Once minutos de silencio

CHIHUAHUA, Chih. "En cuanto sepan que te lo dije, me dan en la madre".

El candidato habla, pero insiste en que no se conozca su nombre.

"El otro día fueron y golpearon al hijo del Presidente Municipal y el Presidente Municipal no dijo nada. ¿Sabes quién lo golpeó? La Policía Municipal porque le echó piropos a una muchacha muy guapa que tenía compromiso con un malandro".

Los malandros son integrantes de los cárteles de la droga, quienes han desencadenado una ola de violencia que suma ya 15 mil víctimas en Chihuahua en los últimos 4 años. Una de cada cuatro muertes violentas registradas en el País.

"No se puede andar por los municipios del noroeste y algunos del Valle de Juárez. Mejor llevársela calmada", revela el aspirante.

Andrés Manuel López Obrador acaba de dar una entrevista a medios chihuahuenses y está reunido con el sacerdote Camilo Daniel y dos integrantes de la comunidad mormona, quienes tampoco quieren ser identificados.

Los periodistas de Chihuahua reciben al abanderado presidencial de la izquierda con preguntas sobre la seguridad: ¿Cuándo y cómo?

"No coman ansias, a todos les voy a contestar", les dice el tabasqueño.

Pero no responde. Repite la fórmula que ha venido diciendo en sus mítines y entrevistas: educación y trabajo para los jóvenes, coordinación policiaca y línea divisoria entre delincuentes y autoridades.

Deja para otra ocasión saber en cuánto tiempo serenará al País.

 
 
La cruz de Marisela
 
El silencio también reina en la Plaza Hidalgo, frente al Palacio de Gobierno.

El maestro de ceremonias pide a alrededor de 2 mil asistentes un minuto de silencio por Marisela Escobedo y las miles de víctimas de la violencia.

La calle se queda muda en el sopor del medio día. Las suelas de los zapatos se calientan y hay que mover los pies para no sentir la quemazón.

Decenas de personas miran en silencio hacia monumento a las muertas de Juárez: una placa de seis metros con decenas de clavos de los que se usan en los durmientes de las vías del tren y dos cruces de madera.

La más pequeña, de color blanco, fue colocada ahí después de que, en diciembre de 2010, fue asesinada Marisela Escobedo, quien exigía a las autoridades detener al asesino confeso de su hija.

"Si hiciéramos un minuto de silencio por cada chihuahuense caído en estos cuatro años, duraríamos 11 días de silencio. Quince mil muertos, una de cada cuatro gentes que han muerto en esta guerra calderonista han sido chihuahuenses", revela Víctor Quintana, candidato a senador del Movimiento Progresista.

En silencio se queda López Obrador en el templete. En su discurso de 50 minutos no tiene ninguna palabra para las víctimas, sólo para su república amorosa.

"República amorosa: abrazos, no balazos", repite.

Más allá de las promesas del tabasqueño, el candidato chihuahuense revela la suya para hacer campaña donde los reyes son los malandros.

"Hay que ir de día, un ratito, y no hablar mal de los presidentes municipales ni del Gobernador porque herimos susceptibilidades de los malandros y probablemente atenten contra nosotros.

"Entonces, nos la llevamos calmada. Ahorita son los jefes y tenemos que darles su lugar como jefes porque ellos no entienden de diálogo", revela.


David Estrada enviado, Reforma, 29 de abril.

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