Abuchean a Ortega durante “reunión de unidad” de PRD

El evento perredista para tomar protesta a sus candidatos se convirtió en un hervidero en contra del presidente de ese partido, Jesús Ortega, pues los gritos de un sector de asistentes, que clamaron en todo momento a Andrés Manuel López Obrador, fustigaron lo que tuviera que ver con Nueva Izquierda, corriente interna encabezada por Jesús Ortega.



Lejos de mostrar unidad —uno de los propósitos del encuentro—, las corrientes evidenciaron ayer todo lo contrario.



El Auditorio Nacional fue testigo de la guerra sin cuartel entre los distintos grupos del perredismo. Por un lado, las afines a López Obrador, como Izquierda Democrática Nacional, y en contra de la tribu de Ortega, conocida como Chuchos o Nueva Izquierda, revivieron las viejas heridas de procesos internos, como el que disputaron Ortega y Alejandro Encinas por la dirigencia nacional, y la reciente repartición de candidaturas.

El coordinador del PRD en el Senado, Carlos Navarrete, minimizó los gritos de rechazo, y dijo que fue un sector “muy pequeñito”, de 200 personas “gritonas”, y destacó que el resto, 9 mil 800, estuvieron con ellos.

Conducido el evento por la secretaria general Hortensia Aragón, a pesar de los acuerdos para que fuera terso y de unidad, estuvo plagado de gritos y rechiflas contra Ortega, a pesar de los constantes llamados a la calma.

“¡Chuchos, no!” y “¡Fuera Chuchos!”, tronaban en el imponente coso. No les importó que estuvieran de invitados los embajadores de Canadá, Palestina y Marruecos; el Auditorio Nacional vivió una guerra de porras entre lopezobradoristas y Chuchos.

En los alrededores del Auditorio se pudieron ver microbuses que transportaron a la gente.

Líderes partidistas recibieron de la dirigencia de su partido boletos para el acceso; sin embargo, éstos no alcanzaron; en un ambiente de descontrol e intentos de “portazo” que anticipaba ya lo que vendría.



Encinas intercede por Ortega

El evento inició a las 11:30 de la mañana y duró poco más de una hora. Siempre estuvo marcado por incesantes abucheos por parte de un sector del público hacia el dirigente Ortega.

“¡Obrador, Obrador!”, retumbó en varias ocasiones.

Se apreció a un Ortega con el rostro desencajado, serio, ante el rechazo a todo lo que involucrara a Nueva Izquierda.

Al ofrecer su discurso, el último de la tanda, fue constantemente interrumpido, además de que el inicio fue difícil, pues no podía empezar por el griterío.

Aragón trató de poner orden desde el principio, pero recibió más rechiflas y mentadas de madre. “Ya los extrañaba”, bromeó Alejandro Encinas más tarde.

Pero fue Encinas, candidato a diputado federal, quien tuvo que interceder por su ex contrincante por la dirigencia del PRD. Se paró y pidió que lo escucharan con el mismo respeto con que lo habían escuchado a él.

La cúpula perredista, sentada en el escenario, sin Marcelo Ebrard, pero con Ana Gabriela Guevara, la ex velocista y candidata delegacional en Miguel Hidalgo, se paró y aplaudió a Ortega para darle valor. El público sentado en la parte frontal del Auditorio se levantó y volteó para gritar “¡Unidad!” al resto de los presentes al fondo del recinto, de donde más emanaban los gritos.

Ortega no se arredró. Tomó aire y pidió unidad —la mayor parte del tiempo tuvo que gritar para poder hacerse escuchar—, con el fin de enfrentar a la derecha, dijo, del PAN y PRI.

“En la medida que el PRD esté fuerte, esté sólido, esté consistente en todas las regiones, entonces el PRD se va a convertir en un valladar infranqueable para el intento que los priístas quieren de regresar al régimen autoritario. Y el PRD se va convertir en una fuerza formidable para derrotar a la derecha panista y al gobierno de (Felipe) Calderón, que sólo está provocando pobreza y miseria”, dijo.

En su turno, Encinas se extendió más de 20 minutos y, sin abucheos aunque con silbidos para apurarlo, dijo que es vital ganar la elección, pues “a la falta de legitimidad, desde el origen del actual gobierno de facto” se suma el debilitamiento de las instituciones, y que camarillas “operen para mantener sus privilegios”, añorando las viejas prácticas, todo en alianza “con lo peor del pasado: el corrupto priísmo corporativo”.

Delineó seis ejes para la Cámara de Diputados: atención a la crisis económica; combate a la inseguridad; ampliación de libertades democráticas; impulso a la reforma del Estado; desarrollo sustentable y debate político y alianzas con la sociedad.

En el estrado estuvieron, entre otros, los gobernadores de Guerrero, Zeferino Torreblanca, y de Zacatecas, Amalia García, así como el coordinador en la Cámara baja, Javier González Garza.

También estuvo la diputada Valentina Batres y senadores como Graco Ramírez y Arturo Núñez, así como la esposa de René Bejarano, Dolores Padierna.

El evento concluyó a las 12:40 con la toma de protesta formal por parte de Ortega a los candidatos que los abanderarán en las próximas elecciones.

En entrevista posterior, Ortega responsabilizó a un sector de la resistencia civil pacífica, que lidera López Obrador, y al grupo Flor y Canto, de intentar “boicotear” el evento, y pidió deslindes.

Ricardo Gómez, El Universal, 20 de abril.

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