Crímenes de odio contra mexicanos, al alza

Las frases han sido redactadas por diplomáticos mexicanos estacionados en Estados Unidos a lo largo de los últimos tres años: “Fue golpeado”, “recibió dos disparos”, “le rociaron gasolina y le prendieron fuego” y “fue atacado con un bate a la cabeza”.

Esas y otras explicaciones se encuentran contenidas en un reporte desclasificado por la Secretaría de Relaciones Exteriores vía la Ley Federal de Transparencia, en el que se revela que van al alza los ataques de odio contra mexicanos en Estados Unidos, incidentes en los que el racismo juega un papel central.

La Dirección General de Protección a Mexicanos en el Exterior tiene documentados 15 casos de odio contra connacionales entre 2006 y 2010 en distintas partes de la Unión Americana , casos en los que se llegó a la tortura e incluso hasta el asesinato.

A la par de que Estados Unidos experimenta una de las más fuertes oleadas de sentimiento antimigrante de las últimas décadas, la incidencia de estos ataques se ha incrementado entre 2009 y 2010: ambos años acaparan 60 por ciento de todos los casos registrados en lo que va del sexenio, según revela un documento desclasificado por la SRE.

En respuesta a la solicitud de transparencia 0000500071910, la cancillería informó que un total de cinco mexicanos han fallecido como consecuencia de estos ataques, perpetrados en su mayor parte por estadunidenses de raza negra, aunque también se tiene registros de incidentes con caucásicos y oficiales de la ley. También hispanos.

Los casos, expedientes en los que sólo se mantuvo en reserva el nombre de los mexicanos fallecidos, pintan un difícil escenario para la comunidad migrante en Estados Unidos, que el año pasado registró un incrementó de 64 por ciento en el número de crímenes de odio, según el Buró Federal de Investigaciones.

Estas son las historias.

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Septiembre de 2006, Mount Vernon, Nueva York. Condado de Westchester. Ese día, se halló el cuerpo de un mexicano, asesinado a golpes.

“El connacional falleció después de que fuera encontrado brutalmente golpeado a las puertas de su casa. Organizaciones comunitarias de Mount Vernon exigieron atención al problema de violencia por parte de grupos antimigrantes”, expuso Relaciones Exteriores.

El siguiente caso se registró en marzo de 2007, esta vez en Irvington, Nueva Jersey, en el condado de Essex. Fue la noche del 17. “El connacional falleció de manera violenta al recibir un disparo afuera de su domicilio. Según testimonios de sus familiares, fue atacado por una pandilla de jóvenes de raza negra que al parecer odian a los mexicanos”, se expone.

De nueva cuenta Nueva York. Treinta de julio de 2007, esta vez en el Alto Manhattan, en un caso cuya brutalidad destaca por encima de los demás y que hizo eco en México. Así fue: “el connacional fue víctima de un ataque cuando se encontraba durmiendo en el quicio de una iglesia en Manhattan. Fue rociado con gasolina y prendido fuego”. Murió por sus heridas.

“Los testigos informaron que fue una pandilla de raza afroamericana”.

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En 2008 se tiene registro de tres casos de agresiones. Uno, ocurrido en Boulder, Colorado: dos ciudadanos estadunidenses lanzaron epítetos raciales contra un mexicano, al que agredieron físicamente después de salir de una tienda de abarrotes.

El consulado mexicano contactó al sheriff de Boulder, al que pidió una investigación. Los dos estadunidenses fueron detenidos y, posteriormente, sentenciados a seis meses y dos años de prisión por asalto en segundo grado y haber cometido un crimen con motivaciones raciales.

En marzo de 2008, los incidentes en Nueva York continuaron, ahora en Farmingville, en el condado de Suffolk. El mexicano agredido, un jornalero, estaba en el acotamiento de la interestatal cuando un vehículo subió a la banqueta para atropellarle.

“El conductor siguió la marcha sin detenerse. La policía investiga la posibilidad de que el delito cometido por el conductor pueda considerarse como un crimen de odio”, informó la Dirección General de Protección a Mexicanos en el Exterior.

El conductor no ha sido atrapado.

El último caso registrado en 2008 ocurrió en Shenandoah, Pennsylvania, un poblado con apenas 5 mil habitantes y en el que 97 por ciento de la población es caucásica. Apenas 2.67 por ciento de sus habitantes son hispanos, en su mayor parte mexicanos.

El incidente, en el que participó una pandilla de muchachos blancos, culminó con la muerte de un mexicano, golpeado en una calle, un crimen de odio de libro de texto. Pero el caso se complicó: la policía del condado no presentó cargos contra la turba, cuyos integrantes fueron condenados, por un tribunal local, a purgar condenas menores por “asalto simple”.

Después de que el gobierno mexicano y el Fondo Mexicano-Americano de Defensa Legal (MALDEF) presentaran una queja ante el Departamento de Justicia estadunidense, el gobierno federal atrajo el caso y presentó cargos contra los muchachos por haber cometido un crimen con motivaciones raciales.

Los dos policías que detuvieron a los muchachos —y que elaboraron un reporte parcial de lo sucedido—también fueron procesados por el Departamento de Justicia.

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Si 2006, 2007 y 2008 registraron algunos casos, para 2009 se detectó una verdadera explosión en los ataques de odio, en coincidencia con la peor recesión económica sufrida por Estados Unidos en décadas y los sentimientos xenofóbicos que suelen asociarse con éstas.

Un caso registrado en abril de 2009 mantiene abierta la polémica judicial. Un mexicano fue muerto a tiros por dos oficiales del departamento del sheriff del condado de Yolo, en Woodland, California, después de que éste presuntamente se resistiera al arresto armado de un cuchillo.

“La representación consular realizó una enérgica protesta ante el sheriff del condado”, se explica. Organizaciones comunitarias y líderes cívicos de la zona exigen se reabra la investigación en torno al incidente. Los dos policías involucrados fueron deslindados de cualquier responsabilidad: “Actuaron legítimamente”, aseguró el departamento de policía.

El 3 de septiembre de 2009, de nueva cuenta en Nueva York –ahora en Staten Island, en el condado de Richmond—dos afroamericanos y un estadunidense de ascendencia egipcia agredieron a un mexicano, al que asesinaron a puñaladas.

El procurador del estado descartó tipificar el caso como uno de odio racial y se limitó a sentenciar a los involucrados por asesinato. Pero para otro incidente, éste en Brooklyn el 23 de septiembre del mismo año, sí se procedió con cargos de racismo, en el caso de un mexicano que fue golpeado por dos afroamericanos cuando regresaba a su casa después de hacer las compras. El mexicano herido perdió la memoria y, según los reportes clínicos, sufrió daño neurológico permanente.

Víctor Hugo Michel, La Jornada, 9 de agosto.

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