“(Cada clérigo) es un profeta y por tanto debe denunciar las injusticias, los atropellos, ésa es su misión: defender a las ovejas de los lobos”, expresó el obispo de Campeche, Ramón Castro.
Durante la 87 asamblea general de la CEM, los jerarcas católicos recibieron en su sede, por primera vez, a Gómez Mont; mientras transcurría el encuentro privado empezaba a difundirse el hallazgo de dos militares ejecutados entre los municipios duranguenses de Tepehuanes y Guanaceví, justamente en la región donde –de acuerdo con las declaraciones del arzobispo González– vive Joaquín El Chapo Guzmán, a quien las autoridades ubican como uno de los principales capos del narcotráfico.
Además, junto a los cadáveres estaba la advertencia: “Con El Chapo nunca van a poder ni sacerdotes ni gobernantes”.
Sin embargo, el secretario de Gobernación dijo desconocer en ese momento la noticia, aunque advirtió que los narcotraficantes son “perfectamente derrotables porque hay toda una sociedad y un gobierno comprometidos en recuperar la paz y la tranquilidad” de los mexicanos.
En tanto, los prelados católicos manifestaron –en conferencia de prensa– que “no han dejado solo” al arzobispo de Durango, sino están viendo “el modo de apoyarlo” y hasta aventuraron, como lo hizo el obispo de Campeche, que él habría hecho “lo mismo”, de encontrarse al frente de una arquidiócesis como la duranguense.
El obispo Castro señaló que “de ninguna manera el Episcopado Mexicano se está desmarcando”, porque lo expresado por González Martínez está sustentado en señalamientos hechos por sus feligreses, afirmó.
De esta forma la CEM ensalzó como un hecho “prudente”, el silencio –“soy sordo y mudo”– que en la víspera el arzobispo se fijó a sí mismo (tras haber declarado a los medios de comunicación que “todos conocen el paradero de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, menos la autoridad”).
Descartó que esa actitud represente que “como pastores estemos tirando una piedra para después esconder la mano, ni es que no estemos sosteniendo nuestros dichos, lo que pasa es que hay que tener prudencia”.
Para la jerarquía católica, la declaración del arzobispo de Durango no podría tacharse de “irresponsable” y, por el contrario, destacaron sus características como pastor y persona.
Por la tarde, el secretario Gómez Mont se reunió con el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes. Ahí, el responsable de la política interna expuso los factores de gobernabilidad por los que atraviesa el país y, de acuerdo con el propio funcionario y ministros de culto presentes, “en ningún momento se habló del narcotráfico y tampoco se hizo un llamado particular” para el arzobispo de Durango.
Según el secretario de Gobernación, encontró a los integrantes de la CEM con un “ánimo responsable de colaborar discretamente con la autoridad, sin atentar contra su ministerio”.
En entrevista, el funcionario federal dijo que trató el tema de la seguridad y “lo importante que es para el gobierno contar con la colaboración de toda organización social, a fin de obtener información pertinente para que podamos cumplir de la mejor manera con nuestro deber de someter a la delincuencia”.
Área religiosa acéfala
Asimismo, Gómez Mont manifestó su interés en ampliar el diálogo con sectores como el de las asociaciones religiosas; no obstante, desde hace más de un mes la dirección general respectiva permanece acéfala, luego de la salida de Salvador Beltrán del Río, y desde hace 20 días de la subsecretaria del ramo, Ana Teresa Aranda, movimientos que en opinión del secretario fueron imprescindibles por las aspiraciones personales de quienes dejaron sus cargos.
Antes, Faustino Armendáriz, obispo de Matamoros, subrayó que los clérigos de la Iglesia católica seguirán pronunciándose en contra de la delincuencia organizada porque ésta atenta contra la dignidad humana.
Repitió el discurso de los obispos en el sentido de que la labor de esta Iglesia no es investigar, hacer labores de inteligencia o de buscar a quienes cometen ilícitos, sino difundir la palabra de Dios y del evangelio.
Respecto de la posibilidad de que el secretario de Gobernación hubiese impuesto a la curia algún tipo de censura –ante comentarios como los vertidos por el arzobispo González Martínez– el sacerdote Manuel Corral, secretario ejecutivo de Relaciones Públicas e Institucionales de la CEM, negó tal circunstancia y dijo que el funcionario se mostró agradecido de recibir cualquier apoyo del clero en la lucha contra los grupos delincuenciales.
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