Divide a Cuba el 'chupi-chupi'

LA HABANA.- Ernesto ladea su cabeza artísticamente rapada y sonríe mostrando sus dientes de oro antes de opinar sobre el reggaetón que arrebata a media Habana y escandaliza a la otra.

"Se titula 'el chupi-chupi' y a mí me gusta cantidad. La música es voladísima y la letra abusadora total, habla de fiestar con mujeres y de hacer locuras riquísimas", dice a REFORMA este adolescente de 16 años.

La polémica canción del compositor Osmani García fue nominada a los premios Lucas de videoclips, con los que Cuba distingue los mejores cortos musicales, pero quedó fuera del concurso tras ser tildada de "horrible, vulgar y chabacana" por el presidente del Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel.

El estribillo del tema en cuestión, acompañado siempre de una explícita coreografía más cercana a la pornografía que al erotismo, insiste con entusiasmo: "Dame un chupi-chupi, que yo lo disfruti, abre la bocuti, trágatelo tuti. Dame un chupi chupi, dale ponte cuqui y apaga la luqui, que se formó el balluqui (orgía)".

No se puede decir que las autoridades culturales isleñas sean puritanas. Algunas han sido vistas en fiestas privadas moviendo la pelvis con alardosa maestría y en grupos bien apretados.

Pero el descaro hedonista con el que estos jóvenes del reggaetón exponen las más variadas propuestas sexuales, parece que ha roto sus esquemas.

Hasta el diario Granma, vocero oficial del Partido Comunista de Cuba, le dedicó esta semana un artículo al "chupi-chupi".

Sin embargo, el estigmatizado tema no es muy distinto al de otros que se escuchan en las emisoras cubanas, y García tampoco es el único reggaetonero isleño que está ganando fama y dinero con letras hiper machistas.

"El Chacal", por ejemplo, incita en sus letras al sexo en grupo y al uso de drogas. "Patri la Dictadora", una de las pocas reggaetoneras, tampoco se corta cuando canta a todo pulmón: "Quiero sacar la punta a tu lápiz, papi".

"Esta gente es la que arrastra hoy a miles de fans en la Isla y en Estados Unidos. Aquí hay dinero seguro", afirmó a REFORMA William, un músico de 23 años a quien algunos temas le divierten, pero otros le parecen muy agresivos.

En la calle 42 de Miramar, donde hace un año Geol y otra decena de cuentapropistas venden CDs y DVDs, cruzan los dedos para que la gente siga comprando los discos de reggaetón cubano.

"Es lo que más vendo; sin duda lo que más gusta hoy a la juventud cubana. No se puede negar que es una música muy pegajosa, aunque yo personalmente de-tesss-to sus letras", declaró la vendedora de 27 años, quien no quisiera que su hija de cinco años se aficionara a esos ritmos.

"Siempre son degradantes para la mujer. La tratan como puro objeto de uso", opinó.

Sin embargo, Manolín, otro vendedor del barrio, considera que en Cuba hay mucha hipocresía.

"Eso mismo que escribió María Córdova (una musicóloga local), criticando el machismo de las letras y diciendo que la música cubana nunca ha sido vulgar, yo se lo discuto a ella cuando quiera", aseguró el muchacho.

"El doble sentido y las letras picantes y atrevidas nos vienen de la vieja trova santiaguera, hace como 100 años", agrega.

"Ahora un reggatonero dice: 'A mí, mamá me lo contó', y separa las sílabas de forma que suena 'a mí mámamelo con tó' y ya está el lío armado ¿te das cuenta?", enfatiza.

Lo cierto es que el debate del "chupi-chupi" ha irrumpido en la red y a puesto a opinar a blogueros oficialistas, políticos y disidentes. La bloguera Yoani Sánchez escribió que para ella se trata de un reggaetón "de corte lascivo", pero indica que "los gustos musicales no se cambian censurando".

 
 
 
Un derivado del reggae
 
El reggaetón es un ritmo surgido en los barrios obreros de Panamá y Puerto Rico. Si bien es un derivado del reggae, que fue llevado a esos países por obreros jamaiquinos, su concepción moderna incluye influencias del hip hop estadounidense, añadiendo también elementos de la música latina.

Artistas como "El General" (panameño) y el cantante "Vico C" (boricua) sentaron las bases, a fines de los 80, para un género masivamente popular en el último lustro, con Daddy Yankee, Don Omar y otros cantantes.


Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 26 de noviembre.

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