"Es un señor que deja a su familia para darles mejores oportunidades", explicó Diana, originaria de Aguascaliente.
"Se va porque no hay oportunidades ni empleo en México", agregó.
De los cinco ganadores premiados en diferentes categorías, de más de 11 mil participantes, la niña Diana -vestida con falda a cuadros, camisa blanca, mallas rojas y zapatos negros- fue la elegida por Conapo para dar un mensaje en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio Nacional de Bellas Artes.
Eduardo Reyes, del Estado de México, dibujó a los indocumentados cruzando a través de un túnel la barda metálica que divide a México de Estados Unidos; para Daniel Pérez, también del Edomex, la migración no reconoce fronteras.
Cuando la nombraron para que se acercara al micrófono, Diana quedó totalmente cubierta por el atril negro del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, diseñado para que lo use una persona adulta promedio.
Como pudo, Diana alzó su mano derecha, bajó el micrófono y comenzó a leer el discurso que tenía preparado, lo que provocó las risas de los presentes, que no podían ver a Diana.
Magdalena Zavala, coordinadora de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, se acercó a la niña y pidió que colocaran una silla detrás del atril. Diana se subió al mueble -los espectadores ya alcanzaban a ver media cabeza- y la voz comenzó a quebrársele.
La pequeña había ensayado durante días su discurso, pero no con un atril tan grande enfrente que le dificultaba el uso de la palabra.
Ante el llanto de la menor, la coordinadora en el INBA tomó la decisión de leer el discurso completo de la ganadora, que poco se veía ante la audiencia y después, su voz había dejado de escucharse.
Zavala leyó la interpretación de "Vida Dividida", el dibujo que Diana había realizado para el concurso, inspirándose en la partida de sus tíos a Estados Unidos, y la tristeza que dicha travesía había dejado en sus primos.
Para Diana, el señor migrante que deja a su esposa e hijos pierde su identidad.
"Al final, el señor trabaja y trabaja para ganar los dólares, pero está confundido y ya no sabe quién es. Extraña a su familia, sus costumbres y tradiciones", leyó Zavala en el discurso.
"Deja a su familia y ya no sabe quién es porque no la ve", explicó Diana a REFORMA.
Como el migrante que deja a su familia y se desconoce, por algunos minutos, Diana perdió el sentido de lo que hacía en el Palacio Nacional de Bellas Artes, en una sala semivacía, tratando de interpretar su dibujo detrás de una mampara negra.
Cuando regresó a su lugar en el presidium, tapó su rostro con el reconocimiento que minutos antes le habían otorgado.
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