Lejos de los discursos bélicos, de la mafia en el poder y el fraude electoral de 2006, Andrés Manuel López Obrador, abanderado presidencial de la coalición Movimiento Progresista, ofreció su corazón y sentimientos para salvar a la patria, además convocó a los mexicanos a que sin odios ni rencores, juntos salven al país.
En su primer día de actividades de precampaña electoral rumbo a las elecciones de 2012, la República amorosa del tabasqueño brilla en todo su esplendor, tanto que en los actos delegacionales se hizo acompañar de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien en los primeros actos no soltó la mano del aspirante presidencial.
Tan amoroso estaba el aspirante presidencial del PRD, PT y Movimiento Ciudadano que olvidó sus viejas rencillas con otros partidos políticos negando tener enemigos, rechazando pleito con PAN o con PRI, en los que dijo se encuentra gente buena. “Lo que pasa es que tienen información que no corresponde a la realidad y tenemos que respetar su forma de pensar distinta a la nuestra”, sostuvo.
A la tribu de Los Chuchos también defendió. Al ser presentado el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, ante vecinos de la delegación Gustavo A. Madero, los abucheos y rechiflas llegaron de inmediato, lo que con la palma extendida detuvo el tabasqueño.
En sus discursos, López Obrador dejó de lado las descalificaciones y se vistió de analista económico al asegurar que el actual presupuesto de 3 billones 500 mil millones de pesos es suficiente ayudar a las familias nacionales con 10 mil pesos mensuales; sin embargo, el improvisado economista trastabilló al asegurar que el boleto del metro cuesta 2 pesos, y mientras era corregido por los presentes aclaró: “Bueno, es que yo lo dejé así cuando me fui de la jefatura de Gobierno”.
El ambiente de paz y fraternidad también llegó a los aspirantes a la jefatura de Gobierno: Miguel Ángel Mancera, Alejandra Barrales, Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo, Martí Batres, Gerardo Fernández Noroña y Carlos Navarrete, que por primera vez se dejaron ver juntos.
Aunque no estuvo presente, Marcelo Ebrard fue evocado en el discurso de López Obrador. Primero como su amigo, luego como un líder responsable que puso por delante los intereses de la nación antes que los personales.
En las cuatro delegaciones que visitó, llamó a los capitalinos a resarcir valores como la honestidad, justicia y respeto al prójimo, pues sólo reconstruyendo el tejido social el país saldrá adelante.
Pese a la violencia, López Obrador aseguró que los mexicanos vivimos tiempos extraordinarios, interesantes en los que las elecciones de 2012 será definitorias. “Hay dos opciones, dos caminos dos alternativas, que es más de los mismo o un cambio de fondo, uno verdadero para lograr el cambio que necesita México, eso es lo que esta en juego”, dijo.
Fue así que durante sus cuatro actos, el llamado IluminAMLO, como le dicen ya sus seguidores, prometió a los capitalinos no defraudarlos, y a los mexicanos estar a la altura de las circunstancias; sólo pidió un favor a sus seguidores: No tener odios ni rencores para poder lograr la reconciliación de todos los mexicanos que transforme al país.
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