Encinas: político bonachón

"¿Es Alejandro Encinas un ciudadano del Estado de México con residencia en él?", plantea Víctor Gordoa como principal cuestionamiento de la opinión pública ante la aspiración del perredista de ser electo como Gobernador.

Más allá del derecho que tiene a votar y ser votado, advierte Gordoa, la duda sobre la legitimidad y la aplicación de la ley para todos es lo que pesa sobre el cuestionamiento que, señala, el propio Encinas hizo de su falta de residencia.

Además, su tránsito por la Jefatura de Gobierno del DF ocurrió, a decir del especialista, sin pena ni gloria.

Sin embargo, su mayor desventaja es jugar el papel de sacrificio sobre el tablero del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, lo que proyecta la idea de que su comportamiento es maleable.

"Ocupó muchos titulares cuando fue Jefe suplente del DF: no hizo nada bueno, pero tampoco hizo nada malo, y pasó como peón de Andrés Manuel López Obrador.

"Yo creo que sigue peón, que es un puesto en el tablero de ajedrez que es muy útil para ser sacrificado, para abrir espacios", ilustra.

Empero, a su favor juega la imagen de buena persona.

"Es un individuo cuya barba, aunada al sobrepeso, lo hace aparecer como una especie de Santa Clos de la izquierda; es bueno, es un hombre bueno, es un hombre adaptable", apunta.


El Universal, 30 de mayo.

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