El movimiento ubicó a Valdés en un escalón sólo debajo del presidente Raúl Castro y del primer vicepresidente José Ramón Machado Ventura, una jerarquía que se repite en el Consejo de Ministros (gabinete de gobierno).
Junto con Valdés también son vicepresidentes del Consejo de Estado (ejecutivo y legislativo permanente) los generales de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé (ministro del Interior) y Julio Casas (ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias), todos ellos, igual que Machado, septuagenarios y veteranos de la guerrilla de los años 50.
Los otros dos vicepresidentes son Esteban Lazo, integrante del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y la contralora general Gladys María Bejerano, también electa el domingo.
Valdés, de 77 años, desapareció de la cúpula dirigente hace dos décadas sin que se conociera una explicación, pero se mantuvo activo en niveles intermedios, como integrante del Comité Central del PCC y director de empresas electrónicas.
Además de su nuevo cargo, ahora es integrante del Buró Político, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de la Informática y las Comunicaciones.
A esas posiciones, Valdés agrega su rango simbólico de comandante de la revolución, que sólo comparte con otro veterano y miembro del Consejo de Estado, Guillermo García Frías.
Ante un desfile militar en Santiago de Cuba y en una fecha histórica, el 30 de noviembre de 2006, al cumplirse 50 años de la insurrección de esa plaza, Valdés proclamó a Raúl Castro como “cancerbero” (guardián) de la revolución cubana.
El gesto implicó el respaldo explícito de la generación guerrillera al segundo hombre al mando, cuando Fidel Castro ya le había cedido sus funciones y ubicó a Valdés como testigo de excepción en el relevo.
Hombre hermético, de rostro inmutable y voz tan tenue que parece más propia para la conversación discreta que para los discursos, es el único de los iniciadores de la revolución cubana que permaneció unido a los Castro en los últimos 57 años y aún se mantiene en posiciones de mando.
Creador de los servicios de inteligencia y seguridad interior, Valdés tiene fama de ser un gimnasta y corredor disciplinado. Tras su desaparición a finales de los años 80 del siglo pasado, volvió a la vida pública en 1997, al encabezar la misión que localizó en Bolivia y trajo a Cuba los restos de Ernesto Che Guevara, muerto 30 años antes en ese país.
Valdés pasó la primera mitad de esta década en una permanente exposición pública ante los cubanos, al encabezar casi dos centenares de mítines semanales y otras ceremonias junto con García Frías y el desaparecido Juan Almeida, como parte de la contraofensiva política que lanzó Fidel Castro para distanciarse de los efectos de la crisis de los noventa.
Retorno al primer círculo
Ese fue el momento del retorno de Valdés al primer círculo. En 2001 recibió la Orden de Héroe de la República de Cuba; dos años más tarde regresó al Consejo de Estado y en 2006, un mes después de que estalló la crisis de salud de Fidel Castro, fue nombrado ministro de la Informática y las Comunicaciones, un cargo que le otorga el control de la telefonía fija y celular, la operación técnica del radio y la televisión, las conexiones a Internet, la producción y exportación de servicios informáticos y las compras y distribución de todo el equipamiento del sector.
En 2008 volvió al Buró Político y en febrero pasado regresó a una vicepresidencia del Consejo de Ministros, un cargo en el que, además de su propia cartera, tiene autoridad sobre los sectores de energía, minería, farmacéutica y la construcción de obras sociales.
Valdés se unió en 1952 a los hermanos Castro, con quienes participó en las principales acciones que desembocaron en el triunfo de la insurrección siete años más tarde: asaltó el cuartel Moncada en 1953, se exilió en México en 1955, hizo la expedición del Granma en 1956 y entró triunfante a La Habana en 1959.
Fundó y dirigió la Seguridad del Estado y el Ministerio del Interior, cuerpo militarizado, paralelo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que encabezó Raúl Castro durante medio siglo. Bajo su mando, los servicios de inteligencia alcanzaron celebridad en los años 60 y 70, al ejecutar exitosas operaciones de infiltración en la inteligencia estadunidense.
Valdés fue viceministro primero de las FAR, ayudante de Fidel, vicejefe de gobierno y vicepresidente del Consejo de Estado. En 1985 fue destituido como ministro del Interior y al año siguiente salió del Buró Político.
Más movimientos
La Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) también designó el domingo para otra vicepresidencia del Consejo de Estado a la socióloga Bejerano Portela, la contralora general de la República.
La Contraloría fue creada en agosto pasado como órgano independiente, subordinado a la Asamblea y al Consejo de Estado, por lo que el nombramiento de su titular reúne en una persona los dos niveles de autoridad.
También fue electo al Consejo de Estado Marino Alberto Murillo Jorge, quien ya era vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía y Planificación, una cartera convertida en el “estado mayor del gobierno en la conducción económica”, según dijo a los diputados el presidente Castro.
También fueron designados al Consejo de Estado Isis Angelina Díez (funcionaria regional), Kirenia Díaz y Sergio Juan Rodríguez (investigadores científicos) y Liudmila Alamo Dueñas, primera secretaria de la rama juvenil del PCC.
Con esos movimientos se cubrieron las vacantes que había en el Consejo de Estado por la muerte de Almeida y la destitución del ex vicepresidente Carlos Lage y otros funcionarios este año. Alamo ocupa el asiento reservado ex officio para el líder juvenil de turno.
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