El científico mexicano, quien aportó pruebas sobre el calentamiento de la tierra y el daño en la capa de ozono, señaló a este diario que lo “frustrante” es tener que formalizar en las negociaciones oficiales los compromisos que los países han hecho en declaraciones a la prensa.
No obstante, se mostró optimista acerca de que los jefes de Estado y de gobierno hicieron planteamientos positivos sobre sus compromisos en la lucha contra el calentamiento global, pero en la cumbre “fue donde se echaron para atrás por la posición dura de la negociación”.
Para Molina, son alentadoras las declaraciones de los presidentes Barack Obama, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y Luiz Inacio Lula da Silva –de Brasil–, de que aportará recursos para financiar esta lucha en los países pobres.
Es positivo –dijo– que las naciones hayan declarado la urgencia de resolver el problema del cambio climático, que se hayan puesto el objetivo de no dejar subir la temperatura dos grados Celsius y que cada una asuma compromisos.
El inconveniente –agregó– es que falta traducir en números los acuerdos para alcanzar esas metas. “A lo mejor será en México, el año que entra.”
Falta cuantificar en qué medida cada país va a disminuir sus emisiones y los montos que destinarán para financiar sus metas.
Todavía no habló de un fracaso, porque para México será importante que se apruebe un buen punto que siente las bases de un convenio en la siguiente cumbre, que se realizará en su territorio.
Sobre el retiro anticipado de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales, con el argumento de que fueron excluidos de las negociaciones, Molina señaló que era previsible, porque “ese grupo no está de acuerdo con las negociaciones”.
En relación con la inconformidad expresada por Chávez, dijo que todas las naciones están invitadas a opinar, pero no es posible que todas se sienten a armar los detalles del acuerdo.
“La cumbre de Copenhague no es el sitio para declarar muerto el capitalismo”, apuntó en relación con los señalamientos del mandatario venezolano.
En tanto, la agrupación ecologista Greenpeace consideró que el resultado del encuentro en Copenhague es pobre y lleno de lagunas, donde el acuerdo alcanzado sobre el calentamiento global “no es justo, no es ambicioso y no es jurídicamente vinculante.
“Un acuerdo aspiracional y lleno de promesas sólo es maquillaje verde; permitir que la temperatura aumente hasta tres grados es condenar a la humanidad a padecer más hambre, epidemias, a la pérdida de sus hogares y cosechas, e incluso a la pérdida de vidas.”
Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional, manifestó que el acuerdo a que se llegó “sólo es maquillaje verde. Para el mundo y para la gente es inaceptable un convenio cobarde y sin metas claras de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por los países industrializados”.
En un comunicado difundido por la agrupación en México, el activista manifestó que los líderes mundiales “tenían una oportunidad única para cambiar el mundo y para evitar el cambio climático catastrófico, pero al final se produjo un acuerdo mezquino, lleno de vacíos”.
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