El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Juan N. Silva Meza advirtió ayer que “en tiempos de crisis” se agudizan los abusos en contra de los individuos “ante la necesidad de contar con recursos públicos, de enfrentar el reto de la inseguridad, de la delincuencia y de la falta de acuerdos políticos”.
Los gobiernos y los órganos del Estado, sostuvo, intentan utilizar “atajos constitucionales” y explorar caminos que pueden ser explicables y comprensibles para algunos, pero nunca deben serlo para los jueces.
En un discurso particularmente duro e inusual, Silva Meza dijo que los jueces de la democracia “no deben confundir el interés del gobierno con el de los individuos”.
Silva Meza dio así la bienvenida a 35 nuevos magistrados y 20 jueces de distrito que tomaron protesta ante los plenos de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
El ministro, quien recorrió toda la escalera de la carrera judicial, exhortó a los nuevos juzgadores a no restringir derechos fundamentales, “creyendo en la importancia de las urgencias administrativas, enarbolados por entes públicos”.
Recordó a los flamantes magistrados y jueces que “no estarán a cargo de una oficina destinada a complacer a abogados litigantes, a gobiernos, a empresas o a otros jueces del nivel que sean (como serían los propios ministros de la SCJN)”. A ustedes les corresponde, dijo en la sesión solemne que se desarrolló en el salón de pleno del máximo tribunal, proteger al individuo del abuso de las autoridades, respetar y hacer respetar los derechos fundamentales.
Estamos destinados a evitar que se cometan abusos en nombre de lo urgente, de las razones de Estado, de la utilidad pública, del interés general, indicó. Silva dejó la impresión entre los presentes que se refería al combate al crimen organizado y las constantes quejas por violación de garantías individuales cometidas por las fuerzas federales o al conflicto en Luz y Fuerza del Centro, en donde el gobierno federal ha sido acusado de colocar el interés económico y administrativo por encima de los derechos laborales de los más de 40 mil trabajadores que fueron despedidos.
Convocó a los juzgadores a “no confundirse”, porque su encargo “no los convierte en los dueños de una empresa o de un negocio”. Los jueces de la democracia no son patrones, forman parte de un equipo que supera “los alcances y las limitaciones de una sola persona” y que, por tanto, “no tenemos derecho a ser abusivos, arrogantes, ni fuera ni dentro del juzgado o tribunal”.
Los jueces de la democracia deben procurar no amigarse con aquellos que luego pueden litigar ante ellos, aunque algunos consideren que estas restricciones son gravosas.
Lo que sí deben procurar es el efectivo acceso a la justicia y el respeto al debido proceso, lo que deben generar es confianza social, credibilidad en los jueces, concluyó.
Los gobiernos y los órganos del Estado, sostuvo, intentan utilizar “atajos constitucionales” y explorar caminos que pueden ser explicables y comprensibles para algunos, pero nunca deben serlo para los jueces.
En un discurso particularmente duro e inusual, Silva Meza dijo que los jueces de la democracia “no deben confundir el interés del gobierno con el de los individuos”.
Silva Meza dio así la bienvenida a 35 nuevos magistrados y 20 jueces de distrito que tomaron protesta ante los plenos de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
El ministro, quien recorrió toda la escalera de la carrera judicial, exhortó a los nuevos juzgadores a no restringir derechos fundamentales, “creyendo en la importancia de las urgencias administrativas, enarbolados por entes públicos”.
Recordó a los flamantes magistrados y jueces que “no estarán a cargo de una oficina destinada a complacer a abogados litigantes, a gobiernos, a empresas o a otros jueces del nivel que sean (como serían los propios ministros de la SCJN)”. A ustedes les corresponde, dijo en la sesión solemne que se desarrolló en el salón de pleno del máximo tribunal, proteger al individuo del abuso de las autoridades, respetar y hacer respetar los derechos fundamentales.
Estamos destinados a evitar que se cometan abusos en nombre de lo urgente, de las razones de Estado, de la utilidad pública, del interés general, indicó. Silva dejó la impresión entre los presentes que se refería al combate al crimen organizado y las constantes quejas por violación de garantías individuales cometidas por las fuerzas federales o al conflicto en Luz y Fuerza del Centro, en donde el gobierno federal ha sido acusado de colocar el interés económico y administrativo por encima de los derechos laborales de los más de 40 mil trabajadores que fueron despedidos.
Convocó a los juzgadores a “no confundirse”, porque su encargo “no los convierte en los dueños de una empresa o de un negocio”. Los jueces de la democracia no son patrones, forman parte de un equipo que supera “los alcances y las limitaciones de una sola persona” y que, por tanto, “no tenemos derecho a ser abusivos, arrogantes, ni fuera ni dentro del juzgado o tribunal”.
Los jueces de la democracia deben procurar no amigarse con aquellos que luego pueden litigar ante ellos, aunque algunos consideren que estas restricciones son gravosas.
Lo que sí deben procurar es el efectivo acceso a la justicia y el respeto al debido proceso, lo que deben generar es confianza social, credibilidad en los jueces, concluyó.
Jesús Aranda, La Jornada, 28 de octubre.
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