“El sur, la punta de lanza de nuestro triunfo”

La senadora tabasqueña del Partido de la Revolución Democrática Rosalinda López Hernández fue elegida por Andrés Manuel López Obrador para que coordine su campaña en la tercera circunscripción electoral con cabecera en Xalapa, y que comprende a su natal Tabasco, además de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Veracruz y Yucatán.

Y eso, rumbo a 2012, para ella representa “una tarea titánica, un enorme reto”.

Pareciera que la tiene fácil, porque en los seis primeros estados, AMLO ganó en las elecciones presidenciales de 2006: en Tabasco triunfó con 19 puntos de ventaja sobre el PRI, en Oaxaca por 14 puntos sobre el mismo partido, en Chiapas, lo mismo con 10 puntos de ventaja, en Quintana Roo con 10 puntos sobre el PAN, en Veracruz por apenas un punto sobre el PAN, y en Campeche por medio punto arriba del mismo partido. Sólo en Yucatán perdió, recibió una paliza: quedó en tercer lugar a 30 puntos del PAN.

Sin embargo, la senadora reconoce que, seis años después, las cosas no serán tan fáciles, porque cinco de esas siete entidades son gobernadas por el PRI (Tabasco, Quintana Roo, Veracruz, Campeche, y Yucatán), y los mandatarios harán todo lo que sea posible para que el candidato de su partido, Enrique Peña Nieto, triunfe ahí. En los otros dos lugares (Oaxaca y Chiapas), la perredista espera que los gobernadores afines a la izquierda (Gabino Cué y Juan Sabines) representen un activo para AMLO por sus gestiones de gobierno.

¿Cómo la ve?

Es una circunscripción de un reto personal enorme: en 2006 se ganaron todos los estados (salvo Yucatán). Y el reto es no solamente sostener los triunfos, sino adelantarse un poco más. Es un trabajo de mucha filigrana política, de tejer fino, de muchos acercamientos con sectores. Es verdaderamente una tarea titánica, es heróico ganar esta circunscripción, pero la gente de izquierda se ha formado en esa lucha difícil, de heroísmo contra los cacicazgos muy arraigados en el sur.

El PRI gobierna en cinco de esos siete estados y, a diferencia de 2006, tiene un candidato que va arriba en las encuestas, así que es de prever que los gobernadores van a operar para que gane, ¿qué espera usted?

Es un lugar difícil, pero es una dinámica que se da siempre, toda la vida se ha dado. En Tabasco, por ejemplo, el aparato del Estado se desborda por el candidato oficial siempre. Efectivamente, eso va a suceder, y van a ocurrir muchas cosas como en 2006, el uso de los poderes fácticos incitando a la gente para detonar un voto cargado a otro lado. Habrá campañas sucias. Habrá desde lo más tradicional, que es la compra de una credencial de elector por 50 pesos, hasta todo el aparato de los medios de comunicación locales en contra. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Lo que ha estado trabajando López Obrador, tenemos que estar bien organizados. Si en 2006 pudimos cubrir en el sur entre 85 y 90 por ciento de las casillas, no nos podemos darnos el lujo ahora, en 2012, de no tener ciento por ciento cubierto. En 2006 tuvimos inmensos sectores que nos ayudaron, pero no pudimos mantener una coordinación efectiva con ellos. Ahora no nos podemos darnos ese lujo. Ahora hay un compromiso de los tres partidos (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) para cubrir ciento por ciento de las casillas con Morena.

¿Van a poder con todo eso que enlistaba?

Claro, claro. ¿Por qué? De entrada hay mucho hartazgo de la gente. Y segundo, creo que ya se está generando una consciencia social, una consciencia cívica. Y tercero, porque tenemos que ser muy optimistas. El reto es convencer a la gente que salga a votar, el reto es la participación en una zona donde López Obrador es visto como alguien diferente.

Esperan muchísimo de usted: que iguale o supere los números de 2006.

Pues sí, esos son los retos. Pero traemos una ventaja los del sur: es un candidato del sur. Y el sureste del país ha sido la región más abandonada en los últimos gobiernos, tanto priistas como panistas. Es una de las regiones más pobres del país. Es una región donde el atraso no nada más se ve en términos de medición de pobreza, sino de oportunidades y de rezago en comparación con el norte en cuanto a infraestructura, telecomunicaciones, abandono de la frontera, y esos son los temas con los que la gente se identifica con López Obrador.

A pesar de los obstáculos que señaló está optimista.

Muy optimista. La tercera circunscripción viene siendo la punta de lanza del triunfo del cambio verdadero en nuestro país. Esa es su importancia…

¿Punta de lanza del triunfo de AMLO? Eso es prometer muchísimo.

Sí, pero tenemos que ser claros y ambiciosos en nuestros objetivos. Y contagiar a la militancia de los partidos y luego a los ciudadanos de que tenemos que ser lo suficientemente arrojados para darle un cambio al país. Te digo algo: creo que es más cómoda esta campaña que la del 2006 ¿Por qué? Era muy difícil tratar de acercarse a otros sectores que no fueran los de nosotros. ¿Por qué? Porque en el sur materialmente desde la precampaña estaba pegando esa avalancha de campaña negra. Y ahora el famoso chiste de que “estaríamos mejor con López Obrador” ha pegado aquí en la gente. La guerra sucia se va a venir otra vez, pero hoy como nunca tenemos solicitudes de empresarios medios y medio altos que quieren acercarse y hablar con Andrés Manuel. Hay mucho contagio entre las militancias y entre otros sectores de la sociedad…

Por lo menos hay tres estados con fuerte presencia del narco: Veracruz, Tabasco y Quintana Roo. ¿Han pensado cómo van a enfrentar esas presiones, como las que hubo en Michoacán?

Eso es algo que tienen que garantizar el gobierno federal y los gobiernos estatales, pero nosotros tenemos un fuerte proceso de blindaje desde el proceso de selección de candidatos, hasta el cuidado de la logística de las campañas.

¿No les atemoriza o preocupa que no vayan a poder hacer campaña, o las presiones para del narcosobre la gente para que vote por otro partido como en Michoacán?

No, no, no… Hay una dinámica de confianza en la gente en Andrés Manuel y de que los mexicanos no queremos que esto se siga desbordando.

Juan Pablo Becerra-Acosta M., Milenio, 20 de diciembre.