El comentario de Fidel Castro, publicado en la prensa matutina el miércoles, parece estar dirigido a distinguir los puntos que La Habana considera materia de negociación y los que excluye de la mesa, pero el ex mandatario no desarrolló el tema y sólo utilizó algunos ejemplos.
Sin embargo, en un segundo artículo, difundido en la noche y en el que relata una plática con el presidente nicaragüense Daniel Ortega, el líder cubano abundó en su percepción sobre los marcos del posible diálogo, al sugerir que la relación entre los dos países no implica un cambio del sistema político en ninguno de ellos: “No hemos solicitado la democracia capitalista en la que usted se formó y en la cual sinceramente y con todo derecho cree. No pretendemos exportar nuestro sistema político a Estados Unidos”.
La controversia se remonta a un discurso de Raúl Castro en Venezuela, en el que el presidente cubano dijo que su gobierno está dispuesto a discutir con el de Estados Unidos “derechos humanos, libertad de prensa, presos políticos, todo, todo, todo lo que quieran discutir, pero en igualdad de condiciones, sin la más mínima sombra a nuestra soberanía y sin la más mínima violación al derecho de la autodeterminación del pueblo cubano”.
Tras la Cumbre de las Américas, Obama dijo a la prensa en Trinidad-Tobago que al aceptar Raúl conversar “no sólo sobre el levantamiento del embargo, sino sobre otros temas como los derechos humanos, los presos políticos, esa es una señal de avance”. Obama agregó que La Habana podría hacer, además, algunas cosas, como “liberar presos políticos” o “reducir el recargo” a las remesas.
Fidel Castro terció, primero, definiendo que la declaración de Raúl significa “que no teme abordar cualquier tipo de asunto” con Obama.
Los dos comentarios del ex presidente y el discurso de su hermano menor en Venezuela, aunque no elaboran explícitamente la fórmula, sugieren que esa discusión de una agenda tan abierta supone abordar los asuntos en sus expresiones tanto en Cuba como en Estados Unidos, pero que ese debate no conlleva un compromiso de cambios internos en ninguno de los casos.
Fidel indicó también que “nadie debe asombrarse” de la propuesta de Raúl de liberar y enviar a Estados Unidos a los opositores detenidos y condenados en 2003, a cambio de que Washington libere a los cinco agentes cubanos, presos desde 1998 y sentenciados en 2001.
Raúl expuso la fórmula en público por primera vez en diciembre pasado, en una declaración a la prensa, tras la cumbre del Grupo de Río, cuando la citó como ejemplo de un mecanismo “gesto por gesto”. Luego la refrendó en Venezuela, la semana pasada.
Frente a ese caso, que La Habana claramente intenta negociar, Fidel Castro rechazó luego la sugerencia de Obama de que la isla reduzca los recargos que tienen aquí las remesas, como “ejemplo de cooperación donde ambos gobiernos estarían trabajando para ayudar a la familia cubana y elevar el nivel de vida en Cuba”.
Castro replicó que no todos los cubanos reciben remesas y que los recargos son “una parte relativamente pequeña” que se usa para redistribuirla “en beneficio de los más necesitados”.
El líder cubano no se refirió a los puntos que ha citado en días pasados como susceptibles de ir a una mesa de discusión con Estados Unidos (migración, narcotráfico y terrorismo) y criticó a Obama por su “autosuficiencia” en la cumbre y porque, aunque “no inventó” el bloqueo económico contra la isla, “lo hizo suyo, igual que otros 10 presidentes” de ese país.
Gerardo Arreola, La Jornada, 23 de abril.
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