangre” y de “guerra”.
Los ásperos intercambios verbales entre Uribe y Chávez han acompañado la crisis de las relaciones bilaterales desde que el colombiano –un militante del Partido Liberal que abandonó sus filas y formó otra organización política, conocida como Partido de la U– llegó al poder en agosto de 2002, relecto cuatro años después.
“Destrozó las relaciones internacionales, el derecho internacional, el respeto a los pueblos, a la soberanía”, evaluó Chávez el fin de semana, minutos después de que Uribe dejó a Santos la Casa de Nariño, sede presidencial colombiana, que enaltece el nombre de Antonio Nariño, precursor de la independencia colombiana a principios del siglo XIX.
Además de este nuevo choque verbal, Uribe está decidido a llevar a tribunales internacionales sus diferencias con el venezolano.
Jaime Granados, el abogado de un grupo de personas que se declaran víctimas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), anunció hoy que Uribe estaría dispuesto a testificar ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya contra Chávez.
“Puede declarar de lo que le consta”, dijo Granados, quien el viernes informó haber remitido a la CPI una denuncia contra Chávez y una demanda contra el Estado venezolano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington.
La denuncia y la demanda fueron interpuestas en nombre de las víctimas, a las que no se ha identificado, en relación, entre otras cosas, con la supuesta presencia de campamentos de las FARC en Venezuela.
Los documentos enviados a la CPI y la CDIH, que aún deben determinar si son aceptables para un proceso, son las primeras secuelas de la difusión, hace dos semanas, de videos, fotografías y documentos con los que el gobierno de Uribe pretendió probar la presencia de campamentos guerrilleros en territorio venezolano.
Esta acción de la administración de Uribe derivó hace dos semanas en la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países, que comparten una frontera terrestre de dos mil 219 kilómetros y un comercio que en 2009 alcanzó un valor de siete mil millones de dólares.
Los gobiernos de Uribe y Chávez entraron en un franco deterioro en 2007, cuando el colombiano se deshizo de la colaboración de su par venezolano para mediar en un proceso de intercambio de policías y militares capturados por las FARC y el Ejército de Liberación Nacional, que a su vez pedían la liberación de guerrilleros presos en cárceles del gobierno.
En julio de 2009, un pacto de Colombia con Estados Unidos para autorizar a fuerzas militares estadunidenses el uso de siete bases colombianas llevó al congelamiento de todas las relaciones bilaterales, incluidas las económicas, por instrucciones de Chávez, en respuesta al acuerdo colombiano-estadunidense. El mandatrio venezolano consideró que la presencia de tropas de Washington en la frontera con Venezuela son una amenaza a la seguridad nacional venezolana.
En Bogotá, mientras tanto, el flamante vicepresidente Angelino Garzón, un ex líder sindical de 64 años, fue sometido a una cirugía de corazón, horas después de haber sufrido un infarto de miocardio, que obligó a su traslado urgente a una clínica de la capital colombiana.
“El vicepresidente se encuentra en recuperación, internado en nuestra unidad de cuidado intensivo, donde se espera su evolución durante las próximas 48 horas”, informó la Clínica Shaio en un comunicado.
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