El presidente Álvaro Uribe confirmó el hallazgo del cuerpo en una alocución por radio y televisión, en la que repudió el crimen y calificó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de grupo narcoterrorista. “Fue degollado, miserablemente lo degollaron”, dijo Uribe, tras reiterar una orden a la fuerza pública para que rescate a todas las personas secuestradas por la guerrilla.
Cuéllar, que ayer cumplía 69 años y gobernaba desde enero de 2008 a nombre del movimiento independiente Alianza Social Indígena, fue sacado a rastras de su vivienda en Florencia (capital de Caquetá) el lunes en la noche por ocho guerrilleros de las FARC que pusieron explosivos en la puerta. Los insurgentes, pertenecientes a la columna móvil Teófilo Forero (la misma que secuestró a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt), dieron muerte a uno de los policías que le servían de escolta y luego emprendieron la huida por una zona selvática.
Al verse perseguidos por las autoridades, chocaron el carro en el que se movilizaban y luego incineraron el vehículo. De ahí que el hallazgo de un cadáver baleado en un descampado, a 40 minutos del casco urbano de Florencia, hizo pensar que se trataba de Cuéllar.
Edilberto Ramón, secretario de Gobierno de Caquetá, fue el primero en ratificar que el cuerpo encontrado en un campo minado del sector de San Antonio de Getuchá, era el de su ex jefe y amigo. Aunque aseguró que no tenía mayores detalles sobre la forma en que habría muerto, señaló que la Policía tardó más de tres horas en recuperar a la víctima.
Sin poder contener las lágrimas, Olga Patricia Vega, nombrada por el presidente Álvaro Uribe como gobernadora encargada, definió a Cuéllar como “un papá grande” al que todos querían en el Caquetá. Más cuando prefirió quedarse con su gente a pesar de haber padecido cuatro secuestros por parte de la guerrilla, uno de los cuales duró siete meses y medio.
Sobre las circunstancias de la muerte, señaló que todo indicaba que habría sido asesinado por su incapacidad para caminar. “Era una persona mayor (ayer cumplía 63 años) y en uno de los secuestros sufrió una lesión grave sus piernas que le impedía movilizarse porque tenía unas platinas. Depronto, se negó a seguir caminando cuando lo bajaron del carro y lo mataron”, afirmó Vega.
Este fue un golpe duro golpe para la familia de Cuéllar, en especial para su esposa Imelda Galindo, quien lo acompañó en los momentos más difíciles durante cerca de 40 años.
La mujer, tuvo el valor de enfrentar a los secuestradores que irrumpieron en su habitación: “les dije que no lo arrastraran, que él podía caminar con su bastón, que no era un animal para que se lo llevaran así”.
Esperanzas perdidas
- El asesinato del gobernador de Caquetá por las FARC cerró las puertas a la liberación del sargento Pablo Emilio Moncayo y el soldado Óscar William Calvo, que se esperaba tendrían lugar el próximo enero.
- Además, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció que suspendía toda la logística desplegada para acompañar las liberaciones porque “no había condiciones” de seguridad.
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