Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos: iguales pero distintos

Igual, pero distinto. Esa parece ser la meta que se fijó el presidente electo Juan Manuel Santos a la hora de definir su proyecto de gobierno de cuatro años que comienza el sábado. Igual, porque la “política de seguridad democrática” de Álvaro Uribe, se transformará en la “política de prosperidad democrática”, a fin de mantener a la fuerza pública en las zonas afectadas por los grupos armados, pero a la vez llevar inversión privada que permita crear fuentes de empleo para el desarrollo y alejen a las comunidades de la dependencia del Estado.

Su gobierno será “distinto”, según Santos, porque tendrá estilos diferentes para acercarse a las comunidades, en materia de relaciones internacionales y también en la administración pública.

El miércoles, al finalizar una reunión de dos días con su nuevo gabinete en un exclusivo club de golf, Santos anunció la creación de la Consejería del Buen Gobierno y la Eficiencia Administrativa, que será dirigida por María Lorena Gutiérrez, ex decana de la facultad de Administración de la Universidad de Los Andes, la más prestigiosa del país.

En la reunión se acordaron como principios de gobierno la transparencia, equidad, pluralismo, eficiencia, eficacia y la austeridad. También prohibió recibir regalos ni donaciones que puedan generar conflictos de intereses, y ser ostentosos al momento de imponer condecoraciones. Mucho menos utilizar información privilegiada en beneficio propio o de particulares.

Estas palabras hicieron recordar a más de uno el escándalo por la entrega de subsidios del programa Agro Ingreso Seguro, del ministerio de Agricultura, a grandes empresarios, algunos donantes de la campaña presidencial de Uribe, dirigentes políticos que lo apoyaron, y hasta una ex Miss Colombia. Un asunto que está en manos de la Fiscalía y la Procuraduría general.

Una de las pruebas de fuego de Santos en materia de transparencia será la adjudicación del tercer canal de tv privada, pues su familia está ligada al diario El Tiempo y su canal City TV que son parte de uno de los grupos licitantes en este jugoso negocio. Durante la campaña, Santos aseguró que él ya no tenía acciones en el grupo empresarial y que su familia sólo era dueña ahora de un pequeño porcentaje en la empresa.

Santos también confirmó que modernizará los consejos comunales que fueron la marca de Uribe. Se trataba de reuniones en municipios pequeños y medianos —rara vez en capitales— a las que asistían buena parte de los ministros y viceministros, y se recibían las quejas y sugerencias de la población.

Además de extensos (llegaron a durar hasta diez horas), los consejos comunales se caracterizaban porque en algunos de ellos Uribe regañaba a los altos mandos militares y a ciertos ministros. En octubre de 2006 ordenó la captura de Adolfo Chipantiza, entonces secretario de gobierno del puerto de Buenaventura, acusado por un oficial de la Armada de haberle pedido devolver un alijo de cocaína. Chipatinza fue liberado por un fiscal, pero luego se abrió una investigación y fue condenado a 64 meses de prisión.

En Colombia se dice que Santos le apuesta a la “Democracia 2.0”, es decir, le jugará duro a las redes sociales como Facebook o Twitter; no en vano, entre sus asesores internacionales estuvo Ravi Singh, considerado el “gurú” de las campañas por Internet desde su sitio Electionmall.

La intención del próximo mandatario es que los consejos comunales tengan una menor duración; espaciar los encuentros (Uribe realizó 305 durante sus ocho años de gestión) y que en ellos se den soluciones efectivas a la gente, no solo órdenes a los funcionarios. Santos no descarta recurrir a las teleconferencias y la telefonía celular para acercarse a la gente.

Otra diferencia que se quiere marcar es sobre las confrontaciones públicas, tanto internas como externas. Aunque Santos tiene un carácter fuerte al igual que Uribe, parece haber comprendido que no era conveniente para un jefe de Estado enfrentarse a través de la prensa con las altas cortes; mucho menos con los países vecinos. Por eso, su primer acto de gobierno será reunirse el domingo con la Corte Suprema de Justicia con la cual Uribe termina peleado, al punto que pidió investigar a uno de sus magistrados y tiene un pleito legal con otro.

Con los vecinos, Santos ya tendió puentes: Rafael Correa, de Ecuador, asistirá a su toma de posesión; y Hugo Chávez, que estaba incluso pensando en hacer lo propio cuando Uribe lo emboscó en la OEA, respondió de buena gana a su oferta de diálogo.

En cuestiones de “cosmética”, los cambios serán visibles dado que Santos es mirado como un representante de las elites de Bogotá, jugador de póquer y miembro de los principales clubes sociales. Uribe era el hombre del pueblo, el campesino con dinero que disfrutaba de sus caballos, sus fincas y de bañarse en cualquier río. Cuestión de estilos, y de intereses en juego.

Clara Isabel Vélez. Medellín, Milenio, 6 de agosto.

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