“Exigen al gobierno que recorte su gasto, y el gobierno lo recorta; exigen impuestos sobre alimentos y medicinas de la gente más pobre, pero a la hora de ver sus cifras, en promedio pagan 1.7% de impuestos. Esto ya no puede ser”, señaló el mandatario, un día después de que mencionó que las grandes empresas “rara vez” pagan sus contribuciones al fisco.
La primera reacción provino del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), organismo que aglutina a las principales cámaras y confederaciones empresariales; su presidente, Armando Paredes, aseguró que “las empresas de la economía formal pagan sus impuestos de acuerdo con lo que marca la ley y el gobierno las audita [...] No se puede generalizar que las grandes empresas en México no contribuyen a las finanzas públicas”.
Las empresas que más invierten, explicó, no necesariamente pagan elevados impuestos “porque cuando haces inversiones importantes, se deducen”.
“Estamos de acuerdo: cumplamos, pero todos. No solamente los de siempre”, dijo en referencia a que la Ley de Ingresos 2010 aprobada por la Cámara de Diputados no amplía el número de personas que deben cumplir con obligaciones fiscales.
Agregó que no es momento de discordias, sino de acuerdos “para evitar que México siga estancado y en la mediocridad”.
Ricardo Salinas Pliego, dueño de empresas como TV Azteca, Iusacell, Banco Azteca y Elektra, fue más severo: “Lo insaciable del aparato gubernamental para extraerle recursos a los ciudadanos ahora llega a estos extremos. Nos doran la píldora con el cuento de que quieren ayudar a los pobres, pero si realmente quisiera hacerlo, el gobierno tendría que recortar su gasto”.
Rebatió además el señalamiento de que los grandes corporativos no pagan impuestos: “¿Entonces de qué vive el gobierno, si no es del Impuesto Sobre la Renta... entonces quién paga el ISR?”.
Para Salinas Pliego el argumento del gobierno federal de subir impuestos para destinar esos recursos a los pobres o al gasto social no es creíble. La educación y el sistema de salud en México están “para llorar”, dijo.
Fue crítico también con la propuesta de gravar las telecomunicaciones: “No se les podría ocurrir un impuesto más retrógrada, porque se propicia un país sin conectividad y con ello una nación de cuarta”.
Por la noche, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, ofreció un tono conciliador. Dijo que las empresas de todos los tamaños, inclusive las grandes, “pagan sus impuestos y los pagan bien”, pero aceptó que el gobierno busca rediseñar el régimen de consolidación fiscal para evitar la elusión de impuestos. Esta figura le permite a un consorcio deducir las pérdidas fiscales de una de sus empresas contra las utilidades de otra.
Jorge Ramos, Angelina Mejía y Manuel Lombera, El universal, 30 de octubre.
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