Cubanos temen despidos, pero saludan los negocios privados

Los anuncios el domingo del presidente Raúl Castro para “modernizar” la sociedad cubana generaron ayer en la isla un abanico de opiniones entre las que sobresalen la preocupación, por la masiva racionalización laboral a la vista, y la ilusión, por el surgimiento de nuevos campos para el sector privado.

“Estamos erizados ya que en septiembre se fundirán en uno todos los centros y todavía no se sabe quién quedará fuera”, dijo a MILENIO uno de los investigadores de los institutos creados hace décadas para estudiar las problemáticas sociopolíticas de cuatro continentes.

Castro informó de la reducción por etapas de puestos de trabajo en el predominante sector estatal, donde sobra un millón de empleados.

“Llegó mi momento, voy a reflotar el negocio de comida a domicilio”, dijo por su parte J.L.C, jubilado, quien de manera clandestina desarrolló ese servicio hasta suspenderlo a principios de 2010, por el aumento de los controles estatales.

Raúl Castro dijo que “como alternativa de empleo”, se ampliará también el trabajo por cuenta propia y se flexibilizará la contratación, por los privados, de fuerza de trabajo.

“Los anuncios son positivos, es importante romper el tabú que existía con el sector privado y que se permita la libre contratación; por ese camino se puede llegar hasta las medianas empresas privadas”, dijo el economista opositor Oscar Espinosa Chepe, quien lamentó sin embargo que Castro volviera a calificar a los disidentes de contrarrevolucionarios. “Sigue pesando una retórica desfasada”, dijo.

El gobierno también permitirá a los cubanos contratar empleados y comercializar algunas producciones, marcando un giro en una economía estatizada en 95%. Humberto Trueba, cocinero de 43 años, desempleado, piensa poner un puesto de comida: “Es lo mejor que ha hecho Raúl”, afirma.

Los escépticos

- Algunos escépticos prefieren esperar. Los “cuentapropistas” deben contribuir a la seguridad social, abonar impuestos sobre sus ingresos y ventas, y quienes contraten empleados tributar el uso de esa fuerza de trabajo.

- “Ellos nunca hacen nada para perder. Hay que ver cuánto cobran por impuestos”, dijo Rogelio Echeverría, de 46 años, al leer el discurso de Raúl Castro en el diario oficial Granma.

La Habana. Manuel Juan Somoza y Agencias, Milenio, 3 de agosto.

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