Los 152 sin identidad en la morgue de Tucson

La antropóloga Lori Blaker estudiaba restos humanos antiguos, lo mismo de indígenas de Ecuador que de Perú, hasta que en 2002 empezó a usar sus conocimientos no sólo para analizar el origen genético del continente americano, sino también para esclarecer las desapariciones de decenas de migrantes, principalmente mexicanos, en el desierto del Sásabe, compartido por Sonora y Arizona.

Su labor empieza en la morgue de Tucson, donde permanecen almacenados 152 cadáveres clasificados como no identificados. Y es posible que esta cifra se incremente oficialmente en los días siguientes, debido a que en el recién terminado mes, pese a la aprobación de la Ley SB1070, el tráfico de personas no paró y fueron encontrados en el desierto otros 57 restos humanos, los cuales no han sido reclamados por nadie hasta el momento, informó el departamento forense del condado de Pima, al cual pertenece esta ciudad de un millón de habitantes.

El número de personas muertas en su intento por llegar a Estados Unidos y el trabajo en sí de la antropóloga Blaker reflejan el gran drama de esta región del Oeste de Estados Unidos, donde los migrantes ilegales, además de las dificultades climatológicas y del crimen organizado que opera en la zona, deberán sortear ahora también, desde el pasado jueves, una legislación más dura que permite que sean detenidos no solamente por agentes de migración, sino también por policías locales bajo el mando de Joe Arpaio, un ex agente de la DEA en México que hace 17 años es el sheriff del condado de Maricopa y que es un declarado opositor de la presencia de indocumentados en esta entidad gobernada por el derechista Partido Republicano.

El cruce ilegal por Arizona es el más peligroso que existe de toda la frontera de México y Estados Unidos debido a las temperaturas extremas del desierto del Sásabe, donde hay un frío glacial por las noches y temperaturas mayores de 45 grados en el día que acompañan la caminata de los migrantes, en su enorme mayoría de origen mexicano. Al mismo tiempo, este paso, llamado por algunos como La ruta del Coyote, cuesta cinco veces menos dinero de lo que se cobra por hacerlo a través de Tijuana o Nuevo Laredo.

La antropología molecular, una ciencia poco conocida, ha permitido que la antropóloga identifique a cerca de 50 mexicanos reportados como desaparecidos por sus familiares en la Secretaría de Relaciones Exteriores. La mayoría de ellos estaban en la morgue de esta ciudad y sus restos fueron repatriados a México con el apoyo de un proyecto emprendido por Blaker bajo el nombre de “Reunificación familiar”, el cual está respaldado por la Universidad de Baylor, localizada en Waco, Texas.

El Sistema de Identificación y Localización de Individuos (SIRLI por sus siglas en inglés) fue diseñado por Blaker para cotejar las muestras de ADN de los cadáveres esperando ser identificados en la morgue de Tucson, donde lo mismo hay restos no identificados de niños de 12 años hasta de mujeres de 50.

La Coalición de los Derechos Humanos de Arizona y la Red de Acción Fronteriza, que se encargan de dar agua y ayuda a los migrantes en su paso por el desierto han sido criminalizadas por la nueva ley promovida en la entidad.

Diego Osorno, enviado, Milenio, 1º de agosto.

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