Evo Morales y Hugo Chávez convierten cónclave en un foro contra el capitalismo

La participación de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales, convirtió la reunión de alto nivel de la cumbre climática de Copenhague en un foro contra el capitalismo. Chávez dijo que la cumbre es una farsa impuesta por países ricos y “en este planeta vivimos una dictadura imperial mundial”.

Al intervenir en la primera sesión de la reunión de alto nivel de ayer, acusó a los países ricos de “irresponsabilidad y falta de voluntad política” para alcanzar un acuerdo y criticó que el “destructivo modelo capitalista está erradicando la vida”.

Chávez expresó así el descontento de países como Venezuela, Bolivia, China, Brasil y Sudáfrica por que la presidencia danesa de la cumbre quiera presentar un nuevo texto que incluya las conclusiones de los dos grupos de trabajo de la conferencia.

Sostuvo que los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) no firmarán ningún texto que “salga de la nada” y que no se corresponda con los textos acordados en las negociaciones.

Criticó que los procesos de consultas de Copenhague hayan sido “antidemocráticos y exclusivos”, de acuerdo con la “dictadura imperialista que rige en el mundo”.

Mientras, en una rueda de prensa, el presidente de Bolivia, Evo Morales, reivindicó la obligación de defender los derechos de la Madre Tierra y señaló que el cambio climático es principalmente un “efecto” del modelo de desarrollo del sistema capitalista.

“Si queremos salvar a la Tierra y a la humanidad no tenemos otra alternativa que acabar con el sistema capitalista”, afirmó Morales

Morales defendió la “cultura de la vida”, que quiere salvar a toda la Humanidad, frente a la “cultura de la muerte” del capitalismo, que sólo quiere salvar a la mitad de los seres humanos, en referencia a los países desarrollados.

El pago de una “deuda climática” de los países ricos a los países en desarrollo, la creación de un Tribunal de Justicia Climática para juzgar a los países contaminantes y que el crecimiento de la temperatura media global del Planeta a finales de siglo con respecto a los niveles preindustriales no supere un grado son algunas de las propuestas bolivianas.

Ante las duras críticas políticas que se vierten y tienen en suspenso el posible acuerdo, desde Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que el presidente Barack Obama espera que su presencia en Copenhague el próximo viernes sea “útil” para lograr un acuerdo sustancial.

Añadió que “la reunión en Copenhague de líderes de países desarrollados y en vías de desarrollo de todo el mundo representa una ocasión para resolver algunos problemas y lograr un acuerdo”.

DIFICULTADES. El secretario ejecutivo de la cumbre climática de la ONU, Yvo de Boer, advirtió que las próximas 24 horas serán “cruciales” para el éxito de la reunión.

Paralelamente, el primer ministro danés, Lars Løkke Rasmussen, mantenía consultas con distintos grupos regionales para intentar hacer avanzar el proceso, que también ha tropezado con diferencias sobre cifras de recortes de emisiones y sobre la financiación de medidas para frenar o hacer frente al cambio climático.

Rasmussen, que sustituyó hoy en la presidencia de la cumbre a la también danesa Connie Hedegaard, intenta crear un proceso eficaz y transparente, para lo que necesita el consenso de todos los grupos, según De Boer.



Denuncia



EU endurece su postura: Greenpeace



Estados Unidos endureció su postura en las ya difíciles negociaciones en la Cumbre sobre el Cambio Climático de Copenhague al negarse a cambiar las fechas de referencia para la reducción de gases de efecto invernadero, según Greenpeace.

El coordinador político para América Latina de la organización ecologista, Gustavo Ampugnani, dijo que Washington presentó un documento con una cruz en el lugar de la fecha de la que se debe partir para calcular las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Antes de ir a Copenhague, Washington había ofrecido recortar sus emisiones de CO2 un 17 por ciento hasta 2020 en relación con 2005, lo que en términos reales supone un cuatro por ciento si se compara con los baremos usados por la Unión Europea y otros países industrializados que parten de 1990.

Con ese punto de partida de EU y ante el bloqueo actual de las negociaciones en la cumbre, la única solución es que los 119 jefes de Estado y de gobierno que empezaron a llegar a la capital danesa asuman directamente las negociaciones, dijo Ampugnani.

Agregó que de no haber un entendimiento hasta la clausura de la conferencia, el 18 de diciembre, quedaría la única alternativa de “una declaración política de mínimos”, en lugar de la firma de un documento jurídicamente vinculante, como exigen muchos países y las organizaciones ecologistas.
Agencias en Copenhague, Crónica, 17 de diciembre.

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