Con todo y reforma sigue el dispendio en las elecciones

La intención del legislador para disminuir los gastos de campañas para estas elecciones no funcionó. La reforma electoral sólo maquilló las cifras pero en realidad los partidos políticos en el Distrito Federal podrán disponer del mismo dinero o más que en el 2006 para la difusión de su imagen.

La reducción de los límites de gastos es de casi 4.5% con respecto al 2006, lo equivalente a 1 millón 230,401.45 pesos para los 16 aspirantes por partido a las jefaturas delegacionales. Para los candidatos que aspiren a una curul de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal; en el caso de los 40 distritos, el monto total sólo disminuyó 1 millón 248,401.47 pesos.

La frase de “menos dinero, más sociedad”, no aplica si se toma en cuenta que los días de campaña se redujeron respecto de los contemplados en el 2006 y si se considera que los spots de radio y televisión ya no los tienen que pagar los partidos sino la autoridad electoral en tiempos del Estado.

Grandes disparidades

Las cantidades en el caso de jefes delegacionales y diputados locales no son equitativas. Una parte de esta disparidad responde a la cantidad de gente que podrá acudir a votar el 5 de julio por demarcación, ya que el padrón electoral creció.

Por ejemplo, cada candidato que aspire a la titularidad de la delegación Iztapalapa podrá gastar hasta 4 millones 986,980.17 pesos, mientras que en el 2006 el tope fue de 5 millones 199,155.02 pesos, lo que representa una disminución de 212,174.85 pesos.

La reducción es mínima si se contempla que en el 2006 se votó por Jefe de Gobierno, que el número del padrón era menor, al igual que el salario mínimo, aspectos que influyen en el cálculo de topes de campaña, por lo que la cantidad es onerosa.

La disparidad en el dinero destinado a los candidatos se aprecia con respecto a los topes de Iztapalapa y los de Milpa Alta. En la segunda demarcación el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) aprobó 297,373.30 pesos máximos para la campaña de cada aspirante a la jefatura.

En el 2006 en Milpa Alta, cada candidato podía disponer de 289,949.82 pesos. En lugar de disminuir el tope de gastos de campaña en esta delegación aumentó en el 2009. El legislador aquí no cumplió su propósito de reducir los montos, pues para julio de este año el aspirante de cada partido dispondrá de 7,423.48 pesos más que en el 2006.

Gustavo A. Madero es el segundo territorio que cuenta con topes más altos: 3 millones 782,396.83 pesos; mientras que la segunda demarcación con menores recursos para las campañas es Cuajimalpa, con 468,257.93 pesos.

En el caso de los distritos es similar. El candidato a Diputado local por parte del Distrito XVII que se ubica en Benito Juárez tendrá de tope 833,386.91 pesos, mientras que el abanderado que represente el Distrito XXXIX, de Xochimilco, dispondrá de 527,055.18 pesos.

Sin embargo, la reducción es mínima pues en el 2006 cada aspirante a una curul podía erogar hasta 864,907.29 pesos para el Distrito XVII y 530,950.97 pesos en el caso del XXXIX.
LA SESIÓN
En la sesión del Consejo General del IEDF en la que se dieron a conocer los topes de los gastos de campaña, los partidos mostraron su inconformidad, pero no por lo elevado de los montos sino por la disparidad de éstos y por la “incongruencia” de la fórmula para sacar las cantidades.

Los representantes, sobre todo el del PRD y del PRI, Miguel Ángel Vásquez y Marco Antonio Michel, respectivamente, manifestaron su molestia por los “disparados” montos.

La consejera Carla Humphrey aclaró que el dinero formaba parte de la medida que se estableció para garantizar que el proceso electoral sea equitativo y de “racionalidad de gastos”.

Previo a la votación, los partidos pidieron que se revisara de nuevo la fórmula empleada en el Código Electoral del Distrito Federal y se consultara con los representantes para que no quedara duda de la transparencia en los montos. Los consejeros se negaron a la propuesta y aprobaron por unanimidad los topes de gastos de campaña.

Y es que el Código prevé que para sacar el monto se tome en cuenta los 75 días que dura la campaña electoral del Jefe de Gobierno; sin embargo, en estos comicios sólo se elegirá a diputados locales y delegados.

La fórmula también contempla el monto del financiamiento público otorgado a los partidos para la obtención del voto, el financiamiento privado directo e indirecto y el último corte del padrón electoral.

Los topes están destinados a crecer conforme pasa el tiempo debido a que el salario mínimo que se refleja en el financiamiento y el padrón electoral también crecen y esto altera el resultado de los gastos de campaña.

RESPECTO de LOS DÍAS

Los abanderados en este año no dispondrán de 75 días para la campaña. De acuerdo con la reforma electoral tendrán 45 días para la difusión de su imagen y propuestas.

Con esto, los candidatos podrán utilizar el dinero de campaña en menos días y por ende, con más presupuesto.

Pero eso no es todo, antes los partidos destinaban 50% del dinero para pagar los spots de radio y televisión, ahora el encargado de difundirlos en tiempos oficiales es la autoridad electoral.

Para una comparación se tendrá que esperar a los informes de gastos de campañas y con esto revisar en qué se gastaron los partidos el dinero que antes estaba destinado a la compra de espacios en los medios electrónicos, ya que en los informes del 2006 los comerciales se tenían que reportar al IEDF.

Según la resolución del 15 de octubre del 2007 del IEDF, en los documentos con motivo de la campaña de hace tres años se dio a conocer que las instituciones políticas omitían información respecto a los spots.

Por ejemplo, el PAN no aclaró 289 spots que emitió en el 2006, éstos fueron por 1 millón 420,803.36 pesos. Mientras que la coalición “Unidos por la Ciudad” (PRI y PVEM) no reportó 68 spots de radio ni 108 de televisión.

Si la mitad del gasto de los partidos iba destinado a este aspecto, entonces rumbo al 5 de julio podrán disponer de más dinero para otro tipo de promoción. Lo anterior sin contar que Internet se ha convertido en una herramienta clave para la difusión.
Tania Rosas, El Economista, 2 de abril.

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