Más que votos, Peña Nieto buscó en Oaxaca conciliar el antagonismo de priístas locales


Oaxaca, Oax., 11 de abril. Enrique Peña Nieto vino a Oaxaca a realizar mucho más que una campaña en busca de votos y se topó con escenarios hasta hoy inéditos. Recibió sí, de nuevo, el aplauso y las porras de varios miles de simpatizantes, pero también a lo largo del día debió plantar cara al antagonismo de los grupos priístas locales a cuyos líderes –los ex gobernadores José Murat y Ulises Ruiz– reunió y hablaron a solas durante una hora, antes de que el mexiquense partiera.
Previo a ello, en un encuentro con las fuerzas políticas locales, el mexiquense había hablado fuerte para pedirles deponer esa palpable rijosidad. Además de la Presidencia de la República, les dijo, el PRI necesita la mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados para tener un gobierno con la fuerza política que le dé impulso a las reformas estructurales que el país necesita.
En medio, el candidato de la coalición Compromiso por México (PRI-PVEM) se refirió de manera tangencial a los nuevos espots con los cuales el PAN lo acusa de mentir. Primero en entrevista, indicó tener certificado ante fe notarial el cumplimiento de sus compromisos cuando estuvo al frente del estado de México. Y más tarde espetó: Dejemos que nuestros adversarios se ocupen de nosotros. Pareciera que no tuvieran más discurso y más propuesta que hablar y ocuparse de la campaña que el PRI viene haciendo. Son provocaciones ante las cuales, dijo, no se distraerá, y las consideró señales de desesperación. Será el Partido Revolucionario Institucional el encargado de hacer frente a esos ataques, había respondido también a la prensa.
A su regreso de la tierra de Juárez (Guelatao), y antes de encontrarse con la elite priísta, trascendió que Peña Nieto se vio en privado con el gobernador Gabino Cué, opositor al PRI. El anfitrión habría invitado al encuentro a un médico de apellido Mena, oaxaqueño también, y al parecer amigo común de ambos políticos.
Hoy, además, el mexiquense signó el compromiso de consolidar la operación real de una red de hospitales para Oaxaca.
En el mitin realizado en la alameda de la antigua Antequera recibió las manifestaciones entusiastas de miles, las cuales devolvió con la espontánea acometida de nuevos malabares: se encaramó a las altas estructuras metálicas que soportan las potentes bocinas y desde ahí retribuyó las muestras de apoyo.
Aquí también apareció una veintena de jóvenes quienes portando pancartas y con consignas contra Peña Nieto se ubicaron en la parte posterior de la multitud. En más de un momento se empujaron con los priístas e incluso se lanzaron objetos, si bien cuando concluyó el discurso del candidato de inmediato se retiraron y ya no estaban para cuando éste se acercó a saludar en esa zona.
El día transcurrió entre los embrollos de los desencuentros de la clase política y la asistencia masiva para ver y escuchar al mexiquense. Sin embargo, el primer incidente lo representó la escasa concurrencia de simpatizantes a San Pablo Guelatao, donde Peña Nieto hizo una guardia de honor ante el monumento a Benito Juárez. De esa falla fue responsabilizado, se dijo, el ex presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Heliodoro Díaz, coordinador de la campaña en Oaxaca.
En esta entidad, la urgencia de conciliar tiene el sentido de su significación como gran capital histórico y de sufragios para el PRI. Y Peña Nieto se los reconoció hoy. Es un estado de gran efervescencia, donde los representantes y militantes priístas llevan pasión en la sangre y donde, además, el reciente proceso de candidaturas generó ruido al interior.
Pero también les recordó que hoy la mayor preocupación de los mexicanos es la violencia. Y también la necesidad de crecer y dar empleo a la gente. Por eso estamos decididos a ser un gobierno que permita revertir esta condición y dar a los mexicanos un clima de paz, de orden, de tranquilidad; devolverles libertad.
Y de nuevo la admonición: las diferencias internas, por más legítimas que sean, no pueden distraernos. Para cambiar las cosas caminemos juntos.
Peña Nieto avanzó también hoy en la definición que ha venido elaborando de cara al problema de la criminalidad y su combate. Se comprometió de nuevo a corregir la estrategia seguida hasta hoy, pues son muchas las voces, dijo, que quieren ser escuchadas en este tema porque no advierten buenos resultados.
Ofreció entonces regresar para hacer compromisos en materia de infraestructura carretera y resaltó que Oaxaca, Chiapas y en general el sureste mexicano, no pueden quedarse rezagados del desarrollo nacional.
Así, Peña Nieto vivió hoy en Oaxaca un día de matices, de respuestas y de exigencias. Suyas y de los demás.
(Con información de Octavio Vélez, corresponsal)
Rosa Elvira Vargas, La Jornada, 12 de abril.

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