La última ocasión que un presidente y un Congreso demócratas prohibieron las ventas civiles de algunos tipos de armas de asalto estilo militar, los electores estadounidenses tardaron apenas siete semanas en entregar a los republicanos el control del Capitolio por primera vez en 40 años.
Una de las bajas destacadas de esa reacción en contra fue el patrocinador en la Cámara, el Representante Jack Brooks, demócrata de Texas, quien perdió su escaño en el Congreso en 1994, después de 42 años de servicio.
Esa lección no se le olvidó al Presidente Barack Obama cuando enfrentó la presión del Presidente Felipe Calderón para revivir la difunta prohibición de armas para ayudar a combatir la violencia del narcotráfico a lo largo de la frontera.
En México, Obama insistió en que no se había "retractado" de su promesa de campaña de hacer permanente la desaparecida prohibición. Pero cedió a la realidad política.
Indicios de que el Presidente de EU albergaba ambiciones de resucitar la restricción alarmaron a republicanos de Texas y tranquilizaron a algunos demócratas del mismo estado.
Nuevas restricciones al derecho constitucional de portar armas no "son la solución a los problemas que ocurren en México", dijo el Senador John Cornyn, republicano de Texas.
El problema sigue siendo poner fin al derramamiento de sangre por parte de los cárteles del narcotráfico sin ley y "no un regreso divisivo a las políticas que infringen los derechos de la Segunda Enmienda del pueblo estadounidense", enfatizó el Representante Kevin Brady, republicano de Texas.
"Hemos llegado a un punto en el que no hay muchas personas que se arriesgarán políticamente para votar por un sensitivo control de armas", afirmó el Senador Dick Durbin, demócrata de Illinois, el segundo demócrata de más alto nivel en el liderazgo del Senado.
La mera insinuación de una renovación provocó que 65 demócratas de la Cámara advirtieran a la Administración Obama que se "opondrían activamente" a cualquier restablecimiento.
La Senadora Dianne Feinstein, demócrata de California, autora en el Senado de la prohibición de armas de asalto de 1994, declaró en el programa "60 Minutes" de la CBS, el 12 de abril, que no tiene intención de reintroducir la prohibición de armas de asalto, por ahora.
"El Capitolio comprende que la ley de 1994 fue ineficaz", indicó Andrew Arulanandam, portavoz de la Asociación Nacional del Rifle. "La interrogante lógica es, ¿por qué debemos resucitar una ley que ha demostrado ser poco efectiva?".
Incluso los defensores del control de armas se están concentrando en lograr otros cambios en lugar de revivir la prohibición. La Campaña Brady para Evitar la Violencia de las Armas quiere una revisión obligatoria de antecedentes en todas las ventas de armas, incluso en las ferias de armamento.
La postura de Obama en México representó una vuelta en U.
El Presidente estadounidense respaldó la prohibición durante su campaña presidencial. Su equipo de transición incluyó en una lista "hacer permanente la caduca prohibición federal contra las armas de asalto" como un objetivo de la Administración entrante.
¿Acaso Obama ha faltado a su palabra?
"Él lo apoya", aseguró Robert Gibbs, Secretario de Prensa de la Casa Blanca, a los reporteros. "El Presidente también está concentrado, sin embargo, en emprender acciones para detener el flujo de armas con dirección al sur que cruzan la frontera (y) en lograr progreso en algo donde tenemos probabilidades de verlo".
La limitada prohibición, que fue adoptada en 1994 y expiró en el 2004, prohibía la venta de 19 armas de asalto estilo militar, modelos "de imitación" y algunos cargadores de municiones de alta capacidad que contienen más de 10 balas.
Una de las bajas destacadas de esa reacción en contra fue el patrocinador en la Cámara, el Representante Jack Brooks, demócrata de Texas, quien perdió su escaño en el Congreso en 1994, después de 42 años de servicio.
Esa lección no se le olvidó al Presidente Barack Obama cuando enfrentó la presión del Presidente Felipe Calderón para revivir la difunta prohibición de armas para ayudar a combatir la violencia del narcotráfico a lo largo de la frontera.
En México, Obama insistió en que no se había "retractado" de su promesa de campaña de hacer permanente la desaparecida prohibición. Pero cedió a la realidad política.
Indicios de que el Presidente de EU albergaba ambiciones de resucitar la restricción alarmaron a republicanos de Texas y tranquilizaron a algunos demócratas del mismo estado.
Nuevas restricciones al derecho constitucional de portar armas no "son la solución a los problemas que ocurren en México", dijo el Senador John Cornyn, republicano de Texas.
El problema sigue siendo poner fin al derramamiento de sangre por parte de los cárteles del narcotráfico sin ley y "no un regreso divisivo a las políticas que infringen los derechos de la Segunda Enmienda del pueblo estadounidense", enfatizó el Representante Kevin Brady, republicano de Texas.
"Hemos llegado a un punto en el que no hay muchas personas que se arriesgarán políticamente para votar por un sensitivo control de armas", afirmó el Senador Dick Durbin, demócrata de Illinois, el segundo demócrata de más alto nivel en el liderazgo del Senado.
La mera insinuación de una renovación provocó que 65 demócratas de la Cámara advirtieran a la Administración Obama que se "opondrían activamente" a cualquier restablecimiento.
La Senadora Dianne Feinstein, demócrata de California, autora en el Senado de la prohibición de armas de asalto de 1994, declaró en el programa "60 Minutes" de la CBS, el 12 de abril, que no tiene intención de reintroducir la prohibición de armas de asalto, por ahora.
"El Capitolio comprende que la ley de 1994 fue ineficaz", indicó Andrew Arulanandam, portavoz de la Asociación Nacional del Rifle. "La interrogante lógica es, ¿por qué debemos resucitar una ley que ha demostrado ser poco efectiva?".
Incluso los defensores del control de armas se están concentrando en lograr otros cambios en lugar de revivir la prohibición. La Campaña Brady para Evitar la Violencia de las Armas quiere una revisión obligatoria de antecedentes en todas las ventas de armas, incluso en las ferias de armamento.
La postura de Obama en México representó una vuelta en U.
El Presidente estadounidense respaldó la prohibición durante su campaña presidencial. Su equipo de transición incluyó en una lista "hacer permanente la caduca prohibición federal contra las armas de asalto" como un objetivo de la Administración entrante.
¿Acaso Obama ha faltado a su palabra?
"Él lo apoya", aseguró Robert Gibbs, Secretario de Prensa de la Casa Blanca, a los reporteros. "El Presidente también está concentrado, sin embargo, en emprender acciones para detener el flujo de armas con dirección al sur que cruzan la frontera (y) en lograr progreso en algo donde tenemos probabilidades de verlo".
La limitada prohibición, que fue adoptada en 1994 y expiró en el 2004, prohibía la venta de 19 armas de asalto estilo militar, modelos "de imitación" y algunos cargadores de municiones de alta capacidad que contienen más de 10 balas.
Reforma, 19 de abril.
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