Fidel Castro cuelga los pants

LA HABANA.— Fidel Castro ha colgado la ropa deportiva que solía lucir durante su convalecencia y se prodiga en cada vez más frecuentes apariciones públicas, acercándose al ritmo que mantenía cuando todavía era presidente de Cuba.

Durante los cuatro años trascurridos desde que su salud lo obligó a dejar el poder en manos de su hermano Raúl, los cubanos lo veían sólo en fotografías publicadas “a cuentagotas” en la prensa oficial y escasos videos en televisión.

Primero demacrado y en pijama, en una cama de hospital; después, con cada vez mejor aspecto físico y en pants de marca (sobre todo Adidas o Puma), recibiendo en su casa a altos mandatarios que acudían a visitarlo, como el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el venezolano Hugo Chávez, entre otros.

Pero desde el 7 de julio, cuando salió de su residencia a las afueras de La Habana, conocida como el “Punto Cero”, y volvió a mostrarse en público durante una visita a un centro de investigación, el líder cubano ha realizado por lo menos una decena de apariciones en apenas un mes, en las que se ha presentado de nuevo con fuerza y como si nada hubiera cambiado, desafiando al gobierno de Estados Unidos, su principal enemigo.

“El jefe”, como se refieren a él sus más allegados, insiste una y otra vez en el peligro de una guerra nuclear por un eventual ataque de EU a Irán o Corea del Norte y acusa al gigante vecino del norte de ser el principal causante del cambio climático, otro de los temas que más intensamente ha abordado a lo largo del verano (boreal). “Estados Unidos lleva 50 años tratando de derrotar nuestra revolución y no ha podido”, afirmó al presentar el primer tomo de sus memorias, La victoria estratégica, de casi 900 páginas y escrito durante su enfermedad.

Castro, quien cumple 84 años este viernes, dice sentirse “totalmente recuperado”. “No hace mucho realmente ya libré las últimas batallas para poder estar en las condiciones en lque me encuentro hoy”, dijo en un encuentro con jóvenes comunistas, en una de las raras alusiones que ha hecho en los últimos años a su estado de salud.

“Pensé que no vería esta obra”

En la reciente presentación de su libro confesó: “Realmente pensé que no iba a ver esta obra”.

“¿Lo viste ayer otra vez en televisión?”, se preguntan muchos cubanos estos días al encontrarse por la calle. “Se lo ve mejor que antes”, es la opinión más compartida. Tampoco ha pasado desapercibida la evolución de su vestimenta: primero camisas civiles, a veces a cuadros azules, otras veces en un llamativo rojo y blanco. Y luego volvió a suscitar comentarios a nivel mundial cuando apareció vistiendo de nuevo de verde olivo, el color con el que gobernó Cuba durante casi medio siglo.

A diferencia de su uniforme del pasado, la camisa que ha lucido en los últimos días no lleva ningún distintivo militar y la ha combinado con pantalones negros o grises. Pero el parecido no es casual. La prensa oficial se refirió a ella como su camisa “de mil batallas”, como dando a entender que Fidel regresó “al combate”.

Castro aún evita actos multitudinarios como los que solía encabezar cuando presidía la isla y en las últimas semanas se ha limitado a mantener coloquios con grupos que rondan como máximo el centenar de personas, ya sean artistas, estudiantes, militares, trabajadores, diplomáticos, periodistas de medios cubanos o parlamentarios.

Todos pueden seguir sus intervenciones por televisión, los periódicos o la radio, gracias al amplio eco que la prensa oficial da a todo lo que hace Fidel. Los pocos cubanos con acceso a internet pueden ver también el amplio archivo de fotos, videos y textos del portal cubadebate.cu, en el que Castro publica sus artículos de opinión, más conocidos como “Reflexiones del compañero Fidel”.

Su presencia entre los cubanos supera ya con creces a la de Raúl, el jefe de Estado, quien raras veces se dirige a la población. “Fidel está exagerando. Parece como si fuera un gobierno paralelo”, comenta un veterano periodista cubano.

“Un amigo me llamó anoche desde Miami y me dijo: ‘Oye, ¿qué está pasando ahí? Parece que Fidel se va a sentar con Raúl y le va a decir que le devuelva lo que es suyo’”, afirma una joven camarera en un céntrico hotel de La Habana.

Silencio fraternal

Es llamativo que, desde el regreso de Fidel a la vida pública, no se ha pronunciado en absoluto sobre su hermano, ni tampoco éste ha hecho alusión a la reaparición del “Comandante en Jefe”, pese a que en el pasado solía proclamar en público su buena salud.

El que el retorno de Fidel Castro haya coincidido con la decisión tomada por Raúl, en medio del diálogo con la Iglesia católica, de excarcelar a más de medio centenar de opositores cubanos, ha dado paso a todo tipo de conjeturas. Para unos, Fidel quiere dejar claro que está bien de salud y participa en la toma de decisiones, respaldando así las liberaciones. Para otros, sus apariciones son muestra de su desacuerdo con la política de su hermano y buscan reducir las expectativas de cambios en el país.

Tras su enfermedad, Fidel renunció a todos sus cargos menos a uno, el de primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único), del que Raúl es “número dos”. Con ello, sigue siendo la primera figura política del país, ya que la Constitución cubana reconoce al PCC como “la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado”.
Vicente Poveda, El Universal, 10 de agosto.

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