Organizaciones afiliadas a la Red Fronteriza de los Derechos Humanos protestaron este domingo contra la medida frente a la oficina del congresista Silvestre Reyes en El Paso, Texas. “La militarización de la frontera conlleva consecuencias para las comunidades en general, que pueden ser afectadas porque (la Guardia Nacional estadunidense) tiene preparación para combatir en guerra, no contra indocumentados”, consideraron.
Los activistas afirmaron que “sacrifican la seguridad de la región fronteriza quienes creen que los soldados, capacitados para la guerra, deben estar cerca de los fraccionamientos o que deben ejecutar las leyes civiles”.
La Red Fronteriza advirtió que “no podemos olvidar cuando en 1997, marines enviados a resguardar la frontera mataron de un tiro a un pastor adolescente, ciudadano de Estados Unidos, cuando el joven vigilaba pacíficamente su rebaño en la zona de Ojinaga”.
La Patrulla Fronteriza en el sector de El Paso informó que trabajará con los efectivos de la Guardia Nacional que lleguen al estado de Nuevo México, así como a los condados de El Paso y Hudspeth. El portavoz de la Border Patrol, Ramiro Cordero, dijo que si bien aún no se determina su ubicación exacta, los elementos de la Guardia Nacional “estarán brindando apoyo en puntos estratégicos y de alto riesgo”.
A partir de este domingo se desplegaron en la frontera con México mil 200 efectivos de la Guardia Nacional. El Departamento de Seguridad Nacional estadunidense dio a conocer que los uniformados estarán en la zona un año, con el objetivo de resguardar la frontera y combatir a los cárteles del narcotráfico.
De su lado, el presidente municipal de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz, dijo que “la llegada del ejército de Estados Unidos a la frontera con México se debe al objetivo en común que tienen ambas ciudades (Juárez y El Paso), de evitar que las drogas sigan circulando por las dos fronteras. De esta manera se restringe el ingreso de recursos para el crimen organizado, a los que compran armas, corrompen a personas de gobierno y autoridades”.
El obispo de Ciudad Juárez, Renato Ascensio León, dijo por su parte, después de oficiar misa en la catedral local, que “la integridad de los inmigrantes nacionales, tanto para los que cruzan como para los que regresan de Estados Unidos, podría estar en peligro si los integrantes de la Guardia Nacional no respetan los derechos humanos de estas personas”.
Consideró que “la acción estadunidense me parece buena, pues bien podría inhibir el ingreso de droga y otras cosas, como los polleros –traficantes de indocumentados–, que son ya explotados por bandas criminales; sin embargo, existe el temor de que la Guardia Nacional rebase su trabajo y violente los derechos humanos de las personas que cruzan con la esperanza de trabajar” en Estados Unidos.
Igualmente, el prelado juarense dijo esperar que “el personal militar sea respetuoso de las garantías constitucionales de las personas que cruzan la frontera norte, tanto de manera legal como sin documentos”.
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