La noticia corrió de boca en boca, aunque no la registraron hasta ayer los medios informativos de la isla, todos oficiales, y cambió el semblante a cientos de pasajeros en el aeropuerto José Martí de La Habana, donde las despedidas comenzaron a mudar el adiós por el hasta luego.
“Ya era hora. ¿Qué es eso de andar separando familias?”, exclamó en la terminal una mujer de unos 40 años al saber que Obama dio un paso que los cubanos de la isla y de Estados Unidos esperaban desde hace días.
Portavoces de la oposición calificaron de “excelente” la noticia y, a renglón seguido, pidieron al general Castro que anuncie un paso equivalente y elimine las restricciones que tienen los cubanos para viajar, pero no se hicieron ilusiones con una rápida normalización de relaciones.
“Me parece una cosa excelente, muy positiva, que el pueblo cubano va a recibir con alegría”, declaró a la agencia EFE el economista Óscar Espinosa Chepe, uno de los 75 opositores condenados a largas penas en la llamada “primavera negra” de 2003, que ahora tiene licencia extrapenal.
En contraste, posiciones contradictorias aparecieron en los diferentes sitios de reunión de los exiliados cubanos en el sur de la Florida mientras los canales televisivos y emisoras de radio se hacían eco de la trascendental noticia, que impacta a más de un millón y medio de cubanoestadounidenses con familiares en la isla caribeña.
“Es una medida muy positiva”, reconoció José Hernández, presidente de la Fundación Nacional Cubana Americana (FNCA) a un canal televisivo local.
En el restaurante Versailles, tradicional punto de reunión de los exiliados cubanos, el número de visitantes se incrementaba a medida que la noticia circulaba por los diferentes medios de prensa y entre familiares y amigos.
Allí, Evaristo Pimentel, un exiliado que llegó a la Florida hace 25 años, insistió en que “ahora hay que esperar para ver cómo actúa el gobierno de Cuba, porque ellos siempre han respondido de forma agresiva a todos los gestos de la administración estadounidense”.
Lo cierto es que los próximos pasos en lo que los analistas esperan sea un proceso de lenta evolución podrían depender del modo en que el gobierno cubano reaccione a la nueva medida estadounidense.
“En el pasado, cuando el Congreso ha presionado para crear espacios en el embargo, el gobierno cubano a menudo ha creado una crisis. Creo, en el fondo, que les gusta tener el embargo allí y quizás lo harán de nuevo”, dejo Ed Gresser, jefe de la división de comercio del Progressive Policy Institute.
Además, varios de legisladores estadounidenses siguen oponiéndose firmemente a terminar con el embargo pleno a Cuba mientras la isla siga bajo control comunista.
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