El ministro Genaro Góngora Pimentel, considerado como uno de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que mayor poder y peso ha tenido en los últimos años, se despidió del alto tribunal con un llamado de alerta por “el alto riesgo social que corre nuestro país”.
En medio de aplausos, de elogios a su trayectoria, acompañado de la cúpula del Poder Judicial de la Federación, Góngora Pimentel dijo que es urgente que el gobierno convoque a las instituciones académicas de más alto nivel del país para que participen en la reconstrucción de la vida nacional.
Góngora, aficionado al personaje Homero Simpson, se distinguió por sus votos disidentes, por estar en favor de la despenalización del aborto y en contra de la cadena perpetua. El ministro amigo de Andrés Manuel López Obrador —tenía en su oficina una pecera con dos pejelagartos— dijo adiós a la Suprema Corte y a 37 años de carrera judicial.
Pero antes de dejar la Corte aclaró que no podía hacerlo sin antes expresar su creciente preocupación “por la situación tan difícil por la que atraviesa nuestro país”.
Góngora Pimentel, quien ha dicho que se dedicará a escribir sus memorias, a dar clases en la UNAM y a contar a sus alumnos sus “Genaroaventuras”, dijo que es preocupante saber sobre los altos índices de inseguridad en que vive la población y la distancia que separa a la sociedad del gobierno.
Porque, alertó, “de mantenerse esta tendencia, no es necesario tener una bolita de cristal para avizorar sobre el alto riesgo social. Creo que la paz duradera no se logra con confrontaciones o cobro de facturas políticas ni tampoco con falsos triunfalismos”.
En este escenario, dijo, México requiere con urgencia de un Plan Nacional, que responda verdaderamente a los intereses de las mayorías y rescatar el principio político de que la soberanía reside y seguirá residiendo en el pueblo.
Porque el pueblo no puede seguir siendo preso de intereses políticos o de grupo, por ello, dijo, es hora de supeditar el interés privado sobre el interés público.
Para la reconstrucción de la vida nacional, explicó, se necesita convocar a las instituciones del más alto nivel, porque su opinión debe escucharse para encausar lo que verdaderamente importa a todos los mexicanos.
Carlos Avilés, El Universal, 1º de diciembre.
En medio de aplausos, de elogios a su trayectoria, acompañado de la cúpula del Poder Judicial de la Federación, Góngora Pimentel dijo que es urgente que el gobierno convoque a las instituciones académicas de más alto nivel del país para que participen en la reconstrucción de la vida nacional.
Góngora, aficionado al personaje Homero Simpson, se distinguió por sus votos disidentes, por estar en favor de la despenalización del aborto y en contra de la cadena perpetua. El ministro amigo de Andrés Manuel López Obrador —tenía en su oficina una pecera con dos pejelagartos— dijo adiós a la Suprema Corte y a 37 años de carrera judicial.
Pero antes de dejar la Corte aclaró que no podía hacerlo sin antes expresar su creciente preocupación “por la situación tan difícil por la que atraviesa nuestro país”.
Góngora Pimentel, quien ha dicho que se dedicará a escribir sus memorias, a dar clases en la UNAM y a contar a sus alumnos sus “Genaroaventuras”, dijo que es preocupante saber sobre los altos índices de inseguridad en que vive la población y la distancia que separa a la sociedad del gobierno.
Porque, alertó, “de mantenerse esta tendencia, no es necesario tener una bolita de cristal para avizorar sobre el alto riesgo social. Creo que la paz duradera no se logra con confrontaciones o cobro de facturas políticas ni tampoco con falsos triunfalismos”.
En este escenario, dijo, México requiere con urgencia de un Plan Nacional, que responda verdaderamente a los intereses de las mayorías y rescatar el principio político de que la soberanía reside y seguirá residiendo en el pueblo.
Porque el pueblo no puede seguir siendo preso de intereses políticos o de grupo, por ello, dijo, es hora de supeditar el interés privado sobre el interés público.
Para la reconstrucción de la vida nacional, explicó, se necesita convocar a las instituciones del más alto nivel, porque su opinión debe escucharse para encausar lo que verdaderamente importa a todos los mexicanos.
Carlos Avilés, El Universal, 1º de diciembre.
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