La bendición del Presidente

Antes de las 19:00 horas, cuando todavía había dudas sobre el resultado de la elección interna del PAN, el presidente Felipe Calderón telefoneó a Josefina Vázquez Mota para felicitarla por su triunfo. Dos horas más tarde, en el tercer piso de la sede nacional del PAN, se fundió en un abrazo con ella.

Observaban la escena los gobernadores Marco Adame y Emilio González; la primera dama Margarita Zavala; el dirigente Gustavo Madero; el presidente de la Comisión Nacional de Elecciones, José Espina, y los precandidatos perdedores Santiago Creel y Ernesto Cordero.

Calderón se trasladó desde Los Pinos hasta la colonia del Valle para garantizar el final feliz en una contienda que, hasta el día de ayer, registró acusaciones de acarreo, presiones y juego sucio entre corderistas y josefinistas.

El Presidente cerró la pinza, se tomó una foto y prefirió no aparecer en el evento en el salón Manuel Gómez Morin, en donde las cámaras de televisión esperaban el momento en que la cúpula panista ungiera a la candidata y los derrotados le levantaran el brazo.

Con Calderón fuera de la escena pública, Vázquez Mota bajó hasta el salón arropada por dirigentes, gobernadores, legisladores, decenas de simpatizantes y la candidata del PAN a la jefatura de gobierno del DF, Isabel Miranda de Wallace.

Creel, que ya en 2005 vivió el mismo trago amargo, lucía resignado y hasta sonriente.

Cordero felicitó a la ganadora en su cuenta de Twitter a las 9 de la noche, con un lacónico "felicidades Josefina" que horas después se convirtió en trending topic en la red social.

En el mundo real, Cordero se colocó a lado izquierdo de Josefina, y mostraba con una mueca lo incómodo que le resultaba el momento. Pero ahí estuvo. Levantando el brazo de quien, según dijo en los dos debates, es más forma que fondo.

El apoyo de los gobernadores de Sonora, Guanajuato, Baja California y Baja California Sur; la operación de delegados de diversas dependencias federales en los estados y el apoyo de decenas de operadores de estructuras partidistas no le fueron suficientes para derrotar a Vázquez Mota.

Si efectivamente Cordero era el delfín de Calderón, ayer quedó claro que Los Pinos ya no define elecciones, ni siquiera dentro del partido del primer mandatario.

La derrota de Cordero se sumó a la de Luisa María Calderón en los comicios de noviembre en Michoacán. Mala racha para un Presidente que ayer apareció a las 14:00 horas, en un centro de votación colocado junto a la estatua del Maquío, en Insurgentes, para emitir su voto, despreocupado y hasta sonriente.

Calderón accedió incluso a dar una entrevista banquetera a los reporteros, y aprovechó para decir, desde esa hora, que los panistas debían salir unidos del proceso y cerrar filas con quien resultase ganador.

Por la noche se supo que en esa casilla, donde también votó el Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, y los operadores de Cordero, Rogelio Carbajal y Mariana Gómez del Campo, Vázquez Mota casi duplicó los votos de Cordero: 413 contra 237 votos del presunto delfín del Presidente.

 
Funeral y fiesta
 
Desde las 16:00 horas, cuando cerraron los centros de votación en la mayor parte del país, los cuarteles de Cordero y Josefina empezaron a mostrar lo que vendría.

En el salón México 5 del Hotel Crowne Plaza, una docena de mesas de coctel, un templete y una pantalla quedaron a la espera de ser utilizadas. Las camisas blancas, con la leyenda "Ernesto Cordero, candidato 2012. Ganamos" bordada en la espalda, se quedaron empacadas, y las botellas de champagne no se destaparon.

La casa que usó Cordero en su precampaña, en la colonia del Valle, también lucía desierta.

Encerrados en una oficina alterna, Cordero y los suyos se aislaron para recibir los reportes que, poco a poco, los hicieron perder la esperanza.

En contraste, Vázquez Mota llegó a su oficina de la calle Sacramento pasadas las 18:00 horas, acompañada de Roberto Gil, su esposo Sergio Ocampo y sus tres hijas.

Hasta ahí llegaron sus operadores electorales con buenas noticias: Alejandro Vázquez Cuevas presumía un dos a uno en Veracruz, y Gustavo Parra un tres a uno en el Estado de México.

A las 19:00 horas Vázquez Mota se encerró con su equipo para dar los últimos toques al discurso que leería en la sede panista. En los jardines de la misma casa donde Fox y Calderón planearon sus campañas presidenciales, la fiesta iba cobrando forma.

Mientras, Espina, Madero y Calderón empezaron a operar la unidad post contienda, convocando a Creel y Cordero a aparecer junto a Josefina una vez que hubiera resultados oficiales.

Creel fue el primero en aparecer en la sede partidista. Reconoció su nueva derrota y agradeció el apoyo de su equipo. Luego llegó Vázquez Mota, después Cordero y un poco más tarde Calderón.

La Comisión de Elecciones informó, casi a las 21:00 horas, que con el 86.7 por ciento de los centros de votación computados la victoria era contundente: Vázquez Mota, 226 mil 790 votos (55 por ciento); Cordero, 156 mil 958 votos (38.1 por ciento) y Creel , 25 mil 347 votos (6.1 por ciento).

Con esos resultados, no quedaba más que salir a dar por concluida la etapa de confrontación. Las denuncias e irregularidades, el espionaje, la presión a funcionarios y las quejas por acarreo quedaron archivados.

Vázquez Mota es candidata y a partir de ayer los panistas comenzaron una nueva etapa: la de la cicatrización, el reparto de candidaturas y, como se los ordenó Calderón, la del cierre de filas.

El enemigo común ahora, según dijo la propia candidata, es Enrique Peña Nieto, a quien desde ayer el blanquiazul le declaró la guerra.


Ernesto Núñez, Reforma, 6 de febrero.

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