Ampliamente conocido en Dinamarca por sus posturas controvertidas respecto a la política ambiental, Bjorn Lomborg ha jugado un papel importante en la concientización de la sociedad danesa. Durante la COP 15 en su ciudad natal, era más que natural que jugara un papel importante en las acciones de la sociedad civil, agrupadas en el Klimaforum 09, que reunió a más de cinco mil personas, representando a 295 organizaciones.
Para conocer el pensamiento de un activista crítico escandinavo, me di a la tarea de tener una conversación a profundidad con él:
LMG: Bjorn, ¿cuál es tu impresión de esta Cumbre del Clima?
BL: Pues es un éxito rotundo por la cantidad de gente con buenas intenciones que se ha logrado reunir aquí. Todas ellas piensan resolver el problema del cambio climático con los mismos métodos y en la misma forma que se ha intentado hacerlo por los últimos dieciocho años. Ese es precisamente mi problema con esta reunión: estamos siguiendo el mismo patrón que hace dieciocho años. Hacemos grandes promesas de reducción de gases efecto invernadero, promesas que luego no cumplimos. No podemos pedirle a la gente que haga fuertes reducciones de carbono sin ofrecerles tecnologías limpias para hacerlo.
LMG: Pero, Bjorn, ¿cómo puede ofrecérsele a la gente tecnologías solares y eólicas a bajo precio?
BL: Precisamente invirtiendo fuerte en investigación y desarrollo en tecnologías verdes. Solamente así podremos garantizar que se vuelvan más baratas, y eventualmente más baratas que los combustibles fósiles. Y así, no solamente los europeos o norteamericanos o japoneses y coreanos generarán energía limpia, sino todos, los chinos, los mexicanos y los brasileños.
LMG: Pero, ¿quién pondrá el financiamiento para hacer esta investigación-desarrollo?
BL: Fundamentalmente tenemos que exigir un nuevo esquema, un nuevo trato. En vez de que se exijan reducciones de carbono poco razonables y poco viables, debemos exigir que por ejemplo todos los países firmen un acuerdo obligándose a invertir 0.2 por ciento de su propio Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo de tecnologías limpias.
LMG: Pero no sólo los países ricos, sino también los que están en desarrollo.
BL: Sí, por supuesto. Piensa, si es un porcentaje del PIB de cada país, se tendrán aportaciones compartidas pero diferenciadas.
LMG: Esa ha sido mi propuesta precisamente desde 1997 en Kioto.
BL: Pues muchas gracias, porque esta propuesta satisface precisamente las exigencias de los Estados Unidos y en cierta forma de Europa, que los países en vías de desarrollo acepten una obligación de compartir las responsabilidades.
LMG: Pero aquí los países emergentes y los menos desarrollados han presentado la exigencia a los países avanzados de que reduzcan sus emisiones en 40 por ciento para el año 2020. Según tu opinión, ¿es ésta una exigencia poco realista?
BL: Sí, totalmente. La misma Europa está teniendo muchas dificultades para cumplir con el Protocolo de Kioto. Haciendo un esfuerzo importante, Europa ha logrado reducir un 0.5 por ciento sus emisiones a los niveles de 1990, cuando deberían haber reducido ya en 11 por ciento. Este es un resultado muy mediocre, después de muchas reuniones, miles de horas de discusiones y muchos millones de euros gastados. En vez de tener otra ronda de propuestas fantásticas, debemos ahora sí, en México, ponerle tuercas a los tornillos.
Pues claro que siempre habrá obstáculos, maneras distintas de ver las cosas. Pero el tiempo se acaba, no es infinito.
LMG: Bjorn, desde tu punto de vista, ¿la naturaleza nos dará tiempo?
BL: Ella tiene sus tiempos. Simplemente nos dejará fuera.
Para conocer el pensamiento de un activista crítico escandinavo, me di a la tarea de tener una conversación a profundidad con él:
LMG: Bjorn, ¿cuál es tu impresión de esta Cumbre del Clima?
BL: Pues es un éxito rotundo por la cantidad de gente con buenas intenciones que se ha logrado reunir aquí. Todas ellas piensan resolver el problema del cambio climático con los mismos métodos y en la misma forma que se ha intentado hacerlo por los últimos dieciocho años. Ese es precisamente mi problema con esta reunión: estamos siguiendo el mismo patrón que hace dieciocho años. Hacemos grandes promesas de reducción de gases efecto invernadero, promesas que luego no cumplimos. No podemos pedirle a la gente que haga fuertes reducciones de carbono sin ofrecerles tecnologías limpias para hacerlo.
LMG: Pero, Bjorn, ¿cómo puede ofrecérsele a la gente tecnologías solares y eólicas a bajo precio?
BL: Precisamente invirtiendo fuerte en investigación y desarrollo en tecnologías verdes. Solamente así podremos garantizar que se vuelvan más baratas, y eventualmente más baratas que los combustibles fósiles. Y así, no solamente los europeos o norteamericanos o japoneses y coreanos generarán energía limpia, sino todos, los chinos, los mexicanos y los brasileños.
LMG: Pero, ¿quién pondrá el financiamiento para hacer esta investigación-desarrollo?
BL: Fundamentalmente tenemos que exigir un nuevo esquema, un nuevo trato. En vez de que se exijan reducciones de carbono poco razonables y poco viables, debemos exigir que por ejemplo todos los países firmen un acuerdo obligándose a invertir 0.2 por ciento de su propio Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo de tecnologías limpias.
LMG: Pero no sólo los países ricos, sino también los que están en desarrollo.
BL: Sí, por supuesto. Piensa, si es un porcentaje del PIB de cada país, se tendrán aportaciones compartidas pero diferenciadas.
LMG: Esa ha sido mi propuesta precisamente desde 1997 en Kioto.
BL: Pues muchas gracias, porque esta propuesta satisface precisamente las exigencias de los Estados Unidos y en cierta forma de Europa, que los países en vías de desarrollo acepten una obligación de compartir las responsabilidades.
LMG: Pero aquí los países emergentes y los menos desarrollados han presentado la exigencia a los países avanzados de que reduzcan sus emisiones en 40 por ciento para el año 2020. Según tu opinión, ¿es ésta una exigencia poco realista?
BL: Sí, totalmente. La misma Europa está teniendo muchas dificultades para cumplir con el Protocolo de Kioto. Haciendo un esfuerzo importante, Europa ha logrado reducir un 0.5 por ciento sus emisiones a los niveles de 1990, cuando deberían haber reducido ya en 11 por ciento. Este es un resultado muy mediocre, después de muchas reuniones, miles de horas de discusiones y muchos millones de euros gastados. En vez de tener otra ronda de propuestas fantásticas, debemos ahora sí, en México, ponerle tuercas a los tornillos.
Pues claro que siempre habrá obstáculos, maneras distintas de ver las cosas. Pero el tiempo se acaba, no es infinito.
LMG: Bjorn, desde tu punto de vista, ¿la naturaleza nos dará tiempo?
BL: Ella tiene sus tiempos. Simplemente nos dejará fuera.
Luis Manuel Guerra en Copenhague, Crónica, 23 de diciembre.
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