Luego los vaqueros se reúnen en algún punto a celebrar esta añeja tradición de Arizona. En un bar del centro de Tucson, hasta hace un par de años aseguran que había un tronco de madera en un rincón, en el cual los parroquianos marcaban con sus navajas cada ocasión que arrancaban el cuero cabelludo de algún despistado hippie.
Ese bar donde los vaqueros aún se reúnen a celebrar sus triunfos queda cerca del edificio del Congreso, por donde está una estatua ecuestre de Pancho Villa, regalada a esta ciudad el 30 de junio de 1981 por el ex presidente de México José López Portillo. La imponente figura de El Centauro del Norte tiene una posición inmejorable en el centro de Tucson: queda entre el edificio de la Suprema Corte del Condado de Pima y un centro comercial, La Placita, que parece el set de un western como Duelo a muerte en el Ok Corral, que fue filmado en esta región porque no había necesidad de contratar extras ni actores secundarios.
Esos vaqueros que según la leyenda cortan melenas de hippies los fines de semana, son los mismos que forman parte de The Minuteman Project, un grupo antiinmigración que por estas fechas promueve a la gobernadora Jan Brewer y al sheriff Joe Arpaio como los grandes héroes nacionales de los Estados Unidos, a pesar de los reveses legales que ambos han tenido en las cortes federales.
Por estos días, el grupo de vaqueros al parecer no ha salido a cazar hippies ni wet backs (espaldas mojadas) pero sí se ha dedicado, entre otras cosas, a pegar carteles y repartir volantes que muestran el dibujo de un extraterrestre bajo las palabras “Se busca” en inglés. Posteriormente se avisa que los “aliens” (término despectivo para referirse a los inmigrantes latinos en especial) deben ser reportados al ICE División, cuyo teléfono es 866-347-2423 y 800-232-5378, o bien al de la Patrulla Fronteriza: 877-872-7435.
Uno de los sitios donde ayer estuvieron repartiendo los volantes estos vaqueros es un museo del centro de la ciudad, donde la exitosa exhibición en turno parece hablar mucho de esta ciudad del oeste americano, llena de epopeyas y guerras contra indios inmortalizadas en el cine de Hollywood por el actor John Wayne.
Desde hace unos días, el céntrico sitio ofrece una exhibición de anatomía humana que es presumida en el exterior como “una exposición de cuerpos humanos reales”. Y en el interior del sitio, en efecto, se muestran cuerpos de personas muertas que no están putrefactos debido a que fueron conservados mediante modernas técnicas científicas. Órganos, esqueletos, músculos, así como el aparato respiratorio y circulatorio de algunas personas son exhibidos “con una finalidad educativa” y “para que los niños tomen decisiones saludables sobre su estilo de vida”...
Sí, en esta tierra de vaqueros: el museo de moda es una morgue con aire acondicionado y una guapa edecán pelirroja recibiendo a los visitantes recién llegados.
Diego Enrique Osorno, enviado, Tucson, Milenio, 3 de agosto.
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