A tres semanas para que Álvaro Uribe deje el poder, la tensión entre Colombia y Venezuela, ya de por sí muy deterioradas en el último año, se disparó ayer, un día después de que Bogotá anunciara que tiene pruebas de que dirigentes de las FARC y el ELN se refugian en territorio venezolano.
La primera consecuencia de este explosivo anuncio fue la llamada a consultas del embajador de Venezuela en Bogotá.
“Hemos llamado al embajador Gustavo Márquez para que venga a consultas en Caracas y se incorpore a la evaluación de una serie de medidas políticas y diplomáticas que se van a ir tomando en las próximas horas para rechazar la agresión del Gobierno colombiano”, dijo en rueda de prensa el canciller venezolano, Nicolás Maduro.
“Enfermiza obsesión”. No se hizo esperar tampoco la dura reacción del presidente Hugo Chávez, quien dijo de su homólogo colombiano que tiene una “enfermiza obsesión” por dañar las relaciones bilaterales.
Uribe, dijo Chávez, “es un mafioso que está empeñado en seguir gobernando y quiere impedir que [el presidente electo] Juan Manuel Santos vuelva a establecer relaciones respetuosas con Venezuela”.
El mandatario venezolano no presentó, sin embargo, pruebas que desmienten lo denunciado un día antes por las autoridades colombianas.
“Seis años” sin ayuda de Caracas. En el comunicado colombiano donde se anuncia la solicitud a la OEA, el gobierno de Uribe afirma que “durante seis años” ha mantenido un “diálogo paciente”, pero “infructuoso”, con Venezuela sobre la presencia de “cabecillas terroristas” en ese país, lo que le lleva a “pensar nuevamente en acudir a las instancias internacionales”.
El comunicado oficial añade que la solicitud “está antecedida por innumerables esfuerzos fallidos para la solución de este grave problema a través del diálogo directo con Venezuela y de las ocasiones en las que se ha comunicado esta situación a la OEA y a su Secretario General”.
En distintos momentos, dice el texto, “el Gobierno de Colombia entregó información sobre el particular al Gobierno de Venezuela y el tema fue abordado en reuniones privadas de los presidentes”.
Recuerda que “el Gobierno de Colombia pidió incluso a terceros países la facilitación en este diálogo, entre otros a España, Cuba y Brasil”.
Asimismo, señala que, “según se acordó en la reunión de Cancún del 22 de febrero de 2010, los dos Gobiernos aceptaron la facilitación, acompañados por Brasil, México y República Dominicana” y “dentro de esas gestiones el Presidente Leonel Fernández vino a Colombia y estuvo en la zona de frontera”.
Sin embargo, recordó Colombia la misión de Fernández “fue desautorizada por el Gobierno de Venezuela”.
Desde el 28 de julio de 2009 las relaciones bilaterales están “congeladas” por decisión de Chávez, que consideró irresponsables las acusaciones colombianas de que se había hallado en poder de guerrilleros de las FARC armamento comprado por las fuerzas militares venezolanas a Suecia.
La primera consecuencia de este explosivo anuncio fue la llamada a consultas del embajador de Venezuela en Bogotá.
“Hemos llamado al embajador Gustavo Márquez para que venga a consultas en Caracas y se incorpore a la evaluación de una serie de medidas políticas y diplomáticas que se van a ir tomando en las próximas horas para rechazar la agresión del Gobierno colombiano”, dijo en rueda de prensa el canciller venezolano, Nicolás Maduro.
“Enfermiza obsesión”. No se hizo esperar tampoco la dura reacción del presidente Hugo Chávez, quien dijo de su homólogo colombiano que tiene una “enfermiza obsesión” por dañar las relaciones bilaterales.
Uribe, dijo Chávez, “es un mafioso que está empeñado en seguir gobernando y quiere impedir que [el presidente electo] Juan Manuel Santos vuelva a establecer relaciones respetuosas con Venezuela”.
El mandatario venezolano no presentó, sin embargo, pruebas que desmienten lo denunciado un día antes por las autoridades colombianas.
“Seis años” sin ayuda de Caracas. En el comunicado colombiano donde se anuncia la solicitud a la OEA, el gobierno de Uribe afirma que “durante seis años” ha mantenido un “diálogo paciente”, pero “infructuoso”, con Venezuela sobre la presencia de “cabecillas terroristas” en ese país, lo que le lleva a “pensar nuevamente en acudir a las instancias internacionales”.
El comunicado oficial añade que la solicitud “está antecedida por innumerables esfuerzos fallidos para la solución de este grave problema a través del diálogo directo con Venezuela y de las ocasiones en las que se ha comunicado esta situación a la OEA y a su Secretario General”.
En distintos momentos, dice el texto, “el Gobierno de Colombia entregó información sobre el particular al Gobierno de Venezuela y el tema fue abordado en reuniones privadas de los presidentes”.
Recuerda que “el Gobierno de Colombia pidió incluso a terceros países la facilitación en este diálogo, entre otros a España, Cuba y Brasil”.
Asimismo, señala que, “según se acordó en la reunión de Cancún del 22 de febrero de 2010, los dos Gobiernos aceptaron la facilitación, acompañados por Brasil, México y República Dominicana” y “dentro de esas gestiones el Presidente Leonel Fernández vino a Colombia y estuvo en la zona de frontera”.
Sin embargo, recordó Colombia la misión de Fernández “fue desautorizada por el Gobierno de Venezuela”.
Desde el 28 de julio de 2009 las relaciones bilaterales están “congeladas” por decisión de Chávez, que consideró irresponsables las acusaciones colombianas de que se había hallado en poder de guerrilleros de las FARC armamento comprado por las fuerzas militares venezolanas a Suecia.
La Crónica, 17 de julio.
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