Todos pueden ser sospechosos

A pesar de que los grandes atentados terroristas en Colombia en los últimos diez años han sido atribuidos a las FARC, luego de la explosión de ayer frente al edificio en el que funcionan Caracol Radio y la agencia de noticias EFE, en Bogotá, distintos sectores del país han llamado a la prudencia al momento de buscar culpables.

Aunque en sus primeras declaraciones, los ministros del Interior, Germán Vargas y de Defensa, Rodrigo Rivera, dejaron ver que todo apuntaba a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mismo presidente Juan Manuel Santos y el director de Seguridad Ciudadana de la Policía, general Orlando Páez, pidieron no apresurar conclusiones.

¿Por qué se piensa en la guerrilla? Por un lado, el recurso a un coche bomba hizo recordar el atentado de la guerrilla el 7 de febrero de 2003 contra el exclusivo club El Nogal, de Bogotá, visitado por empresarios y altos ejecutivos. También, porque esta muy fresca la tomó de posesión del nuevo presidente Juan Manuel Santos, el pasado fin de semana, y la guerrilla aquí siempre ha despedido a los mandatarios salientes y dado su recibimiento a los entrantes con actos terroristas.

El 7 de agosto de 2002, durante la toma de posesión de Álvaro Uribe, las FARC atacaron con rockets el Congreso, pero éstos se desviaron hacia la llamada Calle del Cartucho, donde murieron cinco indigentes.

En declaraciones a EFE, el académico y experto en seguridad Jairo Libreros calificó el ataque de “muy bien planeado”, al menos “con 30 días de anticipación”; fue “limpio” y mostró un gran conocimiento de la ciudad por parte de los autores. Libreros concluye que los responsables pueden haber sido las FARC, con el crimen organizado.

Pero otros, como el ex presidente Ernesto Samper, piden no descartar ninguna hipótesis. Pueden ser las FARC o bien “otros sectores interesados en crear un entorno desfavorable” a la nueva administración de Santos. Un enfoque compartido por Clara López, presidenta del Polo Democrático (partido de oposición) para quien “pareciera que se quiere ahogar el nuevo aire de distensión creado en pocos días por el presidente Santos, con el restablecimiento de relaciones con Venezuela, la reunión con las altas cortes, el trato dignificado de la oposición y la mención de un posible diálogo de paz”.

Pese a que la historia ha demostrado que las FARC son capaces de realizar ataques cinematográficos, como el secuestro del senador Jorge Gechem cuando viajaba en un avión en la ruta Neiva-Bogotá (20 de febrero de 2002), lo cual sepultó el proceso de paz con el presidente Andrés Pastrana, también se le han atribuido actos terroristas cometidos por otros, como el caso del “collar bomba” que le costó la vida a Elvia Cortés, el 17 de mayo de 2000.

En ese entonces comenzaba el proceso de paz con las FARC y las Fuerzas Militares afirmaron que la guerrilla le había puesto el explosivo en el cuello de la mujer para presionar una extorsión. Pero luego se determinó que fue un vecino de su finca el responsable del macabro artefacto que fue activado finalmente a control remoto y le costó la vida a la víctima.

Otro hecho: la denuncia presentada en mayo pasado por el ex candidato presidencial Gustavo Petro, quien dijo que detrás del atentado cometido el 11 de octubre de 2005 contra el actual ministro del Interior y Justicia, Germán Vargas Lleras estaría el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) y no las FARC como se dijo inicialmente.

Según Vargas, el DAS —ahora cuestionado por seguimientos ilegales a políticos y magistrados— nunca le dio una explicación satisfactoria sobre las fallas en su seguridad que hicieron posible la agresión, en la cual el hoy ministro perdió varios dedos.

Clara Isabel Vélez/Medellín, Milenio, 13 de agosto.

0 Responses to "Todos pueden ser sospechosos"