Las FARC ejecutan a cuatro secuestrados


BOGOTÁ (Agencias).— Cuatro rehenes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre ellos el militar que llevaba más tiempo secuestrado, murieron ayer en un intento de rescate por parte del ejército de Colombia, lo que fue calificado por el gobierno como un “vil asesinato”, pues los cadáveres fueron encontrados con tiros de gracia, y revivió la polémica sobre los llamados “rescates a sangre y fuego”.
Los hechos se produjeron cerca del municipio de Solano, en el selvático departamento de Caquetá, donde tropas del ejército ubicaron el lugar donde los guerrilleros mantenían a un militar y tres policías. Según el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, tres de los cuerpos tenían “tiros de gracia” en la cabeza y el otro en la espalda. Un soldado resultó herido en la operación y una guerrillera que portaba un fusil fue capturada.
Las muertes se produjeron, además, tres semanas después de que el jefe de las FARC, alias Alfonso Cano, muriera a manos de las fuerzas de seguridad.
Entre los fallecidos está el sargento del ejército Libio Martínez, el rehén que llevaba más tiempo en poder de las FARC. Fue secuestrado el 21 de diciembre de 1997 en un ataque guerrillero a una base de comunicaciones del ejército en el cerro de Patascoy, en el sur.
Martínez fue secuestrado junto con otros 17 militares, todos liberados, incluyendo el sargento Pablo Emilio Moncayo, entregado a una misión humanitaria el 30 de marzo del año pasado. Pero Libio no corrió con la misma suerte y murió sin haber conocido a su hijo, Johan Steven, quien pronto cumplirá 14 años y se convirtió en un símbolo del conflicto armado por las súplicas que hizo para que su padre fuera liberado.
Los otros rehenes que murieron ayer son el coronel Édgar Yesid Duarte y el capitán Elkin Hernández (ambos secuestrados el 14 de octubre de 1998), así como el intendente Álvaro Moreno (9 de diciembre de 1999). Los tres pertenecían a la Policía Nacional. En el grupo de secuestrados también se encontraba el sargento de la policía Luis Alberto Erazo, rehén desde 1999, y quien fue encontrado vivo tarde, ayer, en la misma zona. 
Apenas enterarse de lo ocurrido, el presidente Juan Manuel Santos pidió una condena nacional e internacional contra las FARC, tras asegurar que las evidencias muestran que los rehenes fueron asesinados ante la inminencia del rescate. “Es un crimen atroz y... una demostración de la sevicia y la crueldad del grupo narcoterrorista”, dijo Santos. “Se encontraron cadenas al lado de los asesinados; es decir, que los tenían encadenados y, cuando se vieron enfrentados por la fuerza pública no tuvieron ningún reparo en asesinarlos a mansalva”, agregó.
El mandatario subrayó que las FARC son “las únicas responsables” de lo ocurrido. “Ya me imagino que van a querer decir que fue la fuerza pública la responsable de estos hechos. ¡Por Dios!, se requiere simplemente sentido común para ubicar toda la responsabilidad en quienes los secuestraron hace 13 años y quienes apretaron el gatillo”, afirmó.
La noticia conmocionó al país y varios ex rehenes y familiares de los uniformados reclamaron al gobierno y las FARC negociar la liberación de los 12 militares y policías aún secuestrados.
Marleny Orjuela, directiva de una asociación que reúne a familiares de miembros de la fuerza pública secuestrados por la guerrilla, criticó al gobierno por ordenar acciones de rescate y a las FARC por asesinar a los rehenes. “¿Cómo manda el presidente a rescatarlos a sangre y fuego sabiendo que los ajusticiaban? ¿Esto es revolución, señor Timoleón Jiménez?”, preguntó Orjuela al líder de las FARC.
Venezuela expresó sus deseos de paz a Colombia, tras lo ocurrido.
El Universal, 27 de noviembre.

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