Por primera vez en casi una década varios creadores cubanos de primer nivel asistieron a una recepción que ofreció el jefe de la Sección de Intereses (oficina diplomática) de Estados Unidos, Jonathan D. Farrar. Un día antes el canciller Bruno Rodríguez anunció en la Organización de Naciones Unidas que la isla propuso al gobierno de Barack Obama una agenda de 12 puntos para un “eventual proceso de diálogo”.
En la terraza de la residencia de los embajadores estadunidenses en La Habana, el líder de Los Van Van, Juan Formell, y el cantautor Carlos Varela –dos veteranos de Paz sin fronteras–; el pianista Chucho Valdés, el guitarrista Pablo Menéndez, la compositora Zenaida Castro Romeu, los pintores Manuel Mendive, Eduardo Roca (Choco) y Roberto Fabelo, la actriz Rosita Fornés y el dramaturgo Abelardo Estorino, entre decenas, conocieron el martes a nuevos funcionarios de la Sección de Intereses y escucharon a un grupo de jazz en el que brillaban los solos del trompetista cubano José Miguel Crego (El Greco).
Un coctel semejante sería rutinario en cualquier otra parte del mundo, pero en La Habana es un termómetro político. En este caso, y según las reglas no escritas del sistema cubano, la presencia numerosa de artistas es un indicio de que el contacto tuvo la simpatía oficial. Por su parte, los anfitriones se abstuvieron de invitar a opositores.
Así se reanudó un escenario de diálogo que existió durante años, pero se interrumpió durante la gestión de George W. Bush. En ese lapso la misión estadunidense multiplicó en sus reuniones sociales la presencia de opositores, que para las autoridades cubanas son “mercenarios” de Washington. Ese factor y las tensiones entre los gobiernos llevaron a muchos personajes de la cultura cubana a declinar masivamente las invitaciones de la Sección de Intereses.
Ahora, contra la práctica de los últimos años, acaban de obtener visa para actuar en Estados Unidos Pablo Milanés, Zenaida Castro y la bailarina Viengsay Valdés. En abril pasado unos 30 estadunidenses trajeron su obra a la Bienal de La Habana, en la primera muestra de su tipo en dos décadas; Washington autorizó el traslado de parte del equipo de Juanes para el concierto de hace diez días; desde este mes y hasta mayo de 2010 se exhibe en Nuevo México la mayor exposición de arte cubano que haya llegado a Estados Unidos desde 1944 y ya se prepara la actuación en la isla a finales de octubre de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Además, hace unos dos meses la oficina estadunidense apagó el letrero luminoso que emitía noticias y comentarios políticos y que fue un motivo más de disputa.
A la vez que se anima la diplomacia cultural, Cuba puso sobre la mesa un temario que recorre desde los asuntos más duros e históricos del diferendo hasta la defensa del medio ambiente, según dijo el canciller Rodríguez a la Asamblea General de Naciones Unidas.
El anuncio de Rodríguez es un paso adelante en los tanteos entre los dos gobiernos, algo más allá de la mera disposición al diálogo, expuesta en los últimos tres años por el presidente Raúl Castro.
Según Rodríguez, la agenda cubana comprende: cese del bloqueo económico; exclusión de Cuba de la lista de países “terroristas”; anulación de la ley que otorga residencia automática a los cubanos en Estados Unidos; compensación a la isla por daños; devolución del territorio ocupado en Guantánamo; fin de las “agresiones radiales y televisivas” hacia Cuba; cese del apoyo a opositores en la isla; liberación de los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos; cooperación en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de personas y los desastres naturales.
El canciller no precisó cuándo mostró su pliego La Habana, pero en lo que va del año misiones oficiales de ambos lados se han reunido en dos ocasiones. La más reciente fue hace dos semanas, para discutir la reanudación del correo directo. Lo que no se sabía hasta este martes, cuando el Departamento de Estado filtró la información, es que la subsecretaria asistente para el Hemisferio Occidental, Bisa Williams, que vino a ese encuentro, prolongó su estancia en Cuba y también discutió otros puntos, incluso la migración.
“Entre los funcionarios” cubanos con los que habló Williams estuvo el vicecanciller Dagoberto Rodríguez, dijeron a La Jornada fuentes de la Sección de Intereses, sin precisar si hubo otro interlocutor de mayor rango. También indicaron que las conversaciones migratorias fueron “un seguimiento” a las de julio pasado en Nueva York. Una nueva ronda está prevista para diciembre próximo.
Las fuentes indicaron que Williams pudo seguir el concierto de Juanes y visitar una localidad de la provincia occidental de Pinar del Río dañada por los huracanes del año pasado, una deferencia insólita de los cubanos con un funcionario estadunidense.
La subsecretaria se reunió con unos 15 opositores para “escuchar nuestra visión de la situación actual del país y nuestra visión de futuro”, según dijo a este diario Elizardo Sánchez, uno de los asistentes. Las fuentes diplomáticas dijeron, sin entrar en detalles, que Williams habló con “miembros de la sociedad civil”.
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