Brotan del campo ricos en Cuba

LA HABANA.- Desde que sale el sol y hasta que el implacable calor del mediodía exige un descanso, Eduardo y su familia no abandonan el surco, al que regresan de nuevo pasadas las 15:00 horas.

El cuidado del ganado, el cultivo de frijoles, viandas, vegetales y la atención a una buena variedad de árboles frutales ocupan la dura jornada de este treintañero, su esposa, Martica, y los dos hermanos de ésta, que aprovechan al máximo las 14 hectáreas obtenidas en usufructo junto a la zona rural donde viven, a pocos kilómetros de La Habana.

Instruidos a nivel de técnico medio, respetuosos y amables, aunque de pocas palabras, Eduardo y sus cuñados son exponentes del nuevo campesinado isleño, minifundistas que admiten con naturalidad ver compensado su esfuerzo con unos ingresos que ni soñarlos cinco años atrás.

Desde que en julio de 2008 entró en vigor el Decreto Ley 259, que autoriza la entrega de parcelas agrarias a personas jurídicas o naturales interesadas en su cultivo, el Gobierno cubano ha repartido entre 150 mil personas más de un millón 387 mil hectáreas, de las que 79.2 por ciento se encuentra ya en explotación, informó Pedro Olivera, director del Centro Nacional de Control de la Tierra.

Más reservados que los propietarios rurales de siempre, herederos de las fincas de sus padres, estos nuevos granjeros, como Eduardo y su familia, usufructuarios de las pequeñas parcelas que trabajan, se niegan a dejarse fotografiar, a dar cifras de sus beneficios o a ser identificados en los medios mostrando lo que tienen.

De extracción humilde y formados en el igualitarismo recalcitrante de la etapa fidelista, aún mantienen una extrema discreción respecto al confort y los placeres que proporciona el dinero.

"No tenemos nada que ocultar. Nosotros no cometemos ilegalidades. Tenemos familia en Miami que nos ayudó al principio y, además, en este pueblo todos nos conocemos", afirman los hermanos de Martica.

Tampoco callan para evitar el regaño de funcionarios locales, habitualmente reacios a dar información a periodistas, y aún más si se trata de corresponsales extranjeros.

"El dinero que ganamos sale de nuestro sudor. Nadie puede reclamarnos. Pero a mí me parece de muy mal gusto ostentarlo. No oculto que nos va bien y estamos satisfechos, pero yo no me siento de otra clase, ni emergente ni sumergido", bromea Eduardo. "Sigo siendo un trabajador, solo que ahora me puedo dar algunos gustos".

Martica, a todas luces orgullosa del éxito familiar, gracias al cual sustituyó su minúscula casa de piso de cemento y techo ligero por una vivienda sólida y cómoda, gesticula con humor criollo dando a entender que disiente de su comedido esposo y sus hermanos.

El reparto agrario anima a la juventud a planear su futuro como ganaderos o agricultores, algo impensable hace menos de una década en suelo cubano.

Así, por ejemplo, en la pequeña localidad rural de San Nicolás, Mayabeque, se han repartido ya 4 mil 357 hectáreas, lo que ha contribuido a elevar la producción de alimentos,las ganancias y el nivel de vida del campesinado en la nación caribeña.

Gilberto Febles, director de la Oficina de la Tierra en esta comunidad, precisó que 600 campesinos de la zona producen niveles óptimos de cultivos varios, arroz, caña de azúcar y pasto para la ganadería.

"Aquí en la agricultura había más jefes que indios. Y, desde que Raúl está al mando, eso se acabó. Ahora los cubanos con ganas de prosperar tenemos más libertad para desarrollarnos. Hay menos muela política (discursos) y menos lamentos. A Cuba le sobran prohibiciones absurdas, es verdad, pero también vagos charlatanes disfrazados de revolucionarios", sentencia Martica sin pestañear, cerrando filas en torno al General Castro.

"De esta tierra, y de tantas horas que nos hemos partido la cintura sobre ella, ha salido mi lavadora automática, mi refrigerador, que está buenísimo ¿sabe?, el televisor de plasma, el baño nuevo y los muebles (importados) para la cocina, la sala y el cuarto", comenta la mujer.

Aunque, según otros campesinos consultados, la entrega de
fincas estatales ociosas a manos privadas no está funcionando con la agilidad requerida, sí parece que muchos de los que ya las consiguieron obtienen resultados positivos.

De hecho, investigadores como el economista Omar Everleny, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, afirman que ya hay cuentapropistas y, sobre todo, agricultores privados con cuentas millonarias en el banco.

"Algunos campesinos tienen ahorrados hasta 5 millones de pesos (unos 200 mil dólares)", precisó.

Realmente, una pequeña fortuna, en un país donde el salario promedio no alcanza los 300 dólares al año.


 

 
 
Plan estratégico
 
La reforma agropecuaria comenzó a gestarse cuando Raúl Castro asumió el Gobierno de Cuba, en junio de 2006.

3.3 millones de hectáreas ociosas tenía Cuba en 2007.

80% de los alimentos en la Isla son importados.

10% fue lo que creció la producción agrícola en 2011.


 

 
 
 
Así lo dijo
 
"Algunos campesinos tienen ahorrados hasta 5 millones de pesos (unos 200 mil dólares)".

Omar Everleny, economista
 
 
 
"No oculto que nos va bien y estamos satisfechos, pero yo no me siento de otra clase, ni emergente ni sumergido".

Eduardo, agricultor


Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 30 de abril.

0 Responses to "Brotan del campo ricos en Cuba"