El subsecretario de Planeación de Semarnat, Fernando Tudela, uno de los artífices del Fondo Verde, asegura que la propuesta mexicana para financiar la lucha contra el cambio climático está viva pero no se aprobará en esta ocasión, al evaluar que faltan condiciones para que los países participantes (192) definan un mecanismo con montos, gobernanza y esquemas de aportación.
“Es pronto para decir que hay frustración”, dice en momentos en que a su parecer había “más corchetes que palabras en los documentos” de discusión. Esto sucede horas antes de la llegada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en quien se deposita la última esperanza de extraer algo de esta cumbre, que está por finalizar.
Este jueves la actividad en el Bella Center se intensificó. Gobernantes y ministros de 140 países participan en las sesiones plenarias con llamados desesperados a lograr compromisos que sustituyan el Protocolo de Kyoto. Calderón pide no poner pretextos, mientras el francés Nicolas Sarkozy convoca a “negociar seriamente” ante la catástrofe que implica la variación de la temperatura de la Tierra.
Pero con China y Estados Unidos renuentes a comprometerse a rebajar en serio sus emisiones de bióxido de carbono, el panorama sigue complicado.
En la delegación mexicana el ánimo es contrastante: de preocupación y de optimismo paralelos. Por un lado, en el ámbito gubernamental se estima que si no se logran acuerdos de peso en la cumbre recibirán un gran paquete para la nueva cita, dado que recaerá en la diplomacia mexicana el grueso de las negociaciones para la reunión de diciembre del próximo año.
Al mismo tiempo, Calderón no pierde la oportunidad de resaltar en todas sus intervenciones que si no logran acuerdos en Dinamarca, México emprenderá un nuevo proceso de negociación para alcanzar ahora sí un “acuerdo vinculante.
“Le vamos a pedir al gobierno y al pueblo de Estados Unidos su voluntad para lograr este acuerdo, y haremos exactamente lo mismo con los chinos, porque tenemos que lograr este acuerdo tan difícil”, expone en un programa de televisión de la BBC y Danske Radio.
Pero tan sólo en la grabación de la emisión del programa televisivo El gran debate sobre la Tierra se pueden ver que no todos comparten esta visión. Cuando los mandatarios se disponían a cenar con la realeza danesa, Mohamed Nasheed, presidente de las islas Maldivas, se queja en el mismo set de televisión: “No hay un texto preparado. Y si no somos capaces de resolver este problema y mañana tampoco, los que van a sufrir los resultados son otros países, que no son los desarrollados”.
Lo plantea así, ya que según las predicciones científicas, este país del Índico quedará sepultado en el mar antes de que acabe el siglo, dado que 80 por ciento de su territorio está un metro sobre el nivel del mar.
Pero más allá de los acuerdos y de que aquí se apruebe o no el llamado Fondo Verde, la imagen de México se instala con lo que Tudela califica de mecanismo “muy adelantado a su tiempo”.
Temprano, Calderón recibe el premio Globe de una organización de legisladores y los elogios del primer ministro británico Gordon Brown, quien dice que nadie ha hecho más que el presidente mexicano en el tema, y llama al fondo planteado por éste “la principal propuesta global de financiamiento”.
En la ceremonia, si bien participa también la senadora del PRD, Yeidckol Polevnsky, integrante de The Global Legislators Organization, en su discurso no hace referencia al galardón. Al final, Calderón hace un gesto de despedida, pero no se acerca a la senadora que estaba sentada a un lugar de distancia de él. La perredista explica luego que el reconocimiento es para México.
En el trajín de la cumbre, el doctor Molina es uno de los científicos que más atraen los reflectores. Brown lo saluda con un fuerte apretón de mano antes de la entrega del galardón.
En la recta final de las negociaciones, el premio Nobel aboga por mantener “viva” la posibilidad de que en Copenhague se logre una agenda con principios de colaboración de los países desarrollados con los no desarrollados. La cuestión, añade en la entrevista, es que “ya no va a haber tiempo” para consolidar los detalles de ese acuerdo. “No es algo que pueda hacerse con gran rapidez”. Es que quedan unas horas para que esta cumbre no sea recordada como la del fracaso.
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