Óscar Carrillo y Gabriela Enríquez viven en Pátzcuaro, Michoacán, donde advirtieron que varios pueblos circunvecinos están habitados casi exclusivamente por mujeres y ancianos. El fenómeno, que se repite en varios estados del país, es resultado de la alta tasa de hombres que emigran a Estados Unidos para mejorar sus condiciones de vida.
Para entender mejor lo que ocurría en esta diáspora realizaron el documental ¿Adónde vas, loco?, que se estrenará hoy a las cinco de la tarde en la Casa del Lago de Chapultepec, presentado por el director de cine Rafael Montero y Fabienne Venet, fundadora de Sin Fronteras, institución de asistencia a los migrantes. La cinta es un diálogo con jóvenes que siguen lo que ya es una tradición, dice Carrillo en entrevista. Para estos jóvenes ir a Estados Unidos es algo muy común, “porque antes se fueron sus abuelos y sus padres, y ahora les toca a ellos. Es un rito: cuando terminan la secundaria o algo así se tienen que ir”.
El director afirma que las redes de trabajo y sociales de los jóvenes están del otro lado, lo que hace que sus expectativas de sobrevivencia estén más aseguradas en Estados Unidos que en su propio país. El documental fue realizado con entrevistas principalmente a jóvenes y se basa en preguntas cómo: ¿A dónde van tus pasos? ¿A dónde quieres ir? ¿Cuál es tu meta? “Los jóvenes se van a conseguir dólares, pero muchas veces éstos son para sueños vacíos, como una casa que nunca van a habitar, y se queda abandonada en su pueblo. Se pretende que los jóvenes reflexionen sobre lo que quieren lograr si se van allá, y si vale la pena ese sueño”.
Los entrevistados manifiestan que no son parte de la comunidad que los rodea, explica el cineasta. “Llegan allá, consiguen trabajo fácilmente, pero se dan cuenta de que no es lo que pensaban, que no pertenecen a la comunidad. Muchas veces se encuentran con que ya no pueden regresar, se convierten en adultos, tienen hijos y se establecen. Nosotros lo hemos llamado ‘La maldición del no retorno’. Otros tienen la suerte de regresar”.
Varios jóvenes deportados deciden ya no volver a Estados Unidos porque han sufrido mucho. “No se trata sólo de riesgos físicos, sino también está el drama de no ser parte de la comunidad y dejar de ver a su familia. Sin embargo, no se trata de incitar al joven a irse o a quedarse, sino a reflexionar, porque también hay cosas buenas, y muchas veces irse a Estados Unidos es la única posibilidad que tienen. También una persona que migra gana una nueva forma de ver y concebir la vida”.
Luego del estreno, la cinta se proyectará en Casa del Lago los sábados 12 y 26 de abril. Posteriormente se llevará a comunidades con alto índice de migrantes. También se tiene interés de presentarlo entre los centros migrantes en Estados Unidos.
Para entender mejor lo que ocurría en esta diáspora realizaron el documental ¿Adónde vas, loco?, que se estrenará hoy a las cinco de la tarde en la Casa del Lago de Chapultepec, presentado por el director de cine Rafael Montero y Fabienne Venet, fundadora de Sin Fronteras, institución de asistencia a los migrantes. La cinta es un diálogo con jóvenes que siguen lo que ya es una tradición, dice Carrillo en entrevista. Para estos jóvenes ir a Estados Unidos es algo muy común, “porque antes se fueron sus abuelos y sus padres, y ahora les toca a ellos. Es un rito: cuando terminan la secundaria o algo así se tienen que ir”.
El director afirma que las redes de trabajo y sociales de los jóvenes están del otro lado, lo que hace que sus expectativas de sobrevivencia estén más aseguradas en Estados Unidos que en su propio país. El documental fue realizado con entrevistas principalmente a jóvenes y se basa en preguntas cómo: ¿A dónde van tus pasos? ¿A dónde quieres ir? ¿Cuál es tu meta? “Los jóvenes se van a conseguir dólares, pero muchas veces éstos son para sueños vacíos, como una casa que nunca van a habitar, y se queda abandonada en su pueblo. Se pretende que los jóvenes reflexionen sobre lo que quieren lograr si se van allá, y si vale la pena ese sueño”.
Los entrevistados manifiestan que no son parte de la comunidad que los rodea, explica el cineasta. “Llegan allá, consiguen trabajo fácilmente, pero se dan cuenta de que no es lo que pensaban, que no pertenecen a la comunidad. Muchas veces se encuentran con que ya no pueden regresar, se convierten en adultos, tienen hijos y se establecen. Nosotros lo hemos llamado ‘La maldición del no retorno’. Otros tienen la suerte de regresar”.
Varios jóvenes deportados deciden ya no volver a Estados Unidos porque han sufrido mucho. “No se trata sólo de riesgos físicos, sino también está el drama de no ser parte de la comunidad y dejar de ver a su familia. Sin embargo, no se trata de incitar al joven a irse o a quedarse, sino a reflexionar, porque también hay cosas buenas, y muchas veces irse a Estados Unidos es la única posibilidad que tienen. También una persona que migra gana una nueva forma de ver y concebir la vida”.
Luego del estreno, la cinta se proyectará en Casa del Lago los sábados 12 y 26 de abril. Posteriormente se llevará a comunidades con alto índice de migrantes. También se tiene interés de presentarlo entre los centros migrantes en Estados Unidos.
Nota de Xavier Quirarte, Milenio 29 de marzo.
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