Jarro de agua fría para los que tenían la esperanza de que Raúl Castro abriese ayer, durante su intervención ante la Asamblea Nacional, una tímida apertura del régimen socialista. El presidente de Cuba clausuró una sesión de nueve horas en el Legislativo unipartidista con más de lo mismo: el modelo socialista revolucionario sigue vigente y Estados Unidos es el gran enemigo a resistir.
Incapaz de reconocer públicamente el hundimiento de la economía de la isla, Raúl Castro se limitó a subrayar la necesidad de adelgazar el inflado aparato estatal, con más de un millón de trabajadores. Dijo que la reducción de esas plantillas estatales se hará por etapas y garantizó que “nadie quedará abandonado a su suerte.
“El Estado socialista brindará el apoyo necesario para una vida digna” pero también avisó: “hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar”.
“Socialismo eficiente”. Para no disparar las cifras del desempleo, el presidente dijo que autorizará una mayor cantidad de pequeños negocios privados y flexibilizará la contratación de mano de obra, aunque a renglón seguido advirtió que “el modelo socialista no se reformará, sino que se actualizará para que sea más eficiente”.
En su intervención, el presidente cubano aprovechó para comentar la situación de la economía cubana. Y lo hizo con un tono bastante menos pesimista que en otros de sus discursos al calificar de “alentadores” los resultados en el primer semestre de 2010.
A pesar de la crisis internacional y de la caída de producciones como el azúcar, Castro dijo que este año ha aumentado el número de turistas, se ha cumplido la producción petrolera e incluso se “ha mejorado” el equilibrio monetario interno.
De nuevo EU. Tampoco faltaron las críticas de Raúl Castro a Estados Unidos y, aunque reconoció que ahora hay “menos retórica” y se celebran ocasionales conversaciones bilaterales para “tratar asuntos limitados, en esencia, nada ha cambiado” entre ambos países.
Durante su intervención, el presidente cubano hizo hincapié en la unidad de la revolución y de su dirección frente a las “campañas de la prensa” extranjera que se han “atrevido” a describir “la existencia de una lucha de tendencias” en la cúpula del régimen.
“Aunque les duela a los enemigos, nuestra unidad es hoy más sólida que nunca”, manifestó Castro.
Incapaz de reconocer públicamente el hundimiento de la economía de la isla, Raúl Castro se limitó a subrayar la necesidad de adelgazar el inflado aparato estatal, con más de un millón de trabajadores. Dijo que la reducción de esas plantillas estatales se hará por etapas y garantizó que “nadie quedará abandonado a su suerte.
“El Estado socialista brindará el apoyo necesario para una vida digna” pero también avisó: “hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar”.
“Socialismo eficiente”. Para no disparar las cifras del desempleo, el presidente dijo que autorizará una mayor cantidad de pequeños negocios privados y flexibilizará la contratación de mano de obra, aunque a renglón seguido advirtió que “el modelo socialista no se reformará, sino que se actualizará para que sea más eficiente”.
En su intervención, el presidente cubano aprovechó para comentar la situación de la economía cubana. Y lo hizo con un tono bastante menos pesimista que en otros de sus discursos al calificar de “alentadores” los resultados en el primer semestre de 2010.
A pesar de la crisis internacional y de la caída de producciones como el azúcar, Castro dijo que este año ha aumentado el número de turistas, se ha cumplido la producción petrolera e incluso se “ha mejorado” el equilibrio monetario interno.
De nuevo EU. Tampoco faltaron las críticas de Raúl Castro a Estados Unidos y, aunque reconoció que ahora hay “menos retórica” y se celebran ocasionales conversaciones bilaterales para “tratar asuntos limitados, en esencia, nada ha cambiado” entre ambos países.
Durante su intervención, el presidente cubano hizo hincapié en la unidad de la revolución y de su dirección frente a las “campañas de la prensa” extranjera que se han “atrevido” a describir “la existencia de una lucha de tendencias” en la cúpula del régimen.
“Aunque les duela a los enemigos, nuestra unidad es hoy más sólida que nunca”, manifestó Castro.
La Crónica, 2 de agosto.
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