Raquítico acuerdo en Copenhague, trámite que no satisface a nadie

Dos semanas de negociaciones, manifestaciones, presión social, acusaciones, protocolos… sirvieron de poco en la XV Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU en Copenhague, puesto que los representantes y jefes de Estado participantes no lograron ir más allá de un acuerdo raquítico.

El texto al que llegaron los líderes de EU, Brasil, India, China y Sudáfrica, posteriormente se lo presentarían a la Unión Europea, que lo aceptó, y que el presidente Barack Obama calificó como un “avance sin precedentes y significativo”, no incluye sin embargo cifras de reducción de emisiones como tampoco el concepto de verificación y supervisión de éstas que tanto incomodaba a la delegación china. “Hay que hacer mucho más”, reconoció.

No obstante estas naciones se comprometieron a presentar sus topes respectivos de emisiones el 1 de febrero de 2010. Obama aceptó que será “muy complicado” y “llevará un tiempo” llegar a un mejor acuerdo.

Sin embargo, se espera que sea en diciembre de 2010, en la próxima Cumbre en México, cuando las naciones buscarán un tratado que sea legalmente vinculante que comprometa a los países a reducir sus emisiones de efecto invernadero y se establezcan políticas globales de cuidado del medio ambiente.

El presidente estadunidense apuntó que las conversaciones se vieron perjudicadas por un punto muerto fundamental en las diferentes perspectivas. En su exposición a los medios, manifestó que su país no buscó trascender con propuestas más ambiciosas porque su gobierno no quiere hacer promesas que no pueda cumplir y no puede “de la noche a la mañana” alcanzar la independencia energética.

¿“PASO HISTÓRICO”? Según había indicado previamente un alto funcionario estadunidense, que habló bajo la condición del anonimato, ninguno de los países está completamente satisfecho con lo logrado pero el acuerdo representa, insistió, un “paso histórico” que servirá de base para pactos más sustanciales en el futuro.

Señaló que el pacto, tras la reunión del presidente estadunidense con el presidente sudafricano, Jacob Zuma, y los primeros ministros de India y China, Manmohan Singh y Wen Jiabao, aporta un mecanismo para supervisar y verificar los recortes de emisiones en los países en desarrollo pero fija unos objetivos menos ambiciosos de lo que esperaban inicialmente EU y los países europeos.

Esta fórmula de transparencia deja claro que la comunicación a la ONU la hará cada país y que “se respetará la soberanía nacional”. Las acciones de reducción de emisiones que se hagan con dinero internacional sí estarán sujetas al completo sistema de comprobación. China ha declarado que no quería dinero sino no verse sujeta a las reglas de la contabilidad internacional.

Sí mantiene el objetivo de limitar el aumento de la temperatura terrestre a dos grados, como buscaban europeos y estadunidenses. Pero sólo dice que las emisiones deberán tocar techo “lo antes posible” —al principio de la cumbre el objetivo era fijarlo en 2020— y no fija objetivos para 2050.

También incluye un acuerdo sobre la financiación que aportarán los países más ricos a las economías en vías de desarrollo para su adaptación al uso de tecnologías limpias.

Al respecto, el mandatario estadunidense informó que el acuerdo entre estas naciones proveerá de 30 mil millones de dólares a los países pobres durante los próximos tres años para ayudarlos a combatir el cambio climático, monto que aumentará a 100 mil millones desde el 2020.

DECEPCIÓN. En el marco de la reunión entre dichos países, la delegación brasileña expresó su “decepción” por el acuerdo alcanzado sobre mecanismos de supervisión para los objetivos de reducción de emisiones porque consideran que “no es el resultado” que esperaban.

“Estamos muy decepcionados. No es el acuerdo que esperábamos pero al menos es un acuerdo que nos permitirá salvar algo y seguir negociando el año próximo las cifras que no han podido cerrarse”, explicó el embajador de la delegación brasileña, Sergio Serra.

“De compromiso”. “Parece que hay pocos políticos capaces de ver más allá de su propio interés, y todavía menos que se preocupen por los millones de personas que se enfrentan a la amenaza del cambio climático”, afirmó por su parte John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace en el Reino Unido.

“Ha quedado claro que la lucha contra el cambio climático requiere un modelo de política radicalmente diferente al que han mostrado en Copenhague”, añadió.

Por su parte, la Unión Europa aseguró que el acuerdo que se debatía en el último día de la COP15 “no solucionará la amenaza climática”.

El presidente de turno de la UE, el sueco, Fredrik Reinfeldt, sostuvo que este documento “no es perfecto”, pero añadió que el texto, bautizado como el Acuerdo de Copenhague, “es un acuerdo entre los principales actores” reunidos en la capital danesa.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso, expresó su “decepción” por no haber alcanzado un compromiso vinculante, y que el texto está “por debajo de las ambiciones europeas”, tras añadir que tener ese acuerdo es mejor “que no tener ninguno”.

(Con información de El país y la BBC)
Agencias en Copenhague, Crónica, 19 de diciembre.

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