Alertan de falta de estrategia para “blindar” la frontera sur

A utoridades locales de las entidades que componen la frontera sur de México reconocieron que esta zona se ha convertido en un punto “poroso” en donde se cometen todo tipo de delitos y en el que los recursos del Estado son insuficientes.

En Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, donde se comparten los mil kilómetros de frontera con Guatemala y Belice, legisladores, investigadores y corporaciones admiten que no se puede tener el control en ciertas áreas donde, además, los límites internacionales están entre ríos que son difíciles de vigilar.

Funcionarios locales de esta área del país coincidieron con el despacho difundido en Wikileaks en diciembre de 2010, en el que Estados Unidos alerta de “serios problemas de seguridad y cumplimiento de la ley” en la frontera de México con Guatemala.

El cable de la embajada destaca que mientras los 3 mil kilómetros de frontera entre Estados Unidos y México son vigilados por 30 mil elementos estadounidenses (10 por kilómetro), México cuenta con 125 agentes para los mil 200 kilómetros de la frontera sur (un policía cada ocho kilómetros).

En el estado chiapaneco —el que comparte mayor extensión con zona internacional, 656 kilómetros— la frontera se extiende a lo largo de ríos, montañas y terrenos irregulares. En esa entidad, datos del gobierno de Chiapas indican que sólo de 10 a 20% de la migración cruza por áreas de control, mientras que el resto lo hace por caminos y senderos de extravío.

El gobernador Juan Sabines Guerrero reconoció recientemente los riesgos de seguridad en la zona sur del país, que llamó de “porosidad multinacional”. “No sabemos quiénes son, a qué vienen, no tenemos mayor conocimiento de qué está entrando al país; también entran drogas y armas, tampoco hay una eficiente estrategia aun para contener lo que ingresa a México, a través de la porosidad de las fronteras, de la frontera multinacional que tenemos en el sur”, advirtió el mandatario en el pasado Foro Internacional de Migración y Trata de Personas.

En un recorrido realizado desde Tapachula hasta Ciudad Hidalgo —esta última frontera inmediata con Guatemala— no se observó algún tipo de vigilancia, retén del Ejército mexicano o puntos de control de la Policía Federal, estatal o del Instituto Nacional de Migración (INM).

Lo mismo ocurrió en el río Suchiate, que sirve de división entre México y Guatemala, donde se pudo observar la presencia de vehículos del lado nacional descargando mercancía a la orilla del afluente para ser cruzada en balsas construidas con grandes neumáticos y tablas hacia el país vecino.

Desde el lado guatemalteco, en otro punto visible desde la misma Ciudad Hidalgo fue posible ver cómo hombres descargaban azúcar y otros artículos para pasarlos por las mismas balsas hacia el territorio mexicano.

Del otro lado del río, una veintena de hombres centroamericanos esperaban el momento para cruzar nadando el Suchiate. “Este es el primer brinco que hacemos para cruzar, aquí está tranquilo hasta Huehuetán donde está la primer caseta —a 50 kilómetros de Ciudad Hidalgo”, señaló el salvadoreño Estuardo Funes desde tierra mexicana; él ya había pasado nadando.

“Intercambio comercial”

Balseros de la zona admiten que el intercambio comercial irregular es algo cotidiano. Desde las 6:00 horas hasta que el sol se oculta, dicen, se da el ir y venir en improvisadas embarcaciones cargadas de personas, diesel, gasolina, huevo, arroz, frijol y cervezas que pasan de un territorio a otro sin ningún tipo de control aduanal o de salubridad.

Por las noches, mencionó un joven balsero que rechazó dar su nombre, es posible ver el tráfico de drogas, de personas y armas.

La inseguridad, el comercio ilícito y flujo no controlado de migrantes propició que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) analice ahora la necesidad de mover más tropas a los límites fronterizos, según declaraciones de Salvador Cienfuegos Zepeda, comandante en Chiapas de la Séptima Región Militar.

Rogelio Hernández de la Mata, secretario de Seguridad y Protección, aseguró que la seguridad de la frontera sur es fortalecida de manera permanente, y que la región es vigilada por tierra, mar y aire con dispositivos satelitales que permiten acotar las incursiones criminales.

Situación preocupante

En Tabasco, Campeche y Quintana Roo también reconocen la falta de vigilancia y, sobre todo, de recursos económicos y humanos para atacar el problema del tráfico de mercancía y personas, secuestros y migración en la frontera sur.

Gumersindo Jiménez Cuervo, director de la Policía Municipal de Othón P. Blanco, Quintana Roo, admitió que es “preocupante” que en esta región, sobre todo porque es una frontera líquida con más de 150 kilómetros del río Hondo en ese estado, sea difícil garantizar la seguridad.

“Cada día se abren más brechas o ‘puntos ciegos’ en las que se puede estar pasando de todo y no se sabe en qué cantidades”, reconoció el munícipe.

Víveres, refrescos y cerveza es lo que se trata de pasar de Belice a Quintana Roo, y desde Guatemala mariscos y ropa, en comunidades como La Unión, Botes, Cocoyol, Sacxan, Ucum y Juan Saravia, mencionó el alcalde.

Líderes campesinos del sur del estado de Campeche calificaron la zona fronteriza con Guatemala como “tierra de nadie”, mientras que la delegada del INM, Nelia Pérez Curmina, reconoció que la dependencia se ve limitada pues sólo cuentan con 55 elementos de los cuales sólo 34 son agentes inspectores, lo que se vuelve insuficiente para hacer la labor de control y verificación.

Pérez Curmina dijo que el bajo presupuesto asignado y el escaso personal son insuficientes para el control y verificación migratoria.

El líder del Frente Campesino Emiliano Zapata, Luis Antonio Che Cu, dijo que hay unas 100 comunidades fronterizas que están asentadas de manera irregular y pobladas, en su mayoría, por indocumentados, donde prevalece “la pobreza y la miseria” y faltan caminos dignos, alumbrado público y agua potable.

“Desde hace años, la porosidad del terreno y la falta de presencia de las autoridades como el Ejército y la policía han servido para que sea un área donde imperan los grupos de la delincuencia organizada y de traficantes”, mencionó.

Fuentes castrenses que pidieron el anonimato, reconocieron que en el estado de Campeche hay puntos de control como La Tolva y El Desengaño, pero debido a lo accidentado del terreno resulta difícil evitar que se cometan delitos.

El diputado priísta del XIV distrito, Candelario Salomón Cruz, dijo que este problema está a lo largo de 195 kilómetros de frontera entre los municipios Calakmul, en México, y Candelaria, en Guatemala, donde no hay presencia militar ni de la Policía Federal.

“Es un foco rojo que la Presidencia de la República, la Secretaría de Seguridad Pública Federal y todas las autoridades policiacas deben tomar en consideración y ponerle mayor importancia; sin lugar a dudas que se combatiría mucho más el narcotráfico, la delincuencia organizada y el tráfico de armas; serviría muchísimo blindar la frontera”, dijo el legislador.

En Tabasco, alcaldes y legisladores consideraron la frontera internacional del estado como una zona “en abandono” en materia de seguridad.

La presidenta de la Comisión de Asuntos de la Frontera Sur en el Congreso, Lorena Beaurregard de los Santos, afirmó que hay una “desatención total”, lo que calificó como incongruencia si el gobierno federal asegura que combate al crimen organizado.

El alcalde del municipio fronterizo Emiliano Zapata, Miguel Jiménez Landero, señaló que las comunidades tabasqueñas son las que sufren directamente el tráfico de armas y droga en esa zona. El edil panista dijo que en las comunidades de Chablé y Gregorio Mendez son áreas peligrosas para sus habitantes, ya que ahí se concentran los integrantes del crimen organizado que controlan estas actividades y el tráfico de indocumentados.

El diputado por el municipio fronterizo de Balancán, Alberto de la Cruz Pozo, sostuvo que es mínima la seguridad que se ofrece por parte de las instancias de gobierno.

Aunque a su criterio los delitos han disminuido, el legislador panista admitió que es una frontera “totalmente abierta y con poca vigilancia. Por ello, pedimos el apoyo del gobierno federal y estatal”, y detalló que el tráfico ilegal se da principalmente en los límites entre el municipio de Tenosique y el territorio del estado de Chiapas, por ser una zona de montañas y selva.

Ambos legisladores coincidieron en que se requiere mayor presencia de las fuerzas federales para vigilar la frontera sur del país.

Reforzar el tejido social

En concordancia con la demanda de atención en materia de seguridad y desarrollo social por parte de legisladores y alcaldes, la investigadora de la Universidad de Quintana Roo, Natalia Armijo, advirtió que el gobierno mexicano no debe confiarse y esperar el deterioro del tejido social en la frontera sur, porque “la presencia de la delincuencia organizada y la corrupción hacen más fácil el involucramiento de las autoridades y la comunidad en los ilícitos.

“Hay muy pocos cruces legales y una infinidad de cruces ilegales. El gobierno de Belice reportó la existencia de 16 ‘puntos ciegos’ a lo largo de la ribera del río Hondo”, mencionó la autora del libro “Migración y Seguridad: un nuevo desafío en México”.

En cuanto al tráfico de armas, dijo que éste no se compara con lo que sucede en la frontera norte, ya que el que se da en el sur es armamento viejo de las guerrillas de los ochenta.

El tema de mayor atención, mencionó, es el del sector de la juventud que ante las pocas opciones de vida que tiene, son invadidos por un sentimiento de frustración que los lleva a incorporarse al pandillerismo.

“Si no cuidamos a nuestra juventud, no tenemos derecho a estar lamentándonos en los próximos años de lo que suceda”. (Óscar Gutiérrez, María de Jesús Peters, Francisco Ynurreta, Roberto Barboza y Silvia Hernández)

El Universal, 16 de mayo.

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