Ruidosos y vocingleros, provistos de globos, silbatos, pancartas y tambores, los líderes del Movimiento Territorial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) secundaron de inmediato y con el puño en alto la consigna, proclama y grito de su líder Carlos Flores Rico: ya se van los del PAN, ya se van los del PAN
.
Feliz por el eco alcanzado, aun entre quienes integraban el estrado, el legislador remató: ¡Y nosotros los vamos a sacar!
Inusual manera de alentar en favor de Enrique Peña Nieto, su abanderado presidencial y que él, más adelante usaría para alertar a no caer en la inercia.
No podemos suponer que por ser hoy el partido que está mejor evaluado o en el que se cifra la mayor esperanza de la sociedad mexicana por encontrar un rumbo de certidumbre y de mayor esperanza, esa sola inercia sea la que nos haga ganar.
Se equivocan si así piensan, les dijo, y llamó a la estructura del partido a comprometerse y realizar la campaña con mística y congruencia.
El mexiquense les pidió sudar la camiseta
y no caer en simulaciones ni en prácticas de antaño
. El PRI debe ser un partido de avanzada
y llevar a todos su oferta para atender la violencia, su estrategia para crecer económicamente y para combatir la pobreza.
Un PRI y un candidato presidencial en suma, a los cuales, sin embargo, militantes procedentes de Oaxaca se indisciplinaron y en pleno acto de adhesión desplegaron una manta sin destinatario pero en la cual expresaban su rechazo a un perdedor retrógrado
.
Se caía –al menos con ese gesto– la estrategia diseñada para dejar fuera a Peña Nieto de los conflictos internos por las candidaturas al Congreso. Testigo del mismo fue también Miguel Osorio Chong, secretario de organización del PRI y encargado de las nominaciones.
El resto del auditorio –los más notorios provenían de Tamaulipas, Nuevo León, Distrito Federal y Tabasco– apenas daba tregua con algo parecido al silencio cuando se pronunciaban los discursos.
Lo suyo era ovacionar lo mismo a Peña Nieto que a sus líderes, entre ellos Cuauhtémoc Gutiérrez, el controvertido dirigente de los pepenadores, esta vez con un papel menos protagónico respecto al del pasado domingo, cuando llevó a 20 mil personas al Palacio de los Deportes en apoyo al abanderado presidencial.
Porque ahí todos eran finalmente parte de una estructura partidista a la cual el mexiquense buscó persuadir a trabajar por su causa y ante la cual esbozó una autocrítica: cuando el PRI se apartó de lo que era la demanda social y la respuesta que hacían sus gobiernos, evidentemente le fue mal en las elecciones
.
Otros asistentes fueron el presidente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, y el ex presidente del mismo, Mariano Palacios Alcocer. Y eligió para celebrar aquí su cumpleaños (según esto, previo permiso ante las instancias respectivas) el gobernador de Aguascalientes, Carlos Solórzano y el ex secretario de Desarrollo Social, Carlos Rojas Gutiérrez, a quien se ubica como el próximo coordinador de la campaña de Beatriz Paredes por la jefatura de Gobierno capitalina. Y fue presentada con especial deferencia María Elvia Amaya, esposa de Jorge Hank Rhon, a quien muchos ubicaban hace unas semanas como segura candidata al Senado por Baja California y no fue así.
Frente a ese auditorio, Peña Nieto afiló su objetivo: el PRI quiere reorientar el camino que lleva el país y abatir de raíz la pobreza
, porque ésta se ha incrementado tras una década de gobierno del partido de la alternancia
.
Así, 20 años después, la organización adherente creada por Luis Donaldo Colosio ayer acuñó gritos de batalla, porque lo bueno de este asunto es que ya se va a acabar. ¡Se van los del PAN y no volverán!
Rosa Elvira Vargas, La Jornada, 10 de febrero.
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