Playa y circo en Progreso

PUERTO PROGRESO, Yucatán.- El olor a bronceador aún permanece en el aire, no así los papalotes, que por arte de magia priista desaparecen del paisaje para que de fondo se vea mejor el Puerto de Altura con su autopista de siete kilómetros sobre el mar y que conecta con cruceros y buques de carga al municipio de Puerto Progreso, en Yucatán.

Desde temprana hora de ayer sobre la Calle 19, aledaña a la banquetita que sirve de malecón al municipio de casi 40 mil habitantes, comienzan a llegar camiones con las vallas, sillas y estructuras que decenas levantan para hacer un escenario que, más que de evento político, parece de concierto de rock.

El evento: el arranque de campaña del priista Rolando Zapata por la Gubernatura de Yucatán. La figura: Enrique Peña Nieto.

El lugar del show: frente al Parque de la Paz, a unas cuadras de un circo cuyo payaso no hace reír nada, según los vecinos de la zona.

Los batallones de acarreados de diversos municipios, unos coordinados por la CNOP y otros por juventudes priistas, arriban con matracas y cornetas y, así vestidos, se meten a las aguas verdosas para pasar el rato.

Empieza el show. Ya son las cinco de la tarde, el calor llega del mar y unos comediantes gordos y morbosos empiezan desde el escenario dizque a animar a la muchedumbre, que según organizadores llegará a 40 mil asistentes, pero que no llegó a 20 mil (el PRI estatal se aventó la puntada de decir 50 mil). Los gordos les llaman "puercos" a la gente, que todo le celebra, y gritan que comerán panuchos el día de las elecciones.

Chicos con playeras que los identifican como fans de Peña Nieto, con el nombre del candidato adentro de un corazón, se pasean entregando "aplaudidores", plásticos alargados e inflados. Otros sueltan globos: "¡Así ha de volar México cuando tenga presidente priista!", se pone cursi uno de los animadores.

La batucada está en su punto junto a la música promocional del candidato presidencial, a todo volumen. Uno de los animadores agradece la prestancia de la policía local. La verdad es que el propio Secretario de Seguridad Pública del Estado, Luis Felipe Saiden maneja el tráfico.

Entre copetudos, esos chicos que se ponen pelucas a la Peña Nieto, llegan funcionarios del Gobierno de Yucatán, entre ellos los secretarios de Hacienda y de Desarrollo Social de Yucatán, así como asesores. Toda la plana, pues, en pleno día salarial. La Gobernadora Ivonne Ortega, quien dejará una deuda descomunal, es la primera en llegar junto a Emilio Gamboa Patrón, líder de la CNOP, seguidos por el candidato a suceder a la funcionaria, Rolando Zapata, acusado hace años de alterar documentos electorales por órdenes de Víctor Cervera Pacheco, figura roja del Mayab.

Atrás, repartiendo besos, posando para los celulares y estrechando manos, un jovial Enrique Peña Nieto. Por alguna extraña razón, varias gaviotas cruzan en ese momento el cielo, lo que a gritos hace ver uno de los animadores.

A Peña, enfundado en guayabera blanca, le lleva un mundo llegar al entarimado. Los animadores, entre canciones ensordecedoras, lo llaman por su nombre. Ya quedó atrás el tiempo en que el candidato era "El licenciado...". No: ahora es un nombre, una marca.

"¡El que no aplauda no es del PRI!", gritan los gritones mientras Peña se deja querer. Se tambalean las palmeras de la brisa rápida ante el ocaso.

Las porras están eufóricas al ver al chaparrito del cabello engomado. Gritan como si en sus alaridos estuvieran las posibilidades de salir por un momento de su drama; también, de salir del tedio nacional en que se ha vuelto la política: les llegó una esperanza de televisión.

Ya arriba, Zapata grita como porro, parece enojado cuando exhorta a la gente a imaginar todo lo que se va a poder hacer con Peña en la Presidencia. Así lo dice.

Éste, mientras tanto, se agita la camisa para que le entre aire, se seca el sudor con un pañuelo y no deja de saludar a la gente que cubre la orilla de la playa.

El aspirante yucateco habla de las exigencias que le hará su pueblo de llegar al cargo, pero se pone sumiso y dice que Peña también le exigirá también.

"¿Verdad, candidato?", casi le grita Zapata y Peña está en la chorcha con su coordinador de campaña Luis Videgaray. El ex mandatario mexiquense ni sabe de qué le están hablando, pero aplaude efusivamente.

Sigue Peña: que en los últimos 12 años ha crecido la pobreza, pero que hará crecer al País tres veces (no dice cómo); que reducirá el hambre y que disminuirá sensiblemente la inseguridad (tampoco).

Sin darse por enterado que le estaba opacando el show a Zapata, el aspirante aclara que él no anda por el País haciendo promesas que no cumplirá ni arrancando sonrisas fáciles. La "juventud" de la CNOP suspira y hace sonar las matracas. Todo es celular en lo alto, flashes.

"Pero las cosas no llegan por suerte ni por inercia ni por arte de magia", advierte Peña, eufórico, y convoca al apoyo con brazos extendidos. Luego, pide a Yucatán que lo haga hijo adoptivo, lo que hace en todas las entidades.

Tras preguntar varias veces, a la manera de la izquierda, que si estaban de acuerdo en avanzar con él y hacer un cambio, grita él mismo el típico llamado panista "¡Sí se puede!". Enseguida, el priista baja y, si se le fueron 20 minutos en el escenario, anda más de 40 saludando a la masa emocionada.

Herminia Álvarez, de Progreso, dice recordar poco de lo dicho, pero le falta tiempo para describir lo guapo que es.

"Nomás faltó 'La Gaviota'", ríe a carcajadas y se va con su marido a comer churros en la feria que todas las semanas santas se instala en el puerto. Hay rueda de la fortuna, canastillas, caballitos.

Otra feria a disfrutar luego de un circo más en Puerto Progreso, donde sin duda ayer se violó el Artículo 9 del Reglamento de Comercio de la Ciudad: Prohibidos los vendedores ambulantes.


Daniel de la Fuente, Reforma, 10 de abril.

0 Responses to "Playa y circo en Progreso"